Desde el Ministerio de Economía, pero como un acto más de campaña, el pasado 4 de julio Sergio Massa, flanqueado por el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, anunciaba una nueva partida de compensaciones para la lechería. Así, la única forma de hacer política que tiene este signo de gobierno para el sector iniciaba una nueva etapa.
En la Resolución 979/2023 del Ministerio de Economía este jueves se hizo un recorrido por lo que fue el Programa Impulso Tambero que terminó de pagarse recién en junio, a 4.319 tambos y con un fondo de algo más de 8.100 millones de pesos.
Amagaron en mayo con pagar una quinta cuota que quedó en la nebulosa hasta que apareció este Impulso Tambero 2, que acusa recibo de aumentar el límite de producción de cinco a siete mil litros, con un subsidio diferencial entre los más paqueos y el resto.
Con dinero que dicen saldrá del Programa de Incremento Exportador, mejor conocido por los sucesivos dólares Soja, ahora se renueva esto pensado para “mitigar el impacto resultante de la continuidad de los efectos de la sequía, ampliando su alcance y considerando el incremento de los costos actuales, en pos de cumplir con el objetivo de permitir a los productores hacer frente a los meses más críticos de la actividad en relación a la oferta forrajera disponible e incrementar la oferta de leche, optimizar sus sistemas productivos y mejorar la rentabilidad del sector”.
La perorata reconoce la inflación imparable, los cepos de todo tipo, la influencia de las retenciones, las presiones del propio Gobierno sobre el sector, en un marco de sequía.
Hay dos categorías, la primera hasta los 1.500 litros diarios que recibirá una compensación de 20 pesos por litro y la segunda hasta 7.000 para $15, siendo el tope de $800 mil en cada una de las dos cuotas que se prometen pagar y que figuran para “meses consecutivos”.
A partir de los datos con los que cuenta AFIP, se tomará el promedio de producción en referencia al período abril de 2022 a marzo de 2023.
Es llamativo que se aluda a un fondo de siete mil millones de pesos para abarcar a muchos más productores que en la primera etapa, aunque en cuatro cuotas cuando se dispusieron más de ocho mil millones totales.
Ya está habilitada la inscripción para quienes quieran ser incluidos en el beneficio y será así durante 15 días hábiles consecutivos hasta el miércoles 2 de agosto, a través de la web de AFIP, con clave fiscal, ingresando al servicio de Autogestión Sagyp, para solicitar expresamente el beneficio, de esta manera la Secretaría de Agricultura autorizará la disponibilidad de datos y la vinculación con un correo electrónico y un CBU. Luego de este plazo se generará una nómina de beneficiarios para comenzar la espera por el primer pago.
¿Alcanza este subsidio?
Se le pone muchos nombres a esto que directamente es un subsidio, que intenta equiparar todo lo perdido por inflación, por presiones de la Secretaría de Comercio a las industrias sobre el precio pagado a los productores, por el impacto de la sequía, por la política y la economía en general, pero para poco alcanza.
Claro que decir 1,6 millones totales no suena mal, pero realmente termina siendo un número más chico del que se cree cuando se lo ve desde el tambo.
Fernando Córdoba es productor, tiene su tambo en Estación Clucellas, en el centro-oeste santafesino. Fue dirigente gremial y conoce mucho de estos manejos que tapan la ausencia constante de políticas.
“A pesar de este aporte, los tamberos van a seguir quedando lejos del precio de equilibrio, de lo que dejaría alguna ganancia respecto a lo que cobramos”, explica haciendo una cuenta sobresaliente. Sobre 3.200 litros en promedio que produce, Fernando los multiplica por 30 como indica la Resolución y de esos 96 mil litros al mes, el subsidio terminará en 8,30 pesos, casi la mitad de los 15 pesos planteados, pero al mismo tiempo quedando lejos de lo que debería cobrar como precio pleno por la calidad de su producción, que debería rondar los 115 pesos, como para empezar a dejar de perder.
“Si tuviera la oportunidad de acceder a créditos, podría avanzar en la inversión en instalaciones, en comprar más media sombra. Hay que calcular que con una cuota se pueden llegar a comprar dos estructuras, pero ahora tengo que cubrir el servicio de picado del maíz tardío, que sin contar la semilla ni nada me costó cinco millones de pesos”.
Lo que Córdoba siempre entendió es que “esta como otras ayudas le sirven al productor y se usa en todos los tambos, pero lo cierto es que también hay otras necesidades, por eso desde adentro de la cadena debemos trabajar en el ordenamiento general que está pendiente. Con reglas claras cada uno puede decidir si sigue haciendo leche o no”.
Pero mientras tanto, “como a los gobiernos no se les ocurre nada, los subsidios son la alternativa para poder equiparar todo el manoseo de variables que hay, después de tanto Dólar Soja, teniendo en cuenta el impacto de la sequía, de la caída de producción, de los diferentes tipos de cambio, el panorama es muy complicado, sobre todo porque las industrias no pueden aumentar el precio para competir”.
En un tambo más chico, el Impulso también pagará deudas. Miguel produce hoy unos 1.600 litros por día, porque los 250 milímetros de lluvia que cayeron durante el otoño hoy resultan en pasturas disponibles para entretener a las vacas. Pero en el lapso que medirá la compensación estuvo en poco más de 1.400 litros diarios, así percibirá los 20 pesos prometidos, que quizá se lleguen a cobrar en agosto y posiblemente antes de las PASO nacionales.
En un rincón del santafesino Departamento San Martín, le cuenta a Bichos de Campo que gracias al maíz súper tardío sembrado el 2 de febrero puede “hacer frente” a este año complicado, con unos 16 mil kilos de materia verde, en una constante de imposibles proyecciones o crecimiento.
“Mi tambo está en sucesión y así no podemos acceder a créditos. Si pudiéramos ya estaríamos haciendo la fosa para dejar de sufrir con el tambo de brete a la par, entonces con este fondo simplemente vamos a pagar la deuda del servicio de picado y embolsado de maíz y si queda algo intentar conseguir algún rollo”.
Las dos cuotas del Impulso Tambero le dejarán una relación real de 19 pesos por litro, que gracias al resurgimiento de pasturas lo pone al límite de tener un precio sin pérdidas, pero con un ajuste de la dieta para las 70 vacas en producción que se estiró hasta lo máximo. “Tengo claro que los tambos chicos de la zona subsistimos por estar dentro de las cooperativas que son las que generan planes de pago, que nos dan plazos para pagar los servicios. Ahora con un trigo que está bueno, creo que vamos a llegar mejor a la primavera, pero igual va a ser difícil”.
“Al primer Impulso Tambero que llegó muy tarde lo usé para ir tapando deudas, sobre todo de la compra de fertilizante y de la siembra. Si me hubieran pagado la primera cuota en febrero podría haber conseguido 150 rollos de 450 kilos de alfalfa, pero esa relación terminó con 43 rollos menos. Hoy no se consiguen fácil y muchas veces “se compra lo que hay”, aunque a valores siderales, porque los disponibles rondan ahora los 40 mil pesos.
Otro dato que agrega el santafesino es que “no es posible recurrir a nuestra cajita salvadora que son las vacas de descarte, porque la hacienda en pie no vale nada, en julio del año pasado una vaca gorda de 600 kilos se pagaba 195 pesos, en enero 220, llegó a 287 a mitad del otoño. En junio llegó el kilo a 199 y ahora se está vendiendo a 210. Con 115 por ciento de inflación sólo tenemos 15 pesos de diferencia un año después”.
Ya del lado de Córdoba, Víctor que tiene su tambo cerca de Bell Ville entra justo en beneficio porque está cerca de los siete mil litros. Según él “el precio por litro de leche está competitivo porque se puede comprar un kilo de soja o dos de maíz, el tema es que eso se pueda sostener en el tiempo, pero el atraso impresionante que tenemos hace que no podamos pensar que esto va a ser así por muchos meses, cualquier movimiento va a derrumbar el precio”.
Entonces cuando se consiga empezar a cobrar la compensación el destino del dinero ya está fijado. “Ni bien se me acrediten los pagos, ese desembolso va a cubrir los dos millones de pesos que sigo arrastrando de descubierto, para poder atravesar la tremenda sequía de esta zona, el impacto del Dólar Soja, etc., etc. Ni lo voy a ver al beneficio”.
Para Víctor, cada cuota equivale a una semana de alimento balanceado para las vacas en ordeño, o casi la mitad de los sueldos de las personas que trabajan en el tambo.