En octubre el precio promedio por litro de leche pagado al productor fue de 33,27 pesos, lo que no alcanza para cubrir costos más la retribución al capital invertido. Representó una suba respecto del mes anterior de sólo 0,7%, cuando la inflación fue de 3%.
A pesar de ello, los productores de leche esperan haber superado el peor momento de esta etapa de amesetamiento de sus ingresos y confían en que de ahora en más podría llegar a darse una recuperación de precios que les permita acompañar más de cerca a la inflación y dejar de perder ingresos en términos reales.
Daniel Villulla, gerente de Cámara de Productores de Leche del Oeste Bonaerense (Caprolecoba), dijo que se está saliendo del pico de producción de cada primavera y que si bien las vacas mantienen un buen estado corporal se nota que hay una caída de la oferta de leche en ese eslabón primario. Eso sucede al menos en esa cuenca productiva, aunque se cree se está repitiendo en las demás.
Si bien hay un claro impacto de la crisis económica en la población y eso se refleja en las menores ventas de lácteos, sobre todo de los productos con más valor agregado, “en este verano creemos que habrá más demanda interna porque mucha gente no se irá de vacaciones al extranjero, lo que incrementará la necesidad de leche para producir particularmente muzzarella” evaluó Villulla.
El dirigente sectorial en su informe mensual indicó: “Los mejores maseros se van stockeando” pensando en un verano con mayores ventas de pizza.
El otro factor que ayudaría a una recomposición del precio al productor es la fuerte demanda exportadora. El gerente de Caprolecoba indicó que por tonelada de leche en polvo se está pagando “3.800/3.900 dólares la tonelada ara operaciones que se cierran hoy, pero se embarcan en 60-90 días aunque con mayores costos de logística”.
Las ventas al extranjero este año están creciendo en torno al 20% y sirvieron tanto para desagotar al mercado local de los excesos de producción de leche como para generar divisas e impedir una caída del precio pagado al productor.
Los productores se agarran de la esperanza de mejora en el corto plazo, pero para una actividad como la lechería falta lo más importante, que es contar con una expectativa positiva para el largo plazo. Por eso Villulla indicó que “nunca alcanza con lo bien que en una empresa o sector se hagan las cosas, si el contexto ‘macro’ juega en contra”.
“En nuestro país, la crónica inestabilidad política, económica e institucional, a la que se suma un fuerte intervencionismo sobre el comercio y una pesada carga tributaria, generan mucha incertidumbre, desconfianza e importantes sobrecostos, que recortan en los tambos competitividad, capacidad de inversión y posibilidades de crecer”, contextualizó el directivo empresario.