En la producción lechera vuelven a encenderse las luces de alerta, sobre todo para los tambos más chicos que en sólo pocos meses pasaron de tener un buen resultado económico a apenas alcanzar a empatar los costos de producción.
La tasa de rentabilidad promedio de la actividad, que entre febrero y marzo fue de 4%, se cayó a 2,6% en mayo. Pero para los establecimientos de menor tamaño fue de 0%, mientras que para los medianos alcanzó el 1,5% y para los más grandes llegó a 5,6%.
Según un reciente informe del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, esa diferencia en la rentabilidad según el tamaño del tambo “permite deducir que las mayores escalas de producción también conducen a mayor productividad y eficiencia que se ve reflejada en los resultados económicos obtenidos”.
En definitiva, esas diferencias en los resultados económicos son las que en buena medida explican el proceso de concentración de la actividad en empresas de mayor tamaño, con rodeos más grandes y posibilidades de inversión en la mejora genética, lo que retroalimenta el sistema con buenos resultados económicos.
En la otra punta, los tambos de productores chicos son los que van quedando fuera del negocio y cada vez tienen una participación menor en el total de leche producida en el país. Se estima que el número de RENSPA referidos a la actividad primaria lechera se redujo en más de 1.000 unidades desde que asumió el nuevo gobierno. Es cerca del 10% del total.
¿Y cómo se calcula la rentabilidad? Según datos oficiales, el valor promedio del litro de leche fue 470 pesos lo que superó al costo de producción que fue de 449 pesos, de acuerdo con los datos que informa el INTA para 10 regiones productivas.
Por más de un año los precios de la leche aumentaron por encima de la inflación y los productores además aprovecharon una muy buena relación de precios con gran parte de los insumos, especialmente los relacionados con la alimentación de las vacas, ya que tanto maíz como soja están en niveles históricamente bajos.
Pero esta anhelada situación comenzó a cambiar. Hay dificultades para la exportación de lácteos y además está creciendo la oferta interna de mercadería, lo que le permite a las industrias recomponer márgenes y moverse con más comodidad.
Desde el OCLA dijeron que para revertir esa situación es necesario que la industria mejore sus niveles de ingresos tanto a través de la venta en el consumo interno como en la exportación, para así tener mejor poder de pago por la materia prima.