Fernando Gabriel Córdoba, presidente de Mesa de Productores Lechero de Santa Fe (Meprolsafe), asegura en el siguiente artículo que la solución para promover el crecimiento del sector es crear un “fondo anticíclico” que permita “desdoblar” precios para los mercados interno y externo, además de mantener las retenciones.
Intentaremos por medio de estas líneas dar respuesta a dos artículos publicados en Bichos del Campo. Nos referimos a las declaraciones de la diputada nacional María Fernanda Vallejos y al titulado “El Consejo Agroalimentario se despega de una posible Fideicomiso para el Maíz”.
En primer lugar, nos referiremos a lo expresado por la diputada. No nos pronunciaremos en defensa de lo que expresó, sino en defensa de lo que venimos proponiendo desde el año 2005 en adelante, pronunciamiento que no fue producto de una noche alocada, sino de haber contratado a dos prestigiosas y reconocidas instituciones de estudios internacionales que nos asesoraron sobre el tema que nos ocupa.
Respecto a la expresión de la diputada, se tomó sólo la primer parte de sus declaraciones y los dirigentes y medios se quedaron con “el primer renglón”, bardeándola. Lo importante, viene en la segunda frase, que nadie se detuvo en analizar y es el centro de lo que se debe hacer: “Es imperioso desacoplar precios internacionales y domésticos, ya que los domésticos deben regirse por la capacidad de compra (en pesos) de los argentinos”.
Gracias a la mala interpretación que se hizo respecto de las declaraciones de la diputada, se visibilizó nuestra propuesta, la que venimos trabajando en silencio en conjunto con la Cámara de Productores Lecheros de Córdoba (Caprolec) desde el año que referenciamos y que casi nadie prestó atención, tal vez porque somos unos subestimados simples y pequeños productores de leche y no tenemos el prestigio y llegada a círculos de poder que otros tienen.
Desacoplar los volúmenes y precios para el mercado interno y externo y la conformación de un “fondo anticíclico” o “estabilizador”, administrado por privados con participación del Estado nacional, quien debe aportar información y supervisión, es lo que las cámaras empresariales nucleadas hoy en el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) deberían haber propuesto al gobierno nacional.
Entendemos que todos avizoran que a medida que la pandemia de Covid-19 se vaya controlando, las economías de los distintos países se irán recomponiendo y fundamentalmente los mercados asiáticos y el chino en particular, por lo que habrá una tracción de mayores volúmenes por exportar, como también precios superiores a los que puede pagar el mercado interno. La problemática del maíz es la punta del iceberg de lo que pronto vendrá para las cadenas agroalimentarias argentinas.
De lo poco o mucho que estudiamos (pocas cadenas se pusieron a estudiar el mecanismo), el problema para la Argentina será una maldición o una bendición, dependiendo de lo que los representantes de las cámara agroalimentarias y no alimentarias definan hacer en términos políticos.
O vamos por el concepto de ganar-ganar (ganamos todos) o dejamos al gobierno actúe solo y sin ayuda, el cual, como otros de diferentes tendencias (ultra derecha, derecha, centro izquierda, socialista o comunista), ante situaciones similares, recurrieron y recurren a la implementación de retenciones, precios controlados o máximos, prohibición de exportar y/o la combinación de las tres herramientas, para no dejar a sus pueblos sin comida.
Sin acciones que compatibilicen los intereses de los productores, industriales, consumidores en consonancia con la política económica del gobierno nacional, se lo deja acorralado y no cuenta con otras herramientas en sus manos, como tampoco reeditar organismos como la CAP, la Junta Nacional de Granos o el IAPI, ya que es probable que naciones competidoras presenten al respecto denuncias ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Consecuentemente, y a pesar de que tenemos todas las ventajas competitivas para posicionarnos dentro de los diez mejores países lecheros del mundo, veremos “pasar el tren” desde lejos, ya que no estuvimos en el andén en el horario justo para abordarlo.
De lo poco o mucho que estudiamos, el comportamiento general de la dirigencia agroindustrial (expresamente nos exceptuamos) es que cuando la cosa va bien no quieren que El Estado se meta, mientras que, cuando se da vuelta la torta, primero le bajan los precios a los productores y, cuando están al límite, piden que el Estado se meta y ayude a sus economías (no tenemos antecedentes que alguna venda bienes que compraron con las ganancias de la actividad principal) y anteponen como “escudo” para pedir ayuda la cantidad de mano de obra que tienen, solicitando se le aumenten los precios de venta y/o solicitar compensaciones por los mayores costos. Entendemos que esta situación es injusta y perversa, maximizar ganancias para cuando va bien y sociabilizar las pérdidas para cuando va mal.
No nos creemos los que “inventamos la pólvora”, sólo estudiamos lo que han hecho otros países, como el Fondo de Pensiones del Gobierno de Noruega, la Reservada del Cobre de Chile, el Fondo Anticíclico Alemán y el Fondo Colombia Sostenible, para adaptarla a la realidad Argentina.
Aparte de estudiar lo que pasa en el mundo, tuvimos la posibilidad de participar en la gestión del gobierno desde octubre 2009 hasta mediados del 2016 y desarrollamos las herramientas, como también las articulaciones necesarias, con los distintos organismos del Estado Nacional para ponerla en funcionamiento.
Los objetivos a presentar al gobierno nacional, deberían estar orientadas en los siguientes puntos:
- Para todas aquellas producciones y/o industrializaciones que tengan excedentes al mercado interno, desdoblar volúmenes y precios.
- Para todas aquellas producciones y/o industrializaciones que sólo tengan mercado externo, se arregla con retenciones.
- Para todas aquellas producciones y/o industrializaciones que no tengan excedentes para el mercado interno, incentivarlas para incrementar la oferta. Dicha situación debería ser mantenida hasta tanto sean excedentarias. Cuando pasan a ser excedentarias, implementar el punto primero.
Para explicar en detalle la propuesta, hemos solicitado audiencia al Jefe de Gabinete de Ministros, ViceJefe y Secretaria de Comercio. Por último, y para cerrar, nos ponemos a disposición del Sr. José Martins, vocero del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), para interiorizarlo y que junto a otras cadenas presentemos al gobierno Nacional una salida inteligente donde todos ganaremos.