Y llegó el día en el que los bifes (como síntesis de todos los platos que se pueden elaborar a partir de carne vacuna) comenzaron a ocupar menos espacio en el plato de los argentinos que las papas fritas o el puré.
Antes, la papa era solo un acompañamiento de la carne. La famosa guarnición. Pero ahora el consumo promedio de papa en el país pegó un fuerte salto y superó al de la carne de bovinos. Ayuda la fuerte caída de este rubro, pero también un crecimiento del tubérculo en la dieta local. Si la ingesta de carne ronda actualmente los 50,6 kilos anuales por habitante (según el dato oficial publicado por el Ministerio de Agricultura), el consumo de papa llegó en 2020 a 52 kilos.
Ahora comemos más papa que bife.
El cálculo sobre el consumo interno de la hortaliza no es oficial, pues el Estado ofrece poco material sobre este cultivo. Pero la fuente es muy confiable. Lo difundió la Facultad de Ciencias Agrarias de Balcarce, enclavada en la principal zona papera del país. Esa casa de estudios se propuso actualizar el último dato de consumo de papa que había en el país, que era de 2016 y que hablaba de una demanda por habitante y por año de 38 kilos.
Para actualizar ese indicador, informó la Facultad, “se utilizó la información recabada de un encuentro de productores y técnicos para tratar la problemática de la cadena de papa en el país”, del cual participaron referentes de Jujuy y Salta, Tucumán, Córdoba, Villa Dolores y San Luis, Rosario, Mendoza, y la provincia de Buenos Aires.
De allí surgió una estimación acabada sobre la superficie implantada con el tubérculo y de la producción lograda el año pasado. Fueron 79.900 hectáreas cosechadas con un rendimiento promedio de casi 36 toneladas por hectárea. En total se produjeron 2.844.000 toneladas de papa, de la cual 1,9 millones se destino al consumo en fresco y el resto a distintos rubros industriales.
“El 67% de la producción es destinada al consumo fresco. Si consideramos que de éste el 6% se exporta a países vecinos, quedan para el consumo interno 1.794.500 toneladas, lo que representa un consumo aparente de 40,8 kg/persona/año, indicando un incremento del 7% respecto del año 2016”, se indicó en el informe de la facultad.
A esos 40 kilos de papa que cada argentino consumió en 2020 en fresco hubo que añadir el consumo de papa industrializada. En este caso, el 65% de la producción de bastones se exporta, mientras que la totalidad de la producción de chips y la mayor parte de la de puré se consumen localmente.
Los especialistas concluyeron que “la cantidad de papa fresca industrializada consumida en el país alcanzaría las 503.000 toneladas, lo que se traduce en un valor de 11,4 kilos por habitante al año, siendo casi el 70% de papa bastón”. En este rubro hubo un incremento significativo respecto de la estimación efectuada en 2016, donde el consumo de papa industrializada era de solo 6 kilos anuales per cápita. Prácticamente se duplicó.
“Resumiendo, comparando el 2020 respecto del 2016, hubo un incremento del consumo aparente de papa en fresco del 7% y del 11.4% de papa que es industrializada, aumentando al mismo tiempo el valor de consumo total a 52 kg/habitante/año, evidenciando una suba del 18%”, fue la conclusión.
52 kilos de papa es más que los 50 kilos de carne vacuna. Por supuesto, si sumamos a la comparación entre plato principal y acompañamiento los consumos de pollo (otros 45 kilos per cápita) y la de cerdo (unos 15 kilos), las papas vuelven a su cuartel o guarnición. Pero el crecimiento de su consumo es más que significativo, especialmente en este último año de pandemia.
Según el trabajo de la Facultad de Agronomía de Balcarce, “este fenómeno se ha manifestado en varios países de Europa. España reportó un incremento en el consumo de papas fritas congeladas de un 10% en 2020 respecto de 2019. También un aumento de 8,7% de las comidas caseras, donde las papas frescas ocuparon un lugar muy importante en la participación de las mismas”.
Más casos: Suiza mostró una de las variaciones más importantes ya que para el segundo trimestre del 2020 el consumo de papa fue 145% superior al mismo período en 2019. Por su parte Alemania tuvo un incremento de 13,4% comparado con el año anterior, mientras que para Europa occidental el aumento en el consumo fue un 11% más que el 2019.