Desde hace años que se especula con el cierre definitivo de la cooperativa láctea Sancor, la que en los últimos veinte años ha sido sometida a un proceso de desguace de sus activos que, de todos modos, no logró evitar la acumulación de deudas millonarias. En medio de tanto caranchéo, se intentaron planes de salvataje que tampoco encontraron destinos superadores. Los que conocen la empresa la ubican hoy en terapia intensiva, agónica, muy cerca del final.
En las últimas notas que escribió Bichos de Campo sobre la cooperativa se da cuenta de que enfrenta múltiples frentes abiertos, pese a que a mitad de 2024 finalmente firmó un acuerdo con el gremio Atilra que puso fin a un año de bloqueos e interferencia sindical que afectó a todas sus plantas incluyendo a su sede central de Sunchales. Pero ese acuerdo no logró la pretendida reactivación. En estos días la firma que llegó a procesar 4 millones de litros diarios de leche en sus momentos de gloria está recibiendo apenas 200.000 litros, un volumen insignificante para su capacidad instalada.
Se complica más la situación de SanCor: La Cooperativa se frena y Atilra reclama sus pagos
“La empresa tiene un estrés financiero”, reconocieron a periodistas del diario El Cronista fuentes cercanas de SanCor. Los pagos que se habían pautado en agosto pasado no se están pudiendo cumplir porque “no hay flujo en la caja”, reconocieron esas mismas fuentes. Entre los que reclaman por pagos atrasados, además de los trabajadores, están los tamberos proveedores de la materia prima.
“En el último mes se puede decir que la láctea perdió casi la mitad de la leche que estaba procesando. Algunas justificaciones intentan agarrarse de la estacionalidad, del impacto del verano, pero que no es tal porque las altas temperaturas comenzaron sólo hace unos días”, escribió Élida Thiery, nuestra periodista especializada en lechería, hace escasos días. Luego apuntó que hay tambos con más de 50 años proveyendo a la Cooperativa que “se despidieron del suministro por deudas que llegaban hasta el mes de octubre”.
Se dice que en total la deuda acumulada por Sancor llegaría a los 400 millones de dólares. El nuevo directorio sigue buscando un inversor que pueda poner fin a este suplicio. Pero parece difícil que alguien invierta tanto dinero en una empresa con tan alta litigiosidad sindical, que además no tiene asegurado un flujo de materia prima -la leche cruda- para procesar.
Nadie quiere firmar la sentencia definitiva, pero en el horizonte inmediato aparece una fecha que podría ser definitoria de este este estado de cosas: el próximo 28 de febrero.
¿Por qué se trata de una fecha clave? La propia cooperativa la instaló en la agenda, al pedir a las autoridades de la Empresa Provincial de Energía de Santa Fe (EPE), mediante una nota formal, que hasta ese día no se le corte el suministro eléctrico a sus fábricas, pensando que antes de ese plazo podría conseguir un inversor para poder hacer frente a una de las facturas vencidas más importantes que enfrenta.
En efecto, según confirmaron otras fuentes, SanCor pidió que le corten la luz hasta el 28 de febrero. Su deuda con la empresa energética santafesina es una de las más abultadas: ronda actualmente a los 2.500 millones de pesos, aún cuando la gestión provincial anterior de Omar Perotti le dejó prescribir unos 500 millones.
En la nueva gestión de Maxi Pullaro, EPE se está mostrando mucho más estricta, porque finalmente se trata de plata de todos los santafesinos. Ya están libradas órdenes de embargo e inhibición. En los despachos oficiales hay mucho malestar porque se privilegió la deuda con Atilra, que bloqueó durante meses la actividad de Sancor presionando por la entrega de la cooperativa a un grupo dudoso de inversores, antes que este tipo de pasivos estratégicos para su funcionamiento.
¿Será ese el día del desenlace tan temido? Por lo pronto es la fecha de clemencia que pidió SanCor ara evitar un corte del suministro eléctrico que terminaría de paralizar sus plantas remanentes.