En noviembre pasado, en base a cifras del Senasa que son difundidas por el OCLA (Observatorio de la Cadena Láctea), Bichos de Campo informó que en la Argentina, por primera vez en la historia y como fruto de un proceso de concentración que avanza implacable, quedaban menos de 10.000 tambos.
En ese momento, en base a los datos oficiales disponibles, se registraban 9.735 los tambos y la caída respecto de los 10.197 que existían en 2023 llegaba a 4,5%. Una fortísima pérdida para solo un año, que pasó inadvertida porque a nadie -y mucho menos a los funcionarios de gobierno- parece importarle, pese a la pérdida de arraigo rural que esto significa.
Ahora debemos informar que la situación era mucho peor, y que en realidad la desaparición de tambos ha sido mucho más acelerada de lo que se creía.
Nuevamente recurriendo a los datos disponible en Senasa al 31 de diciembre pasado, ahora nos enteramos que en realidad la cantidad de establecimientos lecheros que quedan en la Argentina es de solo 9.129. Allí en total se ordeñan un total de 1.483.148 vacas.
¿Qué quiere decir? Que se ajustó el dato previo de 9.735 tambos para 2024 y han desaparecido (al menos de los registros sanitarios) otros 600 desde que se hizo el último relevamiento del RENSPA.
¿Y esto que significa? Pues nada cambia del título que pusimos en noviembre: En 2024, por primera vez la Argentina tiene menos de 10.000 tambos. Pero sí debe modificarse el porcentaje de reducción entre un año y otro: en vez de un 4,5% que ya mostraba la estadística, ahora hay que poner nada menos que 10,5%. Porque esa es la caída entre los 10.197 tambos que seguían en pie en 2023, y los 9.135 tambos que permanecían activos a fines de 2024. En total se perdieron 1.068 tambos.
Curiosamente este proceso de fuerte ajuste en la cantidad de unidades productivas se registró en un año que será recordado por los buenos precios cobrados por los productores de leche, ya que la producción bajó casi 7% debido a los efectos de la fuerte sequía de 2022/23. Pero los tambos que cierran son los que no soportaron los mayores costos de esa etapa, o los que no encuentran recambio generacional o mano de obra, que es otro de los problemas recurrentes en los tambos familiares.
Igual suena inútil dar esta noticia, porque parece no interesarle a nadie. Ni el presidente Javier Milei, ni el secretario de Agricultura Sergio Iraeta, ni el director nacional de Lechería Sebastián Alconada, han pronunciado una palabra que exprese preocupación por este proceso, que significa en definitiva menos valor agregado y menos gente viviendo en el campo.
Pero quizás a alguien le interese a los fines estadísticos el siguiente cuadro publicado ahora por el OCLA, con las actualizaciones del Senasa. Dice que Santa Fe es la provincia más lechera, con 31,9% de las vacas y 34,7% de las unidades productivas, por encima de Córdoba (38% de los tambos) y Buenos Aires (20% de los tambos).
No entiendo la conexión entre “no le preocupa al pte, al ministro ni al director nac de lechería” y las causas de cierre que se enumeran, como falta de recambio generacional y/o de mano de obra, y no por hubiera caída de precios sino todo lo contrario.
Miley , Iraeta, y Alconada sabían lo que venía; como ustedes,.Bichos de campo pero, el antiperonismo es más fuerte; así que ajo y agua para todos… Tal vez, vuelva otro Néstor a salvarle las papas nuevamente… Y así seguirá la rueda, los ayudan a levantarse y luego morderán la mano a quien se la tendió… .
Sativa déjalo a Néstor abrazando cajas fuertes en el infierno.