En la cadena lechera se dio vuelta la tortilla. Si durante los últimos años las quejas de los productores fueron recurrentes debido a la pérdida de plata a la hora de producir, ahora el sector que lleva las de perder es la industria.
Los datos oficiales dan cuenta de que el precio a tranquera de tambo en junio fue de 15,15 pesos por litro, lo que marcó una suba interanual de nada menos que 125%. Esto significa que el precio cobrado por los tamberos más que duplicó a la inflación. Fue consecuencia de una caída en la producción de leche luego de muchos años de crisis. De acuerdo a lo que publica la Secretaría de Agroindustria esta merma fue de 6% en todo el semestre.
El Observatorio de la Cadena Lechera (OCLA) graficó del siguiente modo la situación:
Según el OCLA, de todos modos, la producción “ya comenzó desde abril un proceso ascendente” por lo que se “si se mantienen las condiciones actuales de buenos precios de la leche al productor y con aspectos meteorológicos normales, es factible que la menor producción de la primera mitad del año se comience a neutralizar a partir de julio y desde agosto se crezca por encima de las cifra del año anterior, lográndose, según nuestras estimaciones actuales una producción similar al año anterior”.
Los que rezan porque se cumplan esos pronósticos son los industriales, el eslabón más cuestionado por los productores durante la época de vacas flacas para los precios.
Hoy a quienes transforman la leche les toca perder porque tienen menos oferta y porque además hay más competencia debido al ingreso de nuevos jugadores, como es el caso de AdecoAgro.
La caída en la oferta de leche los deja con sabor a poco: En mayo, según dicen las estadísticas oficiales, sólo se utilizó el 40% de la capacidad instalada. Pero además, cuando se dan vuelta y quieren vender lo procesado, se encuentran con que la venta de leche fluida al mercado interno cayó 13%, la de leche en polvo 11% y la de quesos 6%.
Esta vez -según el último tablero sectorial- no se salva ni siquiera la exportación, que era el dato que muchos (en especial los funcionarios) destacaban, ya que en el período enero/mayo la baja en el volumen vendido fue de 6%.
El repaso de lo que vino pasando en los últimos años deja a las claras que la supuesta cadena lechera se debe una discusión sobre su funcionamiento, o sobre los motivos de su mal funcionamiento. Lo que se ve es la repetición de un nuevo ciclo donde hay uno que pierde y otro que gana, hasta que la tortilla se vuelva a dar vuelta y el llanto sea ajeno.
En medio falta que el Estado aporte no sólo el espacio de discusión sino medidas que permitan un desarrollo sostenible, sustentable y sobre todo armónico.