Por Nicolás Razzetti- @nicorazzetti.-
El recorte de la oferta ganadera se anticipó al cálculo de muchos operadores y analistas que lo esperaban recién a partir de mediados de febrero. Los menores ingresos al Mercado de Liniers, y también la menor venta en forma directa, obligó a que los frigoríficos y matarifes comenzaran a pagar más por lo poco disponible.
Los valores promedio alcanzados a lo largo de la semana para novillos y para las categorías de consumo liviano aumentaron entre 6 y 8% respecto de la primera semana de enero. De todos modos, cabe destacar que durante 2017, los precios del ganado perdieron la carrera contra la inflación. El año pasado, la suba promedio fue del 15 al 17%, cuando la inflación acumulada fue de 2,8%.
Este año se espera que el mercado interno vuelva a estar muy bien abastecido por la carne vacuna, de cerdos y de pollos. Si bien la preferencia de los argentinos por la bovina es marcada, la situación económica podría complicar la posibilidad de que la actualización de los valores empaten a la inflación.
En cambio, por el lado de la exportación, las perspectivas son más positivas. La mejora en el valor del dólar que parece consolidado cerca de los $20, y los reintegros a los embarques, mejoraron la competitividad del sector. Pero se trata de una ventaja que podría durar poco. “En marzo arrancamos con las paritarias, y el costo de las tarifas de servicios públicos y del gasoil suben constantemente; por eso creemos que la verdadera competitividad viene acompañada del combate a la informalidad” dijeron en el consorcio de exportadores ABC. En tal sentido, cabe recordar que el 1 de marzo entra en vigencia la obligación de contar con cajas negras y cámaras de seguridad en las plantas de faena. Por ende, el establecimiento que no posea esa tecnología, no podrá seguir operando.