La fenología es la ciencia que estudia la relación existente entre los fenómenos biológicos de los seres vivos y el clima. Así busca aportar conocimiento en un contexto de cambio climático en el que abunda la variabilidad y la incertidumbre. En esta línea, técnicos del INTA crearon una escala fenológica estandarizada que describe el ciclo de crecimiento de la planta de chía. Ese cultivo que va ganando terreno en las provincias del norte ahora casi no tiene secretos.
Martín Acreche, especialista en ecofisiología de cultivos y gestión ambiental del INTA Salta, aseguró con orgullo que “por primera vez en el mundo, se logró desarrollar una escala fenológica estandarizada que describe el ciclo de crecimiento de la planta”. Este documento fue publicado en la revista científica Scientia Horticulturae.
El técnico detalló que la escala permite estudiar la interacción entre el cultivo, el ambiente y el manejo para explicar y mejorar su productividad. “Con esta información no sólo queremos mejorar la productividad, sino también sentar las bases para el inicio de un programa de mejora genética”, explicó.
De acuerdo con el especialista, la chía tiene ocho etapas de crecimiento que abarcan desde el período de germinación hasta la senescencia de la hoja. La escala así definida “es una herramienta clave para investigadores, agrónomos y mejoradores que permite potenciar la productividad de un alimento promisorio y de gran interés comercial que se posiciona entre los consumidores”, detalló.
Además, esta herramienta facilitará la introducción de este cultivo como una alternativa para diversificar los sistemas agrícolas. “La chía surge como una alternativa de mitigación y adaptación a los cambios en el ambiente en sistemas productivos del noroeste argentino”, consderó Acreche. La chía es un cultivo de grano emergente, con alta concentración de aceite y una elevada proporción del ácido graso omega 3, importante para la alimentación humana y la prevención de afecciones cardiovasculares.
Para Acreche, “la chía es un cultivo promisorio para los países en desarrollo”, pero a pesar de este potencial y la creciente demanda de este cultivo, no existe una escala estandarizada para ser utilizada como criterio para su manejo o mejoramiento. Ahora, por primera vez en el mundo, se lograron describir ocho de las diez etapas principales de crecimiento que abarcan desde la germinación hasta la senescencia de la hoja:
La etapa principal 0 (germinación) abarcó el período desde la semilla seca hasta la aparición de cotiledones. La etapa 1 (aparición de hojas) transcurrió desde el desarrollo de los cotiledones hasta el momento en que se determinó el número final de hojas.
La etapa principal 2 (aparición de ramificaciones) comprendió la aparición de brotes laterales. Por su parte, la 5 (crecimiento de la inflorescencia) se extendió desde que se detectó visualmente el verticilastros (inflorescencia de la chía) hasta el comienzo de la floración, al tiempo que la 6 (floración) abarcó el período de aparición de las flores en los verticilastros.
La etapa inicial 7 (cambios en granos) comprendió los cambios de los granos desde las texturas lechosas a córnea; y finalmente la etapa 8 (maduración) comprende el período del llenado de granos caracterizado por cambios en el color del pericarpio y la 9, el período de senescencia de la hoja.
Por último, el especialista explicó que “dentro de las etapas principales se detectan etapas secundarias que son las que describen más precisamente los cambios en la fenología del cultivo”. Además, añadió que “las etapas secundarias críticas de crecimiento que deben tenerse en cuenta para las prácticas de manejo son la 09 (establecimiento del cultivo) y la 65 (plena florecimiento)”.