El consumo de carne vacuna sigue vivito y coleando se lo mida como se lo mida y a pesar de la crisis económica que complica a otros rubros. Es cierto que la exportación este año le dio una mano al sector, pero no se puede dejar de señalar lo que pasa con el consumo local, que al igual que la salud muchas veces no es valorado cuando se lo tiene.
Mientras los operadores del mercado de la carne se quejan de lo dura que está la calle, el último relevamiento de precios que hace el IPCVA indica que la gente mantiene el interés por el producto. Además, según los datos de faena y producción de carne el promedio por habitante y por año es de 61 kilos. O sea, el consumo se sostuvo en niveles aceptables, crisis de por medio, y con altos niveles de oferta.
Según ese informe entre octubre de este año e igual mes de 2017 el promedio de los cortes vacunos aumentó 40% mientras que la inflación del Indec llegaba a 45,4%. Pero hay que tener en cuenta que las paritarias fueron muy inferiores a la suba de precios. Con excepción de algunos rubros, en la mayoría de los casos los aumentos salariales rondaron el 25%. Eso significa que a pesar de haber perdido capacidad de compra la gente no renuncia a su consumo de carne. O que intenta no hacerlo.
La suba de precios se da en un contexto de alta oferta de bovinos al mercado, que eleva el indicador de “consumo promedio”, el que pondera la oferta de carne en función de la cantidad de habitantes. El mes pasado la faena fue de 1,2 millones de cabezas (algunos dicen que es hacienda que no se pudo sacar de los campos el mes anterior). Fue la faena más alta desde diciembre de 2009, acumulando en el año un aumento de casi 8%.
(Nota del editor: El consumo promedio que llegó a 61 kilos por habitante en octubre, un mes antes tocó un mínimo histórico de 48 kilos. Tan fuerte variación parece darle la razón a quienes indican que ese indicador responde más a la oferta de carne que a la demanda. En el promedio enero/octubre, ese índice se ubica en un razonable 58 kilos anuales por habitante)
Ver Estrepitosa caída del mejor mercado de la carne argentina: el consumo doméstico
Además viene creciendo el peso promedio por res, que en los últimos 4 meses se consolidó en 230 kilos, alcanzando al promedio de 2011.
Más faena y de hacienda más pesada se tradujo en una producción de carne res con hueso de 275 mil toneladas, de las cuales 227 mil fueron al mercado interno. Eso, este destino logró exponer (al menos en los indicadores) un consumo per cápita de casi 61 kilos, el registro más alto de los últimos 12 meses. En tanto en el año la producción de carne acumula un crecimiento del 9%.
La suba que antes señalamos en los precios de la carne no se trasladó totalmente a la hacienda, especialmente a los lotes livianos que son los más ofertados en esta época del año.
Cuando se mide la evolución de los valores de novillitos, vaquillonas y terneros, la suba entre octubre de 2017 y octubre de 2018 fue de entre 35 y 38%, tomando como referencia los promedios del Mercado de Liniers. Eso da cuenta de que parte del aumento en el mostrador quedó en la industria y la comercialización de la carne vacuna.
Esa suba es todavía mucho menor que la de los costos del engorde, ya que este año el maíz y el gasoil, dos insumos clave, aumentaron más de 100%, devaluación de por medio. En esas condiciones se complica el traslado a precios del ternero de invernada, cuya cotización no tuvo mejoras respecto de los registros de noviembre del año pasado- Esto significa en términos reales -e inflación de por medio- una baja a la mitad en el ingreso del criador, el primer eslabón de la cadena.