La cordobesa FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) presentó en las última horas un nuevo informe sobre cómo se forman los precios de un producto agropecuario a lo largo de la cadena. En este caso le tocó el turno a la leche, pero los datos corresponden a febrero pasado, cuando el mundo era completamente diferente al de ahora, pre crisis del Coronavirus. Hacemos este aviso porque todo puede cambiar en los próximos meses, ya que en muchos países se está desplomando el consumo de lácteos y esto altera mucho todos estos números.
Así que podemos decir, en base a este informe, que hasta febrero pasado, cuando el mundo parecía un lugar normal, que para ese entonces el productor tambero estaba obteniendo una participación razonable sobre el precio final de un litro de leche, pues su participación superaba el 30%, lo que es considerado un valor histórico. ¿Y por qué es importante este dato? Bueno, en lo peor de la crisis lechera de los últimos años, este indicador había caído por debajo del 20%. Y entonces se fundían cientos de tambos.
“Desde que la leche sale del productor hasta que le llega al consumidor, el precio se multiplica 3,22 veces”, explicó Natalia Ariño, economista de FADA. A lo largo de la cadena, ese precio se va componiendo por los costos de producción en el tambo y la industria (72%), los impuestos (26,8%) y el resultado (1,2%).
“Un ítem muy importante que cambió la composición del precio de la leche fue la reimposición del IVA a la leche, que se había reducido al 0% y subió nuevamente en enero al 21%. Así, los impuestos recuperan la participación”, agregó David Miazzo, economista jefe de FADA.
Según indica este último estudio, de acuerdo a INDEC, la leche registró en febrero pasado un precio promedio de 57,41 pesos. Ese valor se va formando de la siguiente manera: el tambo representa el 30,2% (17,35 pesos) del precio, la industria el 27,4% (15,72 pesos), el comercio el 15,6% (8,96 pesos) y el Estado el 26,8% (15,39 pesos).
El productor tambero recibió 17,84 pesos por litro de leche vendido a la industria. En dólares, eran 0,28. “La relación se mantuvo relativamente estable si se lo compara con un año atrás, pero con una caída del 12% si se lo compara con febrero de 2017”, cuando fue de 0,31 dólares. De todos modos, como ya dijimos, se considera histórica una participación cercana al 30% del valor final del sachet.
Mirá la explicación del informe realizada por Natalia Ariño:
El informe de FADA también analiza el efecto que la actual pandemia podría tener sobre el sector. “En las primeras semanas de aislamiento obligatorio aumentó el consumo de productos lácteos porque los consumidores se vieron incentivados a stockearse con productos básicos, entre ellos la leche larga vida. Esto se debió a algunos temores en torno a problemas de abastecimiento, que afortunadamente no sucedieron en prácticamente ninguna cadena alimentaria. Sin embargo, es esperable que este pico de consumo se vea afectado a mediano plazo por la caída en la actividad económica, el empleo y el poder adquisitivo, producto de los efectos económicos de la pandemia y cuarentena, afectando el consumo interno y las exportaciones de manera negativa”, explicó Miazzo.
Las ventas al consumo interno de lácteos habían caído un 6% en 2019 respecto a 2018. Productos como crema, dulce de leche, leches chocolatadas, manteca, postres y yogures presentaron caídas del 10%. Leche y quesos, productos tradicionales en el consumo de los argentinos, sufrieron ambos una reducción de sus ventas del 6%.
La caída en las ventas al mercado interno tiene como principal causa la disminución del poder adquisitivo de la población. En base a datos del INDEC, los salarios perdieron en los últimos 12 meses (febrero de 2020 contra igual mes de 2019) un 3,9% contra la inflación, y un 14,1% en los últimos 24 meses, al tiempo que la actividad económica cayó un 1,8% en los últimos 12 meses y un 7,4% en los últimos 24 meses.
Según el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), el consumo per cápita en 2019 alcanzó el nivel más bajo desde 2003, con 182 litros anuales, representando una caída del 3,8% respecto 2018.