Ignacio Irigoyen es un joven productor que trabaja el campo familiar, también asesora a terceros y tiene una agronomía. Pero lo más llamativo es que además de emprender en todos esos rubros se hizo cargo de presidir la Sociedad Rural de su pueblo, Salliqueló, en el oeste bonaerense. Cuando arrancó el año pasado tenía solo 32 años, y junto con él se sumaron otros jóvenes productores y profesionales de la zona.
“El promedio de edad en la rural es de 32 años” contó. Pocas veces se ve gente de esa corta edad comprometida con el gremialismo zonal o nacional. “Y no es nada fácil, porque todos estamos en un momento de crecimiento personal, familiar y profesional”, explicó Ignacio, que la semana cobró algo de fama tras una asamblea realizada en el lugar, donde se apoyó por primera vez una rebelión fiscal frente al impuestazo decidido por el gobernador Axel Kicillof.
“Defiendo lo de los productores, si veo que hay algo injusto, obviamente que le voy a dar voz. Pero esto no es decisión de un presidente solamente, la comisión la integran 19 personas”, explicó a Bichos de Campo.
Según dijo Ignacio, la entidad que preside viene de una larga trayectoria buscando siempre la mejora las condiciones productivas: “Siempre estuvo adelante de los reclamos y no se puede quedar atrás. La verdad que uno nunca se imagina que va a terminar en un lugar así. Yo no tengo el espíritu combativo de otros pero uno lo va generando. No me queda otra, me falta aprender un montón pero acá estamos”.
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Como se dijo, en la rural de Salliqueló se realizó pocos días atrás la primera asamblea de productores que se agruparon preocupados por los incrementos que llegaron en el impuesto inmobiliario rural. Luego hubo un encuentro en Salto. Y ahora los sectores más duros del ruralismo proyectan una posible marcha en Azul.
Por ahora no hay acercamientos. Luego de las primeras quejas de los productores, el gobernador Kicillof dijo que sólo habían tenido incrementos significativos del 0,03% en los campos de la provincia, es decir unos 2.000 productores grandes sobre un universo de 300.000 propietarios.
“Eso es una mentira, te lo digo. La gente de Carbap hizo un trabajo interesante en el que juntó muchas partidas del impuesto inmobiliario de la zona 1 que reúne también a Carlos Pellegrini, Tres Lomas, Adolfo Alsina, Trenque Lauquen, 9 de Julio, Carlos Casares, en el que se comparó la cuota pura y se verificó que el tope del 200% no se estaba cumpliendo. Por eso se armó todo este revuelo”, replicó Irigoyen.
Su padre tiene un campo de 200 hectáreas, de las cuales 180 son productivas: En ese caso, dijo, “el aumento fue de 270%”. Y agrega que “acá el grueso de los productores son pequeños y medianos y en algunos casos las subas fue de 500% y hasta hubo casos puntuales de 1.700%”.
Irigoyen explicó que como si fuera poco se les quitó a los productores el descuento por buen contribuyente y se agregó la posibilidad de una quinta cuota, por lo que el aumento podría ser mayor aún.
“Por eso se hizo la asamblea en la que estuvieron representadas las rurales de la zona 1 que aceptaron acompañar nuestra propuesta. Salieron tres cosas finales: la primera fue la de no pagar, esto fue algo que nos largaron los productores, nosotros ya más o menos nos imaginábamos de que íbamos a terminar en esto”.
“La otra propuesta fue ir contra los directivos de Arba, de los que hicieron estos cálculos erróneos en el aumento inmobiliario, que parecen arbitrarios, porque la verdad que no se entiende lo que hicieron. Esta negligencia creo que debería ser castigada de alguna forma, porque si no lo termina pagando el productor”, añadió.
“Y la otra idea fue la de hacer un recurso de amparo colectivo, y si no es colectivo será individual. Si la cuota llega con el aumento que se había pactado, obviamente que se va a pagar, pero si es algo ilegal como estos aumentos que han enviado, lo justo es que no se pague. El productor no tiene que andar pagando la fiesta de la provincia”.
El joven dirigente rural dijo que esto además se da en un marco poco propicio para la producción, porque hay subas de costos, bajos precios de los granos y encima el clima que otra vez volvió a castigar a los cultivos.
“En enero se cortó la lluvia de golpe, tuvimos días de más de 40 grados durante 15 días, un poco más. Entonces los maíces que tenían un vigor terrible se vinieron a pique”. Las pérdidas en la región son variadas pero “hay maíces que iban a dar 8.000 lilos y que van a rendir 4.000”, graficó.