A partir del año que viene comenzará a implementarse en la Argentina un sistema obligatorio de trazabilidad individual para todo el rodeo vacuno –también bubalinos y cérvidos– y el Estado se hará cargo del costo de la caravana electrónica durante el primer año del régimen.
Así lo establece la resolución 71/2024, publicada este jueves en el Boletín Oficial, por medio de la cual se dispuso que a partir del 1 de marzo de 2025 los productores ganaderos estarán obligados a identificar todos los terneros/as al destete o al primer movimiento que realicen. El resto de las categorías deberán ser identificadas electrónicamente antes del 31 de diciembre de 2025.
La norma determina que la utilización de identificación electrónica para todas las categorías de ganados bovinos, bubalinos y cérvidos será obligatoria a partir del 1 de julio de 2026, momento a partir del cual comenzará a regir el “Sistema Nacional de Identificación de Ganado Bovino”, que deberá “registrar todos los movimientos de los animales de manera de garantizar la trazabilidad individual”.
La resolución especifica que “para una adecuada transición al sistema de identificación individual mediante la utilización de tecnología electrónica, el Estado nacional proveerá a los productores ganaderos hasta el día 30 de junio de 2026, y sin costo para éstos, la cantidad de dispositivos electrónicos aptos necesarios para cumplimentar lo establecido en los artículos precedentes”.
Tal como está redactada la norma, está claro que el costo de la caravana sería asumido por el Estado nacional durante el primer año de vigencia del nuevo régimen, pero a partir del segundo el dinero tendrá que salir de los bolsillos de los productores ganaderos.
No es el caso de Uruguay, país que implementó la trazabilidad individual obligatoria dos décadas atrás, pero que desde entonces hasta la fecha es el Estado el que se hace cargo del costo de las caravanas electrónicas. Se trata de un volumen de 2,5 a 3,0 millones de caravanas electrónicas por año que se adquieren mediante licitación pública y se distribuyen en forma gratuita a los productores todos los años por medio del Correo nacional.
En los fundamentos de la norma que implementada este miércoles se indica que “los consumidores, tanto a nivel nacional como internacional, exigen cada vez más información de los procesos de producción de los alimentos, en lo relativo a producciones sostenibles, trazables, que tengan en cuenta el bienestar animal, los sistemas de alimentación natural y/o razas, entre otras, convirtiendo a la información que acompaña a los productos en un valor agregado para los consumidores y posicionando de mejor manera nuestra cadena de carnes frente al mundo”.
En ese marco, “un sistema de trazabilidad individual aplicado a todo el rodeo mediante la utilización de tecnologías acordes a los avances existentes y a desarrollarse en materia de identificación animal, permitirá a la cadena de ganados y carnes hallarse en condiciones de ofrecer productos acordes a las preferencias demandadas actualmente por los consumidores globales”.
En la Argentina, país mucho más extenso y complejo que Uruguay, las opiniones al respecto están divididas. Los que están a favor dicen que, más allá de la incomodidad de sumar una nueva tarea, la información provista por la trazabilidad individual genera tanto valor productivo y comercial que vale la pena hacer el esfuerzo.
No es el caso de los productores ganaderos más pequeños y localizados en regiones extra pampeanas, quienes consideran que esa tecnología vendrá a sumar problemas operativos en zonas que, muchas veces, carecen de infraestructura básica y servicios esenciales.
Otras opiniones indican que exigir tal componente tecnológico a un sector que sigue gravado con derechos de exportación representa –más allá de evitarlo durante el primer año– sumar un costo adicional que pondrá en desventaja a los eslabones más débiles del sector.
Por último, está claro que, con la implementación efectiva de la trazabilidad individual la posibilidad de comercializar hacienda de manera informal se reducirá a la mínima expresión, algo que seguramente tendrá un impacto en los precios de la hacienda y de la carne vacuna.