Entre enero y julio ingresaron a los feedlots, por donde pasa la mayor parte de la hacienda que se faena para consumo, 3,18 millones de vacunos. En los mismos meses del año pasado, los ingresos fueron de 3,26 millones de bovinos.
Esto significa que la cantidad de ganado que encerraron esos planteos siguió siendo alta, ya que la diferencia es de sólo 2,5%. Pero hay que contemplar que el año pasado la seca impulsó la salida de hacienda de los campos de cría, que no tuvieron otra alternativa que el engorde a corral, ya que tampoco había pastos en los establecimientos recriadores.
Este año la situación fue diferente. La seca se hizo presente en algunas zonas pero ni por asomo se pareció a la del año pasado. Los criadores no tuvieron el apremio por sacarse de encima los terneros y muchas zonas que recrían a pasto contaron con mejores condiciones forrajeras que en 2023.
La clave del sostenimiento del nivel de encierre en los feedlots está en la buena relación de precio entre el kilo de hacienda y el de alimento.
Tomando como referencia un precio del ganado terminado en 2.000 pesos, valor corriente para novillitos y vaquillonas de Feedlot, y el valor pizarra del maíz en Rosario en 165.000 pesos (al que hay que descontar el flete), con un kilo de hacienda se compran más de 12 del cereal.
Esa situación se viene repitiendo desde hace tiempo y se dio sobre todo en los meses de la zafra de terneros. Por caso, en abril el novillito de feedlot se vendía en 2300 a 2400 pesos el kilo como valor máximo corriente, contra un maíz de 150.000 pesos. La relación era más favorable aun y encima se transitaba la época de mayor oferta de terneros.
Lo que cambió en la actualidad es la disponibilidad del ganado para el engorde. La mayor parte ya fue negociada y eso afirma los precios de los terneros de cría, que se comercializan entre 2500 a 2600 pesos, y las terneras en 2300 a 2400 pesos. Esto complica al feedlot porque el diferencial da negativo aunque se mantiene en el 15% a 20% histórico.
En definitiva, más allá de que “la foto” a veces da mal, “la película” del 2024 no debería tener un final trágico para este eslabón de la cadena ganadera, que abastecerá con hacienda y carne en cantidad y calidad al consumo interno en los próximos meses.
Esto complica las posibilidades de que haya un salto de precios y que sea además brusco, como para compensar el estancamiento que llevan de por lo menos seis meses.