La Argentina fue uno de los países, allá por comienzos de los 90, que primero reguló su sistema de certificación de la producción orgánica y así lideró por bastante tiempo en los ránking entre los países que alentaban ese modelo sin transgénicos ni agroquímicos. Pero luego, como en muchos otros casos, pasó el tren y apenas alcanzamos a subirnos en el último vagón.
“La producción orgánica se encuentra cada vez más consolidada a nivel mundial” ya que los consumidores “muestran gran interés por conocer el origen de los alimentos y asegurarse que fueron obtenidos sin generar impactos negativos al medio ambiente”, afirma un documento del Ministerio de Agricultura que establece las directivas de una nueva política para estimular también aquí esas formas de producción. La meta de este programa oficial, validado hoy en el Boletín Oficial, es duplicar la oferta argentina de esos productos en 2030.
En ese trabajo se destaca que los orgánicos representan ya un mercado de 97 mil millones de dólares anuales. Y se afirma, casi como una exageración, que “estos alimentos orgánicos pueden convertirse en el mediano plazo en el nuevo commodity”.
Pero hay que subirse a ese tren. Por eso, a través de la Resolución 17/2021, publicada este miércoles en el Boletín Oficial, el Ministerio de Agricultura aprobó un nuevo “Plan estratégico del Sector de la Producción Orgánica”, consensuado con el sector privado. Allí se definieron una serie de objetivos y de medidas para lograr alcanzar por lo menos el furgón de cola.
Hay que aclarar que se empezó la carrera con el pie izquierdo, ya que el plan estratégico se aprobó al menos un año más tarde de lo fue planificado, pues las primeras actividades concretas estaban pautadas allí para marzo de 2020. Esta claro que la pandemia del coronavirus postergó todas las acciones.
Descargá desde aquí el Plan estragégico para la producción orgánica
La iniciativa se plantea objetivos bastante ambiciosos que están resumidos en el siguiente cuadro. Partiendo de una línea de largada previa al Covid, y establecida en 2019, se propone duplicar la producción orgánica para 2030, pasando de 166.423 toneladas a 332.846 toneladas. E incrementar además la superficie bajo certificación un 30%, para llevarla a 4.355.962 hectáreas. El mayor incremento planeado se daría en la superficie agrícola, la que esperan se duplique.
Los objetivos de este plan estratégico son incrementar además el número de productores orgánicos certificados, que actualmente serían unos 1.590. Y lograr un incremento efectivo en las exportaciones del sector, para pasar de 165 mil toneladas a 330 mil toneladas dentro de nueve años.
Como se ve, el de los orgánicos es un nicho de mercado de exportació, pues casi toda la producción tiene por destino el mercado externo. Para el mercado doméstico, de todos modos, el plan prevé que pase de las magras 556 toneladas de 2019 a un volumen de al menos 2.000 toneladas.
En el mundo, según el documento, existen actualmente 181 países que tienen registros de su producción orgánica, sumando un total de 69 millones de hectáreas, dos veces la superficie agrícola argentina de granos. Pero a escala global eso representa apenas 1,4% del total de tierras productivas.
Los países del continente americano poseen más de 11 millones de hectáreas certificadas, el 16% del total. Y América Latina y el Caribe representan de allí unas 8 millones. A su vez, buena parte de ese área está en la Argentina, donde para 2018 se certificaba un total de 3,6 millones de hectáreas.
De todos modos, hay una aclaración que siempre debe hacerse para no equivocar el análisis. De esta superficie certificada, aproximadamente 3,4 millones de hectáreas corresponden a la producción ganadera (y sobre todo a los ovinos de la Patagonia, que concentran el 88% del área) y solo 217.000 hectáreas corresponden a producciones vegetales.
Por grupo de cultivos, los cereales y oleaginosas fueron los que mayor superficie cosechada y alcanzaron el 51% del total del área, seguidos por los cultivos industriales con 34%, las frutas con 10%) y las hortalizas y legumbres con el 5%.
Como ya se dijo, la exportación es el principal destino de los productos orgánicos argentinos. Durante el 2018 el volumen exportado llegó a las 164.766 toneladas y Estados Unidos fue el principal cliente con 70 mil. Luego se destacan los mercados de la Unión Europea, con casi 60 mil toneladas.
El nuevo plan oficial para hacer crecer estos números se propuso básicamente ocho objetivos:
- Estimular la investigación, desarrollo, difusión, transferencia y adopción de innovaciones tecnológicas orientadas a la Producción Orgánica.
- Promover instrumentos fiscales, comerciales, financieros y de competencia para la Producción Orgánica, equitativos desde lo social y alentadores para la inversión privada.
- Promover formas organizativas (primarias e industriales), como redes productivas por cadenas de valor, clúster, consorcios, cooperativas, fundaciones, entre otras, que permitan el desarrollo del sector orgánico en la región.
- Fortalecer la presencia de la Producción Orgánica en ámbitos institucionales nacionales, regionales e internacionales.
- Incrementar la cantidad de productores y elaboradores/procesadores de productos orgánicos. Más producción con más productores.
- Aumentar el volumen, destinos y participación de productos orgánicos exportados, en especial aquellos con mayor valor agregado.
- Incrementar el volumen y la participación de los productos orgánicos en el mercado interno, con estrategias de promoción del consumo local.
- Fomentar el desarrollo y disponibilidad de insumos necesarios para la Producción Orgánica.