Se filtró un audio del momento más intenso de la reunión de la Mesa de Competitividad Láctea, que obviamente acontence cuando los productores van al meollo de la discusión: la necesidad de cobrar un precio justo que cubra sus costos, algo que hace rato no sucede.
En Bichos de Campo decidimos compartir ese audio porque consideramos que es un documento periodístico, para que todos los interesados puedan escucharlo. Resume bien las posiciones en danza frente a la crisis de rentabilidad generalizada que viven los tamberos. ¿Qué no debemos publicar estas conversaciones privadas? ¿Qué eso no es periodismo? Tienen razón: Debería ser el propio Gobierno el que haga públicas estas reuniones, sobre todo porque a mucha gente (con uno alcanza) se le va la vida en estos menesteres. Como las sesiones del Congreso, estas reuniones deberían ser taquigrafiadas. Después de todo se trata de una mesa que busca la competitividad. Y se sabe, la competitividad empieza por la transparencia.
En el audio encontrarán las dos posiciones más extremas en este debate. La de los productores de leche más pequeños, que piden que se determine un precio para la materia prima, está representada en la dirigente de Federación Agraria Mariela Aguero, que maneja un tambo de solo 1.200 litros diarios ubicado en Carrilobo, Córdoba.
Ella, a quien entrevistamos hace unos días, es quien le reclama con gritos angustiosos al director nacional de Lechería, Alejandro Sammartino, que el gobierno haga algo para evitar el cierre masivo de ese tipo de establecimientos y la concentración en la producción láctea.
Ver: Mariela Aguero: “Los pequeños tamberos estamos cayendo como moscas”
Del otro lado, la otra posición es la de Sammartino, el señor Estado. El ex director de la revista especializada Infortambo interviene ni bien puede ante los planteos de los productores, para remarcar que “nosotros no vamos a intervenir en el precio”. Y agrega:
“No estoy de acuerdo con muchos dirigentes que dicen que no existen políticas en el Ministerio de lechería. Están claras las políticas de crecimiento y expansión de los mercados, de reordenamiento, de transparencia, de competitividad. Lamento que esos dirigentes no vean esta agenda estructural y crean que la situación mágica es fijar un precio por orden decreto de felicidad y urgencia, para lograr un precio que merezcan los tamberos”.
Ver: Alejandro Sammartino: “Si el sector ve que estamos acompañándolo, vamos a recuperar tambos”
Luego añade: “Entiendo que tenemos que trabajar en la urgencia y tomo las palabras de Juan (por otro asistente a la reunión): nosotros vamos a estar con la mejor predisposición en trabajar sobre qué se puede hacer en la coyuntura. Sacando el tema de la no fijación del precio, estamos dispuestos a escuchar lo que sea en términos de financiamiento, cuestiones impositivas, y tratando de impulsar el diálogo entre las partes para ver cómo hacemos para acelerar este proceso que se está dando (habla de una suba del litro de leche de 6,30 a 6,80 pesos por litro), aunque entendemos que no alcanza”.
Cuando Sammartino se queja a los dirigentes tamberos que no entienden este proceso y dejan trascender a los medios que “salimos de acá diciendo que no se hizo nada”, es Mariela quien lo interrumpe con vehemencia.
-No estoy de acuerdo -le dice-¿Entonces quieren hacer una concentración de productores?
-No, los queremos ayudar.
-No, mentira. Si nos quisieran ayudar lo estarían haciendo. Déanle algo al productor, un fondo rotatorio, una ayuda… Los productores hoy están endeudados, están desesperados. Si no quieren a los productores más chicos díganlo en la cara: ‘no queremos a los productores más chicos, queremos una concentración de productores’. Y listo. Nosotros nos abocamos a otra producción. Pero no nos podemos seguir endeudando así como nos estamos endeudando. Estamos perdiendo todo nuestro capital. Nos levantamos los 365 días del año a ordeñar, nos embostamos hasta acá para sacar el país adelante y no tenemos ayuda por parte de ustedes.
Pero mejor escuchen ustedes mismos el audio:
En el medio, antes y después, oirán otras críticas de dirigentes tamberos de la cuenca del Abasto o de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) que marcan otras deficiencias de la política lechera que nada tienen que ver con el fijar un precio sostén para la leche.
Uno reclama porque las usinas lácteas, en un contexto claramente inflacionario, pagan la leche a los productores entre 30 o más días después de recibida, en un movimiento que tiene mucho más de financiero que de productivo.
Otro reclama por el “clearing” de leche que realizan las industrias entre ellas, de modo de compensarse los eventuales faltantes de la materia prima, lo que les permite obtener leche sin necesidad de competir ni ofrecer mejores precios por ella al productor. Al respetuoso dirigente, desde el Estado Nacional alguien le corrige el término utilizado: al parecer “clearing” estaría mal dicho. Sería algo así como decir ‘me chorean’, cuando se trataba de un simple hurto.
Sobre estas cosas, que nada tienen que ver con el precio, tampoco nada se avanzó.