Las exportaciones de productos lácteos en Argentina han arrojado mejoras significativas durante los últimos meses y podrían alcanzar un nuevo récord al cierre de 2025. De acuerdo con los datos difundidos por el Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA), hasta octubre el incremento en las ventas al extranjero fue de 8% en volumen y 20% en valor.
Por eso es que el director ejecutivo del organismo, Jorge Giraudo, estimó que, de continuar con este ritmo, se alcanzaría “un nuevo récord exportador de 3.000 millones de litros, cifra nunca antes alcanzada, lo que representaría el 27% de la producción de leche”. Cabe señalar que la anterior marca más elevada registrada en el sector fue de 2.900 millones de litros.
Si se confirma la tendencia, ese volumen generaría un ingreso de 1500 millones de dólares, ligeramente por debajo de los 1784 millones recaudados en 2013, cuando ocurrió el último récord en facturación.
Ese incremento en las ventas al extranjero, explicó Giraudo, responde al aumento en torno al 10% registrado en la producción primaria, como consecuencia a su vez de las mejores condiciones climáticas. La buena oferta forrajera favoreció el estado corporal de las vacas y elevó la productividad en los tambos.
Además, durante el año pasado y gran parte de este, los establecimientos se vieron favorecidos por una buena relación de precios entre la leche y la soja y el maíz -el principal alimento de los rodeos-, lo que, desde ya, redundó en una mayor oferta del producto.
¿Por qué les fue mal el último tiempo, entonces? El problema se ubica puertas afuera, observó el directivo de OCLA, pues los precios a la baja registrados últimamente en el mercado mundial son los que deterioran el poder de compra de la industria y, por ende, afecta al primer eslabón de la cadena.
“En mayo de este año, los commodities lácteos como la leche en polvo valían 4.300 dólares por tonelada y ahora se venden a menos de 3.500. Si a eso se le resta un costo de procesamiento, insumos, fletes y otros gastos, a las industrias les quedan 2.650”, se explayó Giraudo, que afirma que eso da una capacidad de pago de 33 centavos de dólar, precisamente la cifra que perciben hoy a los tamberos, insuficiente en función de sus costos.
Por otro lado, el referente indicó que la exportación creció también porque “no se pueden vender más productos en el mercado interno” y se registró una baja demanda de lácteos con valor agregado, como los quesos duros, semiduros o postres.

“La situación se torna crítica porque el precio subió por debajo de la inflación y los costos de insumos se reacomodaron afectando la capacidad de compra de los productores”, lamentó Giraudo. En ese proceso, los tamberos vieron su situación más complicada aún porque el precio no sólo perforó los 40 centavos de dólar que supieron percibir hace algunos meses, sino que además la cotización de la divisa se desplomó un 20%.
En ese sentido, el directivo concluyó: “La perspectiva no es alentadora a menos que haya una mejora significativa en el tipo de cambio que impacte rápidamente en el poder de pago de la industria, que se reimplanten los reintegros a las exportaciones y que mejore el consumo local”.





