A pesar de todos los problemas de competitividad que tiene la economía argentina y el sector lechero en particular, las exportaciones de productos lácteos de este año serán muy altas. Con los datos procesados hasta noviembre, desde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) se calculó que “de continuar la tendencia que se viene dando 2022 será récord de exportaciones de lácteos en litros de leche equivalentes, rondando los 3.000 millones de litros”.
El concepto de leche equivalente quiere decir cuánta cantidad de leche cruda se necesitaron para elaborar finalmente la cantidad de lácteos que se exportó, y que suelen ser sobre todo leche en polvo y quesos.
Los analistas del OCLA aclararon que, “en lo que respecta a volumen (toneladas de productos) e ingreso de dólares, la expectativa es que en 2022 las exportaciones estén muy cerca de los récords de 2011 a 2013”.
La utilización de esos 3.000 millones de litros de leche fluida implica que el 26% de la producción de los tambos se transformó en productos destinados a los mercados mundiales. Entre ellos se destaca Brasil, a donde se vende el 30% del total, y Argelia, donde se destina otro 24%.
Según esta estadística, el precio medio de exportación por tonelada fue de 4.070 dólares para los 11 meses primeros meses del año, lo que significa un incremento del 20,4% respecto a igual período del 2021. En cuanto al ingreso de divisas, el sector ya aportó 1.600 millones de dólares, cuando aún resta computar el dato de diciembre.
Todo muy lindo, son números que deberían generar satisfacción. Ingresos y negocios que debería sostener a las industrias y tambos y permitirles proyectar inversiones a los dos eslabones productivos responsables de que la actividad siga en pie y de que el consumidor disponga de este noble alimento al alcance de la mano.
Pero no. La política local hace de las suyas y genera continuas distorsiones en el sector, todo en nombre de una supuesta intención de cuidar los precios a los que los lácteos llegan a ciudadanos que cada vez tienen un menos poder de compra con sus ingresos, especialmente hablando de los alimentos.
El atraso y el desdoblamiento cambiario, a lo que se agrega la aplicación de derechos de exportación (en leche en polvo son del 9% y en quesos del 5%), reducen claramente el ingreso a la cadena procedente de las ventas de productos al extranjero y reduce en consecuencia el poder de pago de las industrias a los productores por la materia prima.
“La situación de precios actuales del mercado internacional, en torno a los 3.400 a 3.600 dólares por tonelada para la leche en polvo entera, por la presencia de los derechos de exportación y por un tipo de cambio fuertemente retrasado para la liquidación de divisas, genera un poder de compra muy por debajo de los precios actuales al productor: 55 pesos por litro de poder de compra versus un precio al productor de 65 pesos estimado para este mes de diciembre”, indicó el OCLA.
Es decir, la industria paga más de lo que podría por la leche que compra con destino a la exportación, mientras que los productores cobran menos de lo que les cuesta hacer un litro de leche por la suba de sus costos, y por otras intervenciones que se agregan a las señaladas, como el dólar soja 2.
Así los dos eslabones reciben mucho menos de lo que generan, y en lugar de proyectar con serenidad el crecimiento analizan cómo sobrevivir en un escenario económico, político y social complejo cuyo horizonte tienen muchos nubarrones.