Migue Schiariti, el presidente de CICCRA (la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes), lleva desde hace años la estadística sobre la evolución de ese sector, que se refleja todos los meses en un puntilloso informe con todos los datos de faena, exportación y consumo de carne. Nadie mejor que él, entonces, para revisar el escenario que dejó el 2020.
“Fue un año muy extraño, realmente extraño, porque aumentó la producción a pesar de que aumentaron los costos industriales producto de la cuarentena y del distanciamiento. En ese marco se enlentecen las faenas y hubo mucha ausencia de personal (en las plantas frigoríficos). Un trabajador pasaba por el medico y si carraspeaba un poquito, lo mandaban para la casa”, describió el dirigente industrial.
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También el negocio de exportación registró complicaciones inusuales por la pandemia de Covid. “China cerró los puertos incluso para mercadería que viajaba hacia allá desde noviembre y diciembre, y que cuando llegó no tenia donde descargarse”, recordó Schiariti a Bichos de Campo.
De allí la rareza de este año tan particular: en medio de este escenario caótico la Argentina pudo mostrar indicadores productivos y comerciales positivos.
Describió el presidente del CICCRA: “Fue un año muy difícil y aun así los indicadores son positivos en términos de producción y de exportaciones. Se vendieron 917 mil toneladas al exterior, las mayores exportaciones de los últimos treinta años”.
Inevitable comparar esta desempeño con el de 2015, cuando cambiaba el gobierno de Cristina por el de Mauricio y se eliminaban los controles sobre la exportación de carne vacuna, al eliminar los ROE Rojos.
“Recordemos que en 2015 la Argentina exportaba 180 mil toneladas. La producción en estos últimos años ha subido. Cuando se exportaba tan poco la producción de carne no llegaba a 3 millones de toneladas (en 2015 eran 2,7 millones). Ahora fue de 3,170 mil toneladas. El aumento de la producción hizo que la exportación tuviera una participación del 29% del total producido”. destacó Schiariti.
Pese al crecimiento de la oferta, el gran castigado fue el consumo interno, que cerró el año absorbiendo el 71% de la producción de carne, cuando en los años de intervención su participación había caído a solo 8%.
-¿La caída del consumo de carnes es el peor indicador de 2020? Si uno lee el informe de CICCRA dice que es el más bajo en 100 años…
-Sí, es cierto. Pero esto viene ocurriendo desde hace mucho tiempo. La caída del consumo respecto del año pasado ha sido de 1,2 kilos anuales per cápita, pero si lo miramos contra 2017, ha llegado a un descenso de 7 kilos. Es decir que el consumo viene cayendo sistemáticamente desde hace por lo menos 15 años. Esto es producto no solo de caída de poder adquisitivo sino de nuevos hábitos de consumo.
-¿Son los veganos?
-El veganismo todavía no influye demasiado. Hacen mucho ruido los veganos y son bastante agresivos para quienes somos omnívoros. Pero hacen más ruido de lo que representen y alcanzan a 2% de la población, nada más. Entre veganos y vegetarianos están en alrededor del 6%.
-Pero los precios de la carne deben haber influido. En el último bimestre hubo un sacudón. Y el asado, que subió 90% en todo el año, aumentó entre noviembre y diciembre cerca del 30%.
-Sí, es cierto, pero la carne venía con precios atrasados. Además se conjugaron una serie de factores macroeconómicos. Pero si miran el mercado de la última semana de diciembre, y comparan con la primera de enero, el novillo y los animales de consumo cayeron 20 mangos por kilo vivo.
-¿Se terminó la escalada?
-Diciembre no solo tiene las fiestas sino que cierran los balances impositivos de casi todos los productores ganaderos y nadie quiere vender antes del 31 de diciembre porque esa venta aparece como una utilidad. Te cuesta 35% que es lo que pagas de Ganancias. Por eso se retacas la oferta. en el momento de mayor demanda. Además en diciembre nadie quiere dejar de consumir asado, hay una demanda extra que además coincidió con el fin de la cuarentena.