La noticia es que Federico Elorza está contento. Siempre serio y circunspecto, el asesor técnico de la Cámara Argentina de Sanidad Vegetal y Fertilizantes (Casafe), que agrupa a las empresas extranjeras y nacionales que distribuyen agroquímicos entre los productores, está contento porque la apuesta a realizar desde ese sector un congreso sobre insumos biológicos resultó ser un éxito de convocatoria, mucho mas de lo que él mismo esperaba.
Dice la gacetilla de la cámara: “Con más de 1000 participantes, el Congreso Casafe 2025 – Edición Biológicos reunió a referentes del sector público, privado y académico para analizar el presente y futuro de los bioinsumos en Argentina. La jornada reafirmó que la innovación tecnológica y la sustentabilidad son ejes centrales para una agricultura competitiva y responsable”. Luego menciona que hubo 33 funcionarios de provincias, 15 expositores de renombre, y sobre todo un dato que no debe pasarse por alto: 75% de las empresas socias ya incorporan bioinsumos en sus portafolios.
Es evidente que la transición hacia insumos más amigables y de menos carga química ya está en marcha y que es un proceso que, aunque lleve tiempo, ya ha permeado incluso en las filas de las empresas dedicadas al rubro, que de estar a la defensiva durante muchos años han pasado a la ofensiva, impulsando ellas mismas el recambio de productos cuando ello sea posible.
Por eso Elorza, que se toma estos cambios tan en serio como las buenas prácticas agrícolas en las tareas de aplicación, está contento.
“Ya hace un poco más de cinco años, empezamos a ver que había mucha demanda de información sobre estas cuestiones. A la vez, varias empresas de bioinsumos se incorporaron a la cámara, por lo cual nos dimos cuenta que estábamos representando un porcentaje muy elevado del mercado pero no sabíamos bien cuánto. Entonces nos pusimos a relevar un poco el mercado y nos dimos cuenta que las empresas de Casafe representaban el 80% de un mercado que a su vez está creciendo a un 10 u 11% anual”, explicó Elorza sobre la génesis de un momento bisagra en la industria local de fitosanitarios.
-¿A qué se debe ese creciente interés?
-Se puede deber a distintas cuestiones, pero sobre todo la necesidad que tiene el productor de encontrar distintas herramientas frente a las problemáticas que tiene hoy, y que tal vez con químicos no las pueda resolver. También se encontraron con otro tipo de productos ,como por ejemplo bioestimulantes o biofertilizantes, que antes prácticamente no se usaban. Los bioestimulantes tienen una tasa de crecimiento de casi un 300%. Nosotros dentro de Casafe tenemos un plan de capacitaciones que es muy grande; hacemos alrededor de 300 jornadas llegando a casi 80 mil personas todos los años. Por eso empezamos a relevar un poco las dudas de los productores y aplicadores.
Elorza está contento, además porque en este movimiento de aceptación de los bioinsumos se están barriendo un montón de preconceptos o mitos existentes. como que no eran eficientes o que eran inocuos. “El famoso agua sucia. Lamentablemente en muchos casos habían surgido un montón de empresas que producían inoculantes y tenían poco efecto, entonces se empezó a llamar el producto como agua sucia”, recordó.
Para el profesional eso va quedando en el pasado. “La verdad es que hoy los productos que existen en bioinsumos tienen una altísima especificidad y sirven para cuestiones específicas en momentos específicos y tiene una eficacia altísima”.
Pero para llegar a verlo hay que hacer un click mental: Define Federico: “Cuando uno quiere compararlos con con los productos, ahí está el problema, porque las reacciones son distintas y los tiempos también son diferentes. Uno tiene que pensar un sistema productivo de manera distinta, Uno ya de la noche a la mañana no tiene un resultado inminente. Es muy común en el campo decir ‘pruebo un producto y tiro una línea o dos líneas del lote y hago una comparación’. Pero muchas veces con los biólogos no se puede, porque necesitan superficies un poco más grandes y que haya una adaptación del lote”.
-Adaptación del lote…
-Vamos a llamarlo de esta manera, Necesitamos un lote que se vaya adaptando a esa situación y también requiere que el productor o el ingeniero agrónomo esté mucho más cerca con un monitoreo mucho más intensivo para poder entrar en el momento adecuado. La alta especificidad de estos productos hace que si yo no entro en el momento adecuado, para la plaga específica, no genero tanto efecto o no es tan eficaz.
Para Elorza, dos grandes transformaciones han ayudado para que se consolide la confianza de los productores en este tipo de insumos biológicos. Por un lado, y pese a que siempre se trata de organismos vivos en las formulaciones, los productos ahora no son tan perecederos como antes y pueden almacenarse durante algunos meses a temperatura ambiente sin mayores complicaciones, lo que favorece mucho la logística.
Por otro lado, “lo que estamos viendo a nivel a nivel campo es que la cantidad de información que está buscando hoy el productor es muy grande, porque ellos quieren empezar a incorporar este tipo de productos para transformar sus sistemas productivos en sistemas más sustentables, que muchas veces requieren una menor carga de productos químicos”.
En esta búsqueda, otra de las bases en que se está apoyando el floreciente mercado de bioinsumos es la posibilidad de combinaciones con productos agroquímicos convencionales. “Lo que está un poco en boga hoy es alternar productos químicos con productos biológicos”.
Explica Elorza: “En una primera instancia se vio como ellos son biológicos, nosotros somos químicos. Fue un debate que se realizó internamente dentro de dentro de Casafe. Pero la verdad que son totalmente complementarios. Nosotros no vemos que vaya a haber un reemplazo de los biológicos por los químicos. Vemos un crecimiento de los insumos biológicos, que pueden llegar a 10 años a ocupar un 30 o 40% del mercado pero no va a haber un reemplazo”-
Y añade: “Lo que sí vemos que en muchos casos es una complementariedad muy buena. Por ejemplo, hay un desarrollo muy fuerte también de los de los biológicos para tratamiento de semillas con una combinación de un químico con un biológico. Por ejemplo, de un curasemilla químico con una trichoderma. Lo que hace es que el fungicida químicoes una limpieza de microorganismos patógenos alrededor de raíces. Y el biológico lo que hace es a su vez mantener ese ambiente limpio. Eso genera el proceso de estimulación de las raíces, por lo cual tenés un crecimiento mucho más fuerte”.
“Esa combinación funciona mucho mejor que si yo aplico solamente un biológico o solamente un químico y eso es un ejemplo de lo que puede pasar en distintas combinaciones”, explicó.
Elorza está contento. Y cuenta que “lo que hicimos con este congreso de biológicos es empezar a bajar a tierra un poco todo. Cuáles son las herramientas y cómo se aplican; también de cómo aplicar a los biológicos, en qué momento hay que ingresar y sobre todo ver cómo terminas incorporando los productos biológicos en tu sistema productivo para poder generar una producción que sea distinta”.
-La última pregunta es: Estamos en el 0,5% del potencial de los biológicos en términos de investigación y desarrollo de productos. ¿Tenemos por delante todo un universo?
-No podemos medirlo. Es tremendo. Lo ves en la cantidad de productos y empresas que están queriendo registrar en Senasa, y cada vez aparecen más empresas con productos distintos. Hoy la investigación y desarrollo es muy fuerte en ese sentido y las compañías están convencidas de todo esto. Pero nosotros intercambiamos muchísimo con los productores y muchas veces vemos que el productor sabe que existen los bioinsumos pero no conocen en detalle qué son, cómo se usan y demás. La idea era poder empezar a acercar esa información y cuando lo propusimos, sencillamente explotó.