La Pluma de Firpo se prepara para cumplir los 100 años de vida. En se tiempo, logró con éxito la integración de todos los eslabones de la cadena ganadera, desde la cría de animales de pedigree hasta el comercio de cortes para el consumo interno.
La empresa nació en 1933 cuando José -el bisabuelo de Luis y Ricardo, que son quienes están a cargo de la empresa actualmente- llegó de Italia con nada y se puso a hacer agricultura en Las Rosas. Luego se mudó a Rosario y terminó siendo el presidente de la Bolsa de Comercio. Uno de los hijos de ese inmigrante italiano, Rula, fue quien armó la cabaña La Danesa junto con alguno de sus hermanos, entre los que estaba el abuelo de los actuales propietarios.
“Somos los continuadores de ese proceso. Tenemos más de 50.000 animales con registros genealógicos”, contó a Bichos de Campo Luis Firpo, quien destacó la figura de su padre Luis María como criador de punta y transmisor de la pasión por la actividad.
La cabaña está en Maggiolo, provincia de Santa Fe, cerca de Venado Tuerto.
“Hacemos el proceso completo. Tenemos tres rodeos: el de pedigree, uno puro controlado y uno de vacas generales. Los puros controlados y las vacas generales están en Brandsen, Buenos Aires, en campos alquilados. Entre los tres sumamos 1200 vientres que se entoran todos los años. Los terneros que se destetan vienen a Maggiolo donde hacemos la recría y el engorde final en un feedlot”, detalló Luis.
Toda la cría de los reproductores se hace en verdeos y pasturas, y si les da una suplementación con granos en las semanas previas al remate anual de la empresa.
“No se los feedlotea. Siempre buscamos que estén en un ambiente amplio, que caminen, que sean sanos para después cumplir sus funciones de reproductores”, explicó el cabañero.
En el feedlot engordan sus terneros recriados y sacan novillos con 450 kilos, que pueden abastecer al consumo o a la exportación. También engordan terneras que se van a la faena con cerca de 400 kilos.
Los Firpo son gente inquieta, que siempre está buscando nuevas oportunidades de producción y de negocios. Por eso armaron primero una consignataria de hacienda llamada Negocios de Hacienda.
Esa misma curiosidad, y las siempre vigentes ganas de emprender, los llevó a meterse en el comercio de carne. Aprovechando que integran todos los eslabones de la producción, decidieron faenar en un frigorífico de terceros sus animales y vender lo producido con marca propia.
“Estamos cumpliendo un viejo sueño. Hemos invertido mucho durante décadas en producir la mejor carne. Así que la idea siempre fue llegar al producto final, al plato o a la parrilla del consumidor. Luego de algunas pruebas nos asociamos con dos jóvenes, Federico Petrocelli y Lucas Benedetto, los dueños de Santo Bife donde se vende nuestra carne”, señaló Firpo.
La marca es La Pluma Premium y lo que buscan es generar un nicho de mercado para gente que quiere especialidades.
“Tal como pasó con el vino, que tiene su nicho premium, por ahora apuntamos a eso, no a un consumo masivo. Pero el sueño es llevar carne envasada a los grandes centros urbanos. Para eso hay todavía muchos desafíos que enfrentar”, reconoció el ganadero.
La carne La Pluma se sirvió en el vigésimo remate que recientemente hizo la cabaña, y donde se lograron muy buenos precios.
“Estamos viviendo un boom ganadero”, sostuvo Luis. Es que este año fue único para la cría vacuna. Precios altos en pesos, en dólares, rentabilidad creciente, mucho pasto y también el maíz en precios bajos.
“En el remate vendimos 220 vaquillonas por las que hubo mucho interés. La hacienda sale”, celebró.
“En el remate vendimos 105 toros a un promedio de 5,9 millones de pesos. Son casi 2.000 kilos de carne, es un valor muy alto. Los vientres puros controlados se negociaron en 1,9 millón de pesos y las madres Angus seleccionadas en 1,7 millón de pesos. Son todos valores muy buenos, históricos y además fue un volumen importante de reproductores. Son pocas las cabañas que en un mismo remate ofrecen esa cantidad de toros”, concluyó el empresario.