En Corrientes se hace ganadería y arroz, pero también hay un polo de producción de hortalizas en el que se destaca el departamento de Lavalle, en el centro oeste provincial, muy cerquita del Río Paraná.
José Alberto Soto, es el presidente de la sociedad rural de Lavalle y está radicado en la ciudad cabecera, Santa Lucía. En la zona hay 1.300 hectáreas bajo coberturas pláticas, donde se producen hortalizas, tomates, pimientos, zapallitos, chauchas o berenjenas que se comercializan en su mayoría en el Mercado Central de Buenos Aires.
Soto explicó que los productores de la región no la están pasando bien porque les pegó el mal clima y la falta de políticas que alienten la inversión. De eso hablamos en Bichos de Campo.
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Sobre el factor climático, el dirigente dijo que la seca de este año también afectó al sector arrocero y al ganadero y que las tormentas le pegaron duro a la horticultura. “El 27 de septiembre tuvimos uno de los últimos tornados. Fue bastante grave. Hubo vientos de aproximadamente 100/120 kilómetros por hora. Volaron galpones, techos de casa, coberturas plásticas. Fue una película hecha realidad”, describió.
El productor sabe que debe lidiar con el clima. El problema no es ése sino es la falta de acompañamiento del Estado cuando hay fenómenos como estos tornados. Soto cree que no se valora como se debería lo que se hace en el campo sobre todo de parte de los pequeños productores.
“Estamos padeciendo la situación económica, porque tenemos insumos en dólares pero no somos fijadores de precios. Los medios nos tildan de fijadores y dicen que no hay que consumir tomates, pero producir con el dólar disparado es agobiante. Lo que duele es que no se valore a la gente que trabaja e invierte en su tierra y genera mano de obra”, nos comentó el correntino.
El dirigente explicó que actualmente les pagan 10 pesos el kilo de tomate lo que significa que le ingresan 200 pesos por cajón de 20 kilos. Eso cuando les cuesta producirlo cerca de 550. O sea, les entra el 30% del costo. Lo mismo sucede con el pimiento verde que se vende a 20 pesos el kilo. Y el rojo a 30 pesos.
“Con esos precios no se cubren los costos”, indicó Soto. Pero además marcó que “el dólar sigue subiendo y estamos con insumos dolarizados, como carpas, agroquímicos, abonos, cuando en el mercado interno hay una recesión enorme”.
“Lamentablemente siempre sufre el productor por las inclemencias climáticas, por las políticas agropecuarias, políticas económicas. Los que nos gobiernan son desconsiderados y no tiramos del carro juntos para salir de la crisis”, concluyó.