Es agrónoma e investigadora del Conicet y este 2023 obtuvo el Diploma al Mérito en los Premios Konex donde se reconocieron a las 100 personalidades más destacadas de la década en Ciencia y Tecnología. Pero, por sobre todas las cosas, a María Elena Otegui* se la reconoce por su contribución al desarrollo del maíz tardío, aunque aclara que su tesis de grado no fue sobre este cereal sino “sobre la evaluación de trigos y triticales sudafricanos”. En esa tarea tuvo como director al agrónomo Fernando Miguez, entonces docente de la Cátedra de Cerealicultura, quien le hizo dar los primeros pasos en investigación sobre maíz y allí comenzó todo.
Desde la redacción de Bichos de Campo quisimos entrevistar a María Elena para hablar sobre distintos temas y este es el resultado.
-¿Cree que es posible producir maíz con buenos rindes de forma agroecológica?
-La agroecología significa buenas prácticas agrícolas, tendientes a sistemas productivos sustentables pero no reñidos con el uso de agroquímicos. No hay razones para no obtener, entonces, buenos rendimientos de maíz. Otra cosa es hacerlo en sistemas orgánicos. En estos últimos los rendimientos son muy inferiores. Pueden ser rentables para el productor, pero significarían producciones globales insuficientes para sostener la demanda mundial actual.
-Usted es corredora y en alguna oportunidad mencionó que ha llegado a resolver problemas mientras corre. ¿Alguna vez pudo resolver un tema vinculado a la producción agropecuaria?
-Ocurrió en dos oportunidades. No los pondría en la categoría de problema para la producción agropecuaria de manera muy directa, pero sí resolvieron un par de problemas metodológicos en nuestros trabajos experimentales. El más significativo para todo el grupo fue el de la metodología para dejar de contar estigmas de maíz (las famosas barbas) uno por uno, algo que nos insumía muchísimo tiempo. No voy a aburrir con describir lo que cambió, pero la anécdota ‘graciosa’ es que uno de los beneficiados fue un tesista que a modo de reproche me dijo “¿¡cómo no te diste cuenta antes?!”. Lo cierto es que, en efecto, correr me ayudó varias veces a resolver problemas.
-Dada su relación con la educación, ¿qué le preocupa de la formación terciaria/universitaria vinculada al agro? ¿Los planes de estudios responden a las necesidades de la actualidad?
-La carrera de Agronomía se sustenta en muchos conocimientos que derivan de las llamadas ‘ciencias duras’, como Matemáticas, Física, Química, Informática, Programación. El principal problema que detectamos está más asociado a la falta de formación en estos temas, que se arrastra de los niveles educativos previos y es variable entre estudiantes, y no tanto a si un plan de estudios incluye o no tal o cual materia.
-Además, hoy hay mucha información disponible…
-Así es. El mayor problema de las carreras universitarias no está en las materias que contienen ni en cuánta información recibe un estudiante, ya que probablemente la mayor parte de esa información hoy ya está a su alcance sin necesidad de asistir a una clase en la universidad. Cuando se tratan estas cuestiones suelo poner como ejemplo a uno de los investigadores americanos más destacados en ciencias agropecuarias, que es David Lobell. Él se define como un ecólogo agrícola dedicado a la seguridad alimentaria y al cambio climático, hoy a cargo de un centro de investigación en Stanford. Su formación de grado no es en agronomía, sino en matemáticas aplicadas. Él es un buen ejemplo de que los desafíos futuros no están en adquirir información sino en saber qué hacer con ella.
-¿Y qué fortalezas observa en los estudiantes?
-Percibo que tienen un buen entrenamiento para trabajar en equipo, lo cual es otro gran desafío actual, sobre todo cuando hay personas de diferentes disciplinas.
-¿Hay adoctrinamiento en las aulas?
-No me consta que lo haya en la Facultad de Agronomía de la UBA. Existen, lamentablemente, formas de adoctrinamiento que se establecen de modo compulsivo sobre el personal del Estado, como los recientes cursos obligatorios por diversas leyes (Micalea, Yolanda, etc.). Aberraciones sobre las que mejor ni hablar. Espero que el cambio de gobierno implique terminar con este tipo de cosas, que solo sirven para perder tiempo sin lograr cambiar en nada lo que se pretende cambiar.
-¿Qué características debe tener hoy un agrónomo/a para ser exitoso en su trabajo y usar la inteligencia artificial a su favor?
-El conocimiento está disponible para cualquier persona, incluso se puede utilizar información producida en otro idioma, porque tanto videos como textos se traducen con facilidad. Y la IA, como ChatGPT, ha venido a ampliar aún más esas capacidades ayudándonos a acceder a esa información de manera organizada, lo cual además implica un ahorro de tiempo. Así, lejos de creer que la tecnología es una amenaza, entiendo que ha hecho accesible el conocimiento a mucha más gente. Las habilidades de un profesional de la agronomía pasarán más por saber interpretar y aplicar esos conocimientos que por poder acceder a ellos, también por saber organizar/participar de equipos de trabajo con habilidades diversas. Para los docentes significa el gran desafío de pensar en clases para discutir contenidos y ejercitar su uso más que en las clásicas clases expositivas unidireccionales.
-Usted es lectora de las novelas de Henning Mankell. ¿Es porque Wallander es un detective que investiga en un entorno rural?
-Wallander trabaja en una pequeña comuna y hay un entorno rural, pero lo que más me atrajo de esas novelas no fue la ruralidad sino más bien los problemas sociológicos que el autor asocia a hechos policiales. En la época que retratan esas novelas uno de los problemas recurrentes eran casos derivados o asociados a inmigrantes, principalmente de Europa del este tras la caída de la URSS. No le encontré en su momento mucha relación con las patrullas rurales de Argentina.
-Lo último: ¿cuáles son los mayores desafíos para un productor agropecuario hoy en Argentina?
-Sobrevivir a un mercado totalmente distorsionado por el intervencionismo del Estado, con resultados negativos a la vista que no solo afectan al productor sino a toda la sociedad. Porque implica disminución de producción, pérdida de mercados y sistemas menos sustentables.
La agroecología imita a la naturaleza y, por lo tanto, no se usan fertilizantes químicos ni agroquímicos, y, POR ESO MISMO, porque en el suelo hay vida, hay biodiversidad y un ecosistema equilibrado, es que los cultivos producen más, de manera sustentable y rentable. No se depende de insumos que cotizan en dólares.
Las BPAs son para que la agricultuta industrial se realice de manera conciente y así minimizar la destrucción de los suelos, la destrucción de la salud de las personas que manipulan agroquímicos y la de los consumidores de los alimentos producidos de esta manera.
Perdon pero como ing agronomo no puedo dejar pasar algo que dijo. La agroecologia está totalmente reñida con el uso de agroquimicos. Es justamente uno de los pilares del enfoque agroecologico, ya que son amenazas a la salud y causas directas de enfermedades, sobre todo el cancer, cada vez mas generalizado.
Hasta acá sólo leo en los comentarios adhesión a una agenda globalista socialcomunista 2030, tendrían que interpretar los flecos de dicha agenda y verán que es un ataque directo e indiscriminado al estómago de millones de seres humanos. Ah, lo digo como Agrónomo.
Las terribles aberraciones adoctrinantes que considera la ingeniera:
– Ley Micaela. Breve capacitación sobre violencia de género.
– Ley Yolanda. Breve capacitación en ambiente, con perspectiva de desarrollo sostenible y con especial énfasis en cambio climático.
La agroecologia es a la agricultura, lo que la homeopatia a la medicina.
Muchas ‘interpretaciones personales’ y poca ciencia en los comentarios. La Academia lo define claramente, que les guste o no es otro tema:
https://en.wikipedia.org/wiki/Agroecology
Agroecología NO DEFINE un sistema de producción.