Tutuna es una pequeña empresa familiar de San Juan dedicada a producir olivos agroecologicos. Se llama así porque a los dos años la hijita de Esteban y Gisela se puso a comer aceitunas de modo desesperado. No paraba hasta que sus padres le quitaron el frasco para que no se empachara. “Tutuna, tutuna”, se puso a reclamar la pequeña.
Esteban Santipolio es ingeniero agrónomo y durante mucho tiempo trabajó asesorando emprendimientos olivícolas en San Juan. En 1988 finalmente pudo comprar su propia finca de 8 hectáreas de Pocito, al sur de la capital provincial. Allí ya había viejos olivos que venían de la época de los primeros inmigrantes. Decidió conservarlos y dedicarse a la producción de aceite. Luego pudo renovar algunas variedades.
Hace unos ocho años, en Tutuna pudieron comparar un equipo italiano que le permitió industrial su propia producción de olivos sin depender de otra fábrica de aceite. Allí produce unos 8.000 litros anuales, que comercializa sobre todo en las ferias agroecológicas de la zona (en la casa de Sarmento, en el centro de San Juan, hay una feria del ProHuerta en la que participan) y también en Córdoba.
Hoy producen tres aceites varietales y también aceitunas griegas, que son las aceitunas negras
Mirá la entrevista completa a Esteban Santipolio:
Gisela Villarreal, la compañera de vida de Esteban, venía de vivir en la Patagonia, donde estudió cosmética natural. Ni bien comenzaron con la producción de aceite de oliva agroecológica, ella se puso a elaborar cremas, jabones y pomadas a partir de ese insumo. Tiene una gran variedad de productos de los cuales se muestra muy orgullosa.
Para preparar la línea de cosmética, en Tutuna ya utilizan unos 1.000 litros de aceite de oliva de los 8.000 litros que producen en total. De ese modo, agregan muchísimo más valor a ese producto.
“Es agregado de valor. Hoy el pequeño productor, si agrega valor sigue produciendo, pero si no lo agrega es muy difícil seguir haciendo. Y si baja costos, que es lo que propone la agroecología, tiende a generar un sistema que se sostiene a si mismo y no depende de insumos externos”, nos dijo Esteban, explicando el razonamiento que aplicaron para poder vivir de lo que generan en esas 8 hectáreas.
Santipolio se ha convertido en uno de los muchos agrónomos que creen que hay que revisar todo lo que aprendieron en la facultad y por eso toda su producción se realiza bajo los principios de la agroecología. En su propio el establecimiento, con el orujo de la prensada de la oliva (el desecho) elabora un biofertilizante que utilizan en la propia finca.
“Los consumidores no quieren comprar más alimentos con residuos de agroquímicos. La agroecología puede ser una herramienta para darles respuesta, porque es barata y tiene soluciones que se generan en la misma finca, y que podes adaptar a cualquier rubro, no solo a lo intensivo, como la vid o el olivo, sino también a la agricultura pampeana”, afirma.
El monte de olivos está todo regado por un sistema de goteo, al que alimenta con energía solar. Los paneles están sobre el techo de una fresca galería que corona la casa familiar, la que está abierta a todos los visitantes que pasen por esa bella zona sanjuanina.
Los envases de los cosméticos?
Lo s paneles solares?
Las cañerías del goteo?