Piercristiano Brazzale, el presidente de la Federación Internacional de Lechería, habló en India con Bichos de Campo sobre la necesidad de regularizar la situación del país en la entidad, para no relegarse en normativas, estándares y regulaciones que rigen a la lechería globalmente. Esto es cuestión de plata, son unas 36 toneladas de leche las que tienen la respuesta, porque las voluntades están, pero quien debe resignarse es la política nacional mientras se sigue esquilmando al sector con retenciones.
Una mirada del futuro lechero. Hablando de temas más amplios, pero no menos caprichosos, Piercristiano conoce la producción, los negocios y también los desafíos del sector a nivel global.
Entre los premios que se entregaron en el Congreso se destacaron destinos como India, China e Israel. Claramente el futuro de la lechería se orienta a estos destinos y no a los tradicionales jugadores del sector.
“Me sorprende el nivel de innovación que estos países presentan, cada uno adaptado a sus necesidades y a su modo de producción. Por ejemplo, en China los adelantos están más enfocados en los productos finales. Esto está directamente conectado con el futuro de la lechería”.
Hablando personalmente y no como titular de la FIL, comparando las situaciones que se presentan en las diferentes regiones, se dijo “muy poco diplomático”, para afirmar que “en Europa estamos matando al sector lechero, a la agricultura, con estrategias como ´Farm to fork´, que en Holanda están ahogando a la producción, pero que es algo que empieza a pasar en todo el continente”.
Este programa que se estableció en la Unión Europea, suena bien cuando se describe como la forma de hacer a los sistemas de producción de alimentos más justos, más saludables y más amables con el ambiente. Sin embargo, comienzan a restringir la producción y esto es lo que comienza a verse con la contracción de la lechería en países que son referencia en la materia.
Accedé a la primera parte de la charla de Bichos de Campo con Piercristiano Brazzale:
Más restricciones en la producción contraen los resultados y en vez de tener alimento asegurado para más personas, se da lo contrario, e incluso se avanza sobre tierra que antes no estaba productiva y que no colabora ante impactos como el covid-19 o incluso la disminución de materias primas ante la guerra Ucrania-Rusia.
De la “granja al tenedor” es “una estrategia ideológica que se desconecta de la realidad, porque la reducción del 66% en el uso de pesticidas, hasta el 50% de las emisiones en unos años, ampliar la producción de orgánicos va a destruir el 25% del total de la actividad agropecuaria, es algo alocado”. Brazzale cita estudios hechos en Estados Unidos que demuestran que hacia 2030 Europa deberá importar entre 20 y 40% del alimento que demandará su población, por la imposibilidad de seguir produciendo, e incluso él como agrónomo y especialista en ambiente sostiene que es una postura demasiado optimista la de sostener programas como este que van en contra de su iniciativa original.
“Debemos ser pragmáticos, no diplomáticos. Si la opinión pública cree que vamos en el camino correcto, tenemos que demostrar que no es así, a través de la vía legal, pero sobre todo basándonos en la ciencia, no en sentimientos. Debemos frenar la ideología, las políticas idealistas y tenemos que basarnos en la ciencia. Ser políticamente correcto generalmente no se basa en la ciencia”.
El problema que él encuentra en esta política de ´Farm to fork´ es que la contracción a las pequeñas unidades productivas, pero que sólo se basa en una mirada idealista que no está relacionada con el futuro del continente. “Esto representa demasiados altos costos para producir alimentos para todos, por eso debemos ser pragmáticos. No podemos tomar el ejemplo de India para Europa, eso no se adapta a nuestra realidad”.
La tendencia no puede ser la de ir en contra de la eficiencia a la hora de producir alimentos, porque eso también significa contradecir la sugerencia que hace la FAO de una intensificación sustentable, respetando la reducción de las huellas de carbono, del agua y de la tierra.
Brazzale sostiene que “hay futuro para la lechería, pero debe estar vinculado a políticas basadas en la alta eficiencia, en las buenas prácticas y no en las prohibiciones”.
Desde la Federación Internacional de Lechería se promueven para todo el mundo métodos productivos, metodologías, estándares, pero no depende de la entidad la definición de políticas en diferentes partes del mundo, ni se toman posiciones políticas.
Del mismo modo, no se trabaja en contra de los productos de base vegetal, sino que se los considera como complementarios a los lácteos, que deben tener su propia terminología porque “los términos lácteos son sólo para la lechería”. No se puede utilizar la denominación de este sector para no confundir a los consumidores, que son una pequeña proporción de la demanda, pero que muestran una convicción en cuanto a sus necesidades y una mayor capacidad económica para acceder a ellos.