La familia Oroná dirige desde hace 50 años un frigorífico radicado en Córdoba, que se caracterizó siempre por la incorporación de tecnología. Hoy esa misma cualidad es la que le permite vender cortes envasados al vacio, tanto para la exportación como para el mercado interno.
En sus inicios en los años 60, los padres de Pablo y Marcelo, que hoy están al frente de la empresa, armaron una granja avícola que duró poco, porque el suministro energético era muy irregular. Fue entonces que decidieron girar al negocio de la carne vacuna.
Empezaron con una faena muy chica, pero crecieron hasta armar una red de carnicerías propia. Fueron precursores del modelo que luego se hizo famoso primero con COTO y en los últimos años con cadenas como RES o Beef.
“Mi padre fue precursor de las cadenas de carnicerías, un negocio que hoy es muy difícil de implementar. En efecto las cadenas que funcionan son las que venden otros productos, con los que hacen la diferencia económica, y que usan a la carne como anzuelo”, contó Marcelo Oroná en el newsletter que cada mes publica la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA).
El padre de Marcelo fue además uno de los fundadores de AFIC, la Asociación de Frigoríficos e Industrias de la carne de Córdoba en los años 80.
Marcelo y Pablo desde muy chicos se involucraron. “Crecimos entre cortes y menudencias”, cuenta Marcelo, para luego agregar que “en la adolescencia, cuando llegaba el verano, trabajábamos recorriendo carnicerías, tomando pedidos, controlando los rendimientos”.
Con el paso del tiempo se dio el recambio generacional y con ello también la actualización necesaria en tecnología. Hoy cuentan con una planta modelo ciclo 1 y 2 (faena y desposte), que presta diferentes servicios según las exigencias de cada cliente. Comercializan medias reses, pero también cajas con cortes envasados al vacío para servicios de catering o restaurantes, además de prestar servicios de faena y desposte para terceros.
La planta industrial ya está adaptada para realizar cuarteo, tal como exige la normativa vigente, sólo le falta sumar un poco más de capacidad de frío. Los Oroná están atentos a los cambios también en el mercado y por eso faenaron más cerdos que vacunos en el último año. “La demanda está cambiando y hay que adaptarse, antes o después se terminará instalando la venta por cortes: es cuestión de tiempo para que suceda”, señalaron.
El empresario además se refirió a otro cambio que tiene que ver con el consumo. “Por mes faenamos 1600 vacunos y 3000 porcinos. Estamos trabajando al 70% de nuestra capacidad instalada. Lo que vemos es que se viene incrementando la faena de cerdo porque el consumo pide más ese producto, que es más económico. El bolsillo manda y hoy con el dinero necesario para comprar un kilo de carne vacuna, que promedia los 1100 pesos, se compran dos kilos de carne de cerdo”.
Ese cambio modificó la matriz de trabajo en la empresa. “Hasta el año pasado era mayor la faena vacuna, pero desde mediados de 2021 comenzó a crecer la de cerdos. El aumento fue de cerca de 25%, mientras que la de bovinos cayó 20%”. En cuanto a las perspectivas a futuro, no esperan que se revierta esta tendencia, al tiempo que consideran que los valores de la carne vacuna tenderán a aumentar por el faltante de hacienda que se evidencia en el mercado.