Por Nicolás Razzetti.-
El presidente del Senasa, Jorge Dillon, defendió la nueva oleada de controles a la industria frigorífica, entre su organismo, la Succa, las provincias y la Afip. También relativizó las denuncias sobre los alimentos “envenenados” con agroquímicos, aunque pidió a los productores no hacer mala praxis.
Hablemos sobre los controles a la industria… Hay cámaras empresarias que dicen operar con altos niveles de formalidad y se quejan de la falta de controles oficiales al funcionamiento de pseudo-cooperativas que no cumplen las reglas, ¿qué opina sobre esto?
Como nunca existió en la historia, estamos trabajando codo a codo con la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario, el Inaes y la Afip. Estamos controlando todos los frigoríficos del país, nosotros los 150 que nos corresponden y la Succa también tiene trabajo a nivel provincial. Estamos invitando a los gobiernos provinciales a que trabajen para mejorar la inocuidad de los productos alimenticios y la cuestión higiénico-sanitaria en las plantas porque en definitiva nuestro propósito es el consumidor urbano y argentino especialmente. Estamos en ese trabajo, firmamos convenio con Córdoba, y hay muchas provincias que se anotaron para hacer un trabajo conjunto. Estamos haciendo controles, suspendimos establecimientos, retiramos el servicio de inspección veterinaria y en algunos casos hemos corregido las deficiencias que tenían los establecimientos y por primera vez en muchos años hay un trabajo armonizado de todos los organismos del estado que va a favor de la competitividad.
¿Qué problemas encontraron en la industria?
Varios y por supuesto que en algunos casos se retiró el servicio veterinario porque atentaban contra la salud humana. Encontramos hasta carne con gusanos, carne que tuvo mala praxis en la noria, que tenía materia fecal. Son cosas que terminan en algún problema de salud humana y que hacen que la cadena del producto tenga deficiencias. A esos frigoríficos los dejamos sin faena y hasta que no modifiquen esas malas praxis no van a poder operar.
Hay una denuncia de un legislador contra usted y el presidente Macri porque argumenta que se suspendieron o flexibilizaron controles a exportaciones de productos como aceites y harinas. ¿Esto es así, hubo cambios?
Hubo un cambio concreto pero no flexibilizamos, hicimos lo que corresponde. El organismo estaba trabajando mal en los últimos porque como se sabe hay productos que procesados no pueden transmitir ningún tipo de plaga, en este caso se trata de cereales y si hablamos de harinas o aceites son procesados y no pueden transmitir plagas. Cuando un país de destino no exige esos controles está bien que no los tengamos que hacer. Eso mejora la competitividad de la cadena porque es un costo que se ahorran las empresas y las cadenas y no tenemos derecho a controlar lo que no es exigible en el mundo entero. Lo que hicimos fue cumplir con lo que las normativas mundiales piden. Ahora, si un país pide controles los hacemos.
¿Qué opina sobre la denuncia en cuestión?
Es una mala interpretación del legislador, lo seguiremos explicando por escrito y ante quien sea, en este caso ante un juzgado. Esas decisiones son muy justas y obedecen a lo que pasa en todo el mundo.
En el último tiempo hubo una especia de campaña mediática que sostenía que había “veneno en la heladera” en referencia a los rastros de agroquímicos en frutas y verduras. ¿Qué opina al respecto?
Los fitosanitarios se utilizan en todo el mundo y eso está regulado por el Codex que es uno de los organismos de esa órbita de la Organización Mundial del Comerci (OMC). Se usan para aumentar la productividad al disminuir la acción de las pagas. El punto está en que los productos deben usarse como corresponde y más allá que de que puede haber rastros de uso no significa que haya toxicidad suficiente para que una persona que come todos los días alimentos con pequeños rastro de agroquímicos pueda tener algún tipo de problemas. Nosotros los controlamos, muchos municipios los controlan, siempre quedan rastros pero si el límites está por debajo de lo exigible no generan riesgos. Claro que hay gente hace malas praxis y transforma agroquímicos en agrotóxicos.
Salió hace poco un artículo de prensa donde una universidad, usando un sistema sensible, detecta la presencia. Pero lo que no dice después es que con controles suplementarios detecta que la presencia es por debajo del límite máximo permitido y por lo cual decimos que coman tranquilos y con seguridad lo que no significa que no haya que lavar los alimentos. La buena praxis debe darse incluso en la cocina.
La población debe estar tranquila, el Senasa controla la inocuidad de los productos. Pero si la gente hace mal las cosas nuestros recursos no alcanzan. Cualquiera puede hacer una macana, tiene que haber un a conciencia social y empresaria en esto y hacer buenas praxis.