En Argentina las contradicciones de los funcionarios públicos –y los políticos en general- no escapan a ningún espacio político. El presidente Javier Milei basó su campaña electoral en la cuestión fiscal, exclamando que se “cortaría un brazo” antes de aumentar un impuesto. Para el sector agropecuario esta promesa resultó música, pues significaba terminar, o al menos atenuar, la pesada carga de las retenciones, un impuesto a la exportación que no aplica ningún otro país agroexportador.
Luego, para sorpresa de muchos, el proyecto de Ley Ómnibus que el Poder Ejecutivo envió al Congreso para su debate incluía un fuerte incremento de las retenciones. Y aunque luego se retiró por la resistencia de las provincias, nadie habla ahora de las promesas de campaña y mucho menos aparece en el escenario un cronograma de reducción de ese tributo, como el que Milei había prometido a los productores
Esta semana, como parte del 75 aniversario de ASA, la Asociación de Semilleros Argentinos, se realizó un encuentro en la santafesina Venado Tuerto, cabecera del clúster semillero, del cual participó Germán Di Bella, actual subsecretario de Agricultura y virtual número dos en esa cartera (aunque generosamente este cordobés aceptó ser degradado a director nacional en la nueva estructura que saldrá los próximos días, para ceder su puesto a Pedro Vigneau).
Fue imposible no preguntarle a Di Bella sobre semejante contradicción entre lo que se prometió y lo que en realidad está sucediendo.
Mirá la entrevista:
“La bioeconomía difícilmente puede hacerse en paralelo con las retenciones”, reconoció de entrada el funcionario nacional, quien viene de fundar la pujante empresa Bio4 en Río Cuarto y luego ocupó cargos públicos en ese distrito del sur de Córdoba.
Pero en diálogo con Bichos de Campo, Di Bella explicó que todavía confía en el rumbo que ha tomado el gobierno de Javier Milei. “El Presidente fue electo diciendo que iba a bajar las retenciones. Tal vez no en qué momento, pero eso fue lo que dijo. Y todo lo que dijo que iba a hacer, hasta el momento lo viene cumpliendo. Nadie le puede decir hoy que lo que dijo no lo haya hecho”, dijo el funcionario.
Al respecto, agregó que la rebaja de este tipo de impuestos distorsivos en e mediano plazo “está dentro del mapa del Ministro Caputo, sin ningún tipo de duda”.
“No es parte de la discusión de hoy, porque las urgencias son absolutamente tremendas. Entonces, no es parte de la discusión de hoy. Ahora, entre medio, tenemos un montón de cosas para hacer”, se excusó Di Bella.
Aprovechamos la ocasión para entrevistar a Di Bella y consultarlo por la temática en cuestión, las semillas y su propiedad intelectual, dado que el oficialismo también incluía en el proyecto de ley mencionado la adhesión a UPOV91, una convención global que establece respeto por los obtentores de la semilla.
El subsecretario de Agricultura hizo hincapié en otras medidas tomadas por el oficialismo: “Desregular, se hizo un tipo de cambio de acorde para el productor que no lo tuvo el resto, o que era para los exportadores, para no ir sobre el productor. Se abrió el mercado de las carnes, se sacaron los cortes, (por la prohibición de exportación que pesaba sobre el asado y otros cortes). O sea, hoy hay un montón de caminos en los que hemos ido avanzando. La lechería, que se dejó sin retenciones”, añadió.
¿Y cuánto retomarán la agenda sobre retenciones? “¿Cuál va a ser el momento ideal? Y bueno, cuando la economía empiece a mostrar otras luces para todos, no solo para el agro”, indicó el cordobés.
La primera entrevista a Di Bella de Bichos de Campo tuvo como centro la cuestión de las semillas, en las que el funcionario defendió la postura oficial de intentar asegurar el pago de regalías de los productores a los obtentores de cada variedad de semilla.
En defensa de la industria semillera y su reclamo sobre regalías, Di Bella remarcó que “hoy eso en la Argentina no existe. O sea, toda esta gente trabaja un montón de años y un montón de generaciones, para luego no cobrar”. El funcionario hizo referencia a los dichos de uno de los directivos de un semillero líder en soja, quien aseguró que de toda la investigación que llevan a cabo solo el 1% llega al circuito comercial, suponiendo una pérdida del 99% de las retribuciones que les corresponderían.
“Lo primero que queremos hacer es reconocer la propiedad intelectual de la gente que está desarrollándola. Hay 150.000 parcelas de gente que durante dos meses, son 30 personas, hacen el cruzamiento con una pinza de depilar. Eso ahora es costo. La UPOV 91 que nosotros quisimos proponer es esto de reconocer el uso propio. O sea, lo que queremos reconocer es qué te quedás vos de lo que yo te vendí”, argumentó Di Bella.
Pero el funcionario agregó que “dentro de UPOV hay un montón de cosas para hacer todavía, que es reglamentar esa ley. Cuando vos mandás una ley, no estás mandando cómo se va a ejecutar la ley. Vos estás diciendo yo quiero reglamentar el mercado de semillas para que al que hace un desarrollo genético se le pague. ¿Cómo se le pague? ¿Quién le pague? ¿Cuándo le pague? La reglamentación de una ley, que esa es la parte que nosotros queremos hacer junto con los semilleros, junto con los productores, junto con las asociaciones. Sentarnos una vez y regulemos”.
Sobre el rechazo de muchas asociaciones de productores a la adhesión de Argentina al Convenio internacional UPOV 91, Di Bella respondió: “Esto lo explican los 20 años que venimos teniendo de los gobiernos anteriores. Cuando vos entrás en un sistema donde el Estado está demasiado presente en toda la cadena productiva, el mercado no se autorregula ni participa. Entonces el productor tiene las retenciones, tiene los impuestos, tiene que el 65% de lo que cosecha se lo lleva el Estado”.
“El productor tiene un montón de otras cargas hoy que hacen que cuando vos le decís ´te voy a cobrar la semilla´, te dice no la tengo, no la quiero pagar. Pero no es que el productor no esté reconociendo que la tiene que pagar. Cuando vos le preguntás a un productor si reconoce que la tiene que pagar, te dice que sí, que la tiene que pagar, pero ahora no, que me bajen las retenciones, que me hagan esto. Lo que nosotros tenemos salir es de esa discusión. Hemos perdido durante los últimos casi 20 años 300 kilos de soja por año por hectárea por falta de esta genética”, evaluó el funcionario.