Cuando un gobierno no sabe cómo salir de los laberintos que el mismo construyó, y al mismo tiempo no quiere reconocer que se equivocó, lo más usual es que cree un grupo de trabajo. Dicen que lo aconsejaba el mismísimo Juan Domingo Perón: “Si quieres que algo no avance lo mejor es crear una comisión”.
En este caso, fue el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, quien anunció la creación de una “mesa técnica”, una denominación distinta, como para maquillar lo que seguramente será un nuevo fracaso o postergación de la decisión oficial de implementar el troceo obligatorio de la carne en piezas no superiores a los 32 kilos. El final forzoso de la media res -modo tradicional del comercio de carne en el mercado local- despertó una intensa polémica que ya lleva varios años.
Esa norma, fuertemente impulsada por los frigoríficos exportadores, se iba a aplicar inicialmente el 1 de enero de 2022, luego se corrió al 1 de noviembre y más tarde se prorrogó al 15 de enero de 2023. Pero lo más probable es que esa fecha se vuelva a correr, a raíz de los aportes que haga esta comisión. O que al menos se flexibilice la férrea exigencia a los frigoríficos para que dejen de enviar animales enteros al mercado.
“Quiero compartir con ustedes una definición. La decisión de implementar el troceo sigue firme y se sostiene, pero eso no invalida los pedidos que tenemos de distintas provincias ni significa que no entendamos la complejidad que tiene la implementación de la medida. Eso nos hace reflexionar sobre algunas cuestiones y nos lleva a que conformemos una mesa técnica para resolver esto”, dijo Bahillo frente a la atenta mirada de varios ministros de Producción de las provincias que habían planteado objeciones al plan diseñado por el poder central en el marco del Consejo Federal Agropecuario, que sesionó el martes en Buenos Aires.
Este es el tramo de la reunión donde se discutió el asunto:
Pobre Bahillo, que ya había tenido que resolver una primera prórroga el 1 de noviembre pasado y ahora se ve forzado a crear esta mesa de trabajo para revisar la letra chica de la reforma al comercio de carne vacuna. Es que el llegó al cargo con el ministro de Economía, Sergio Massa, y no tuvo nada que ver con la génesis del cuarteo obligatorio, que arrancó en abril de 2021, cuando el gobierno de Alberto Fernández pactó con los frigoríficos del Consorcio ABC esta medida, como compensación al cepo de las exportaciones que el gobierno impone desde entonces y por la oferta de Cortes Cuidados a los supermercados. Varios ex funcionarios son mucho más protagonistas de esta saga. Pero Matías Kulfas, Luis Basterra, Paula Español o el ex vicepresidente del Senasa Carlos Milicevic, ahora miran la película tranquilos desde sus casas.
Y la trama fue ganando intensidad a medida que se acercaban las fechas para que los frigoríficos tuvieran que cortar obligatoriamente la media res en trozos. Con los meses se armó un frente común entre matarifes y frigoríficos dedicados a abastecer el consumo (que constituye el 75% del negocio) que denunciaron que detrás de un argumento laboral -que los trabajadores de la carne no cargaran piezas superiores primero a 25 kilos y luego a 32 kilos-, se escondía la pretensión del Consorcio ABC de dejarlos fuera de competencia para ganar posiciones también en el mercado doméstico.
Es decir, se sospechaba que detrás de una norma laboral y sanitaria existía una guerra comercial por el mejor mercado que tiene la carne argentina.
En este vasto territorio opositor al cuarteo obligatorio, las excusas para no hacer las modificaciones exigidas por la normativa fueron de todo tipo y color: que el gobierno no había facilitado el financiamiento prometido para reformar las instalaciones de los frigoríficos, que colapsaría el transporte de carne por la falta de espacio en los camiones, que se crearía un “doble estándar sanitario” porque muchas plantas seguirían vendiendo la media res al amparo de normas provinciales y municipales, que finalmente el troceo haría subir los precios de la carne vacuna.
Pero también había objeciones técnicas bastante objetivas, especialmente respecto de la letra chica de la normativa y los peligros de que este proceso condujera a una mayor concentración en la industria frigrífica.
Lo cierto es que tampoco las autoridades de la Secretaría de Agricultura se mostraron permeables frente a un pedido razonable de ciertos actores del negocio: para cumplir con las exigencias laborales y proteger la espalda de los trabajadores, pedían movilizar las medias reses a través de medios mecánicos, como carretillas especiales, rieles y roldanas, brazos mecanizados.
Hasta ahora, porque al hablar ante los ministros provinciales Bahillo aceptó que algunas preocupaciones de estos sectores -y que fueron elevadas por los ministros de algunas provincias con presencia industrial, como Córdoba- eran razonables e iban a ser analizadas por la mesa técnica a crear. El secretario de Agricultura prometió convocarla a la brevedad, e invitó a las provincias a exponer allí todas las opciones.
Incluso habló de la posibilidad de incorporar la opción de los medios mecánicos para mover las medias reses, que así podrían estirar su vida útil más allá del próximo 15 de enero y no deberían terminar como Tupac Amarú.
“La primera definición es conformar una mesa técnica donde aquellos interesados puedan plantear algunas cuestiones que se necesitan aclarar o que se pueden mejorar. Todo se puede mejorar”, dijo Bahillo entre titubeos. “Entendemos que el medio mecánico puede ser una decisión tansitoria para facilitar algunas cuestiones. pero entendemos que la decisión final es el troceo, pero más allá de eso puede haber un tiempo donde se puedan armonizar ambas cuestiones”, agregó.
Quedó claro entonces que en esa Mesa Técnica habrá espacio para plantar un gradiente hasta la aplicación definitiva del final de la media res, en el cual algunos frigoríficos podrían salir directamente con cortes envasados, otros con cuartos de menos de 32 kilos y finalmente otros con la media res -como hasta ahora- pero trasladada mediante medios mecánicos.
El secretario de Agricultura dijo que esta decisión de revisar el cuarteo obligatorio fue consensuada con las autoridades del Senasa, Diana Guillén y Rodolfo Acerbi. Este último habló en el Consejo Federal Agropecuario defendiendo la razonabilidad sanitaria de la medida. Pero lo cierto es que esta discusión quedó en un segundo plano a la luz de la evidente pulseada comercial que se apoderó de la cadena de la carne.
En esa pelea, por ahora el gobierno kirchnerista se había mostrado completamente al lado de los grandes frigoríficos exportadores. Pero esto comenzó a cambiar ahora, por la resistencia de todo el resto del sector. Si avanza o no será cuestión de una nueva negociación. Por ahora se armó una comisión, y todo quedó en veremos.
Iban a meter la pata ,cómo hicieron con la “ley de alquileres ” ?! ¡ Es tan fácil crear una medida ,sentadito en una oficina !!
La noticia ….no noticia. Jajaja
Seguimos como en la época de la carreta…!!! Cada vez se piensa menos en la gente, sigan intoxicando y enfermando la población, total lo más importante es el dinero, no la salud. Sólo falta que permitan la venta de leche como en la antigüedad.