El pasado 4 de Junio se presentó la reedición actualizada de un trabajo multidisciplinario, titulado “El Monte nos da comida”, en formato digital y en papel.
Es el fruto de un gran trabajo en el territorio del Gran Chaco, realizado por INCUPO (Instituto de Cultura Popular), con sede en la ciudad de Reconquista, Santa Fe y que el año pasado cumplió 50 años de vida al servicio del campesinado y de los aborígenes del NOA y NEA.
El trabajo surgió en la década de 1980, encabezado por Magui Charpertier, cuando les llamó la atención que los niños eran flaquitos y comenzaron con una investigación participativa –compartiendo su cultura, sus saberes ancestrales y sus costumbres alimenticias- para saber si estaban mal nutridos. Pero resultó que los niños estaban bien nutridos y entonces investigaron de qué se alimentaban.
00-TAPA y Contratapa INCUPODe todos modos comenzaron un trabajo para mejorar la alimentación, en cuanto a abaratar los costos, en el consumo de plantas, frutos y animales silvestres, aprovechando su sabiduría ancestral en cuanto a sus modos de cómo cocinarlos, conservarlos y cuidar el monte nativo, recolección, siembra y cosecha.
Desde INCUPO organizaron a través de jornadas de alimentación y de cocina el cultivo de las especies naturales, para multiplicar los alimentos y acercarlos a las casas. Como resultado se publicó el libro “Valores nutricionales de las Plantas Alimenticias Silvestres del Norte Argentino” sobre desequilibrios alimenticios identificados en las comunidades, sistematización de cada planta silvestre, nombre, descripción botánica y resultados estadísticos de los análisis químicos de las muestras.
Luego, para divulgación popular, se publicaron en formato accesible dos cartillas con el título: El monte nos da comida, que incluía la información de la investigación, acompañada de las recetas elaboradas en las comunidades. Tuvo varias reediciones debido al gran interés que suscitó en profesionales e instituciones del agro.
Claudia Tofanelli, psicóloga, docente universitaria que integra INCUPO y además trabaja para el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe, contó que a ella, entre los años 2018 y 2010 le tocó encabezar la revisión y actualización de aquellas publicaciones. Aprovecharon para completar la información, nuevos nombres (porque se van hallando otras plantas), agregar más productos del monte y mejorar las recetas.
“En resúmen se trata de comunicar cómo nos alimentamos, para qué nos sirve cada alimento y cómo cocinarlo, aprovechando sus valores nutritivos y culturales. Porque toda planta tiene una identidad cultural, y por algo está y se ha multiplicado en esa región. Además, la cocina es integradora de saberes y tiene una gran connotación sociopolítica, de modo que todo este trabajo ser traduce en una provocación, un llamado a tomar determinaciones y obrar en consecuencia”, dice.
“En la primera investigación –cuenta- por ejemplo: analizaban el `Diente de león` y descubrían que tenía más valor nutricional que la lechuga, que no es de la región. Lo mismo con los frutos, que pueden tener más valor que una manzana, que tampoco es del Noroeste”. Y hoy se nota un corte generacional, en cuanto a saberes que se van perdiendo, porque los jóvenes conocen el nombre y para qué sirve cada planta, pero no saben ya cómo ni qué cantidad consumir.
Se puede ver en el índice de todo lo que tratan, como alimento del monte: ñanga-pirí, chañar, algarrobo, mistol, pepino del monte, mburucuyá o granadilla, tasi o doca, yuyo colorado, huevito de gallo, tuna, achira, aguay, guaraniná, camambú, chirimoya, irupé, lengua de vaca, verdolaga, sacha pera o saucillo, sacha limón, mamón del monte, pasacana, carandillo, kumandá yvyra`í, guabiyú, yerba dulce o ka`a-he`e, achokcha, papa del aire, tomacó, ñandipá, mora, ivapurú, ají picante, cardo gancho, mieles silvestres, nutria, el carpincho, la totora, el ñandú o suri, anguila, vizcacha, tatús, bagres, tortuga del agua, yacaré, iguana y pastos silvestres.
Una dieta bien balanceada debe incluir verduras de raíces y rizomas, pólenes y plantas mielíferas, chauchas y porotos, y algún plato del día debe contener proteína animal, explica Claudia.
El primer folleto contiene la explicación de cómo trabajar pedagógicamente, las publicaciones. La actualización de ese material cuenta con 49 fascículos individuales impresos en colores, de cada especie autóctona, vegetal y animal, que la identifica, la región donde se encuentra, sus principales características, valores nutricionales, usos que se les da y recetas. Su objetivo es propiciar el consumo de alimentos regionales, sustentables y saludables.
Un equipo del CONICET aportó en etnobotánica, la Facultad de Córdoba descubrió y recopiló bibliografía, también participó un equipo de la Facultad de Ingeniería en Alimentos, además de técnicos, comunicadores y educadores populares de diferentes organizaciones y espacios.
El relanzamiento de “El Monte que da comida” se realizó en un webinar bajo el título: “Promoviendo Patrones Alimentarios Sensibles a los Ecosistemas”. Organizado por INCUPO, el Instituto Sol y el Instituto de Investigaciones de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de Santa Fe, disertaron mujeres docentes, agrónomas y nutricionistas. Se inscribieron 280 personas de diversos países del mundo y de casi toda la Argentina.
Primero disertó Claudia Tofanelli, luego la licenciada en nutrición, Celeste Nessier, después siguió Rina Coassin, abogada y docente de la Universidad Católica de Santa Fe, la ingeniera agrónoma, Magdalena Choque Vilca, Asunción Serralunga, Técnica Superior en Gestión Gastronómico, y finalmente, la ingeniera agrónoma, la nutricionista, coordinadora del Centro de Alimentación y Nutrición en la Univerisad Federal de Río Grande do Sul, Luciana Dias de Oliveira, y Claudia Bachur, cofundadora de la Asociación de Alimentos y Cocinas regionales de las Américas. “La propuesta es seguir en red, empujando, ampliando todo lo que estuvimos escuchando hoy”, dijo Claudia Tofanelli, durante el cierre del evento.
“Necesitamos del monte. Sensibilizarnos y sensibilizar a las poblaciones urbanas, entendiendo que un ambiente saludable es una mejora en la calidad de vida para todos. Tenemos que actuar todos juntos, poblaciones urbanas y rurales, en mantener la `Casa común que tenemos`”, sentenció Celeste Nessier.
Los invitamos a disfrutar La algarrobera, de Manuel Augusto Jugo y Leónidas Jesús Corvalán, por el Dúo Coplanacu (Julio Paz y Roberto Cantos).
Buen día, estaba buscando en la red una versión del “el monte nos da comida” y encontré este atriculo (https://bichosdecampo.com/la-ong-incupo-relanzo-la-publicacion-actualizada-de-el-monte-nos-da-comida-un-aporte-al-reconocimiento-de-nuestra-identidad-alimentaria/) adonde se menciona que “El pasado 4 de Junio se presentó la reedición actualizada de un trabajo multidisciplinario, titulado “El Monte nos da comida”, en formato digital y en papel.”
Sabría decirme como puedo obtener el formato digital de ese documento? Muchas gracias!
Beatrice
En la nota hemos puesto el link a la página del INCUPO, desde donde se puede descargar directamente el libro. Saludos