Por Nicolás Razzetti –
Las estadísticas publicadas por el Ministerio de Agroindustria indican que el consumo promedio de carne aviar llegó a los 45 kilos en el primer trimestre del año. En tanto, el promedio de marzo fue de casi 48 kilos.
Tomando el promedio de los primeros tres meses del año, el salto en el consumo de estas carnes fue del 16% con respecto al mismo periodo del año pasado. Este incremento está en línea con el aumento de la producción, que fue del 17%.
De las estadísticas oficiales se destacan otros dos datos.
En primer lugar, que las importaciones registran un incremento del 31% y avalan la denuncia de empresarios del sector que cuestionaron el ingreso de productos congelados de Brasil a bajos precios que compiten con la producción local y deprime los valores pagados a los productores integrados.
Empresarios avícolas dijeron que tienen un costo por kilos en torno a los $22 y un ingreso de $17/18 más IVA, por eso creen que en algún momento del segundo semestre se producirá un recorte de las inversiones en la producción de pollos “bebé” para recortar luego la oferta e intentar así que se recompongan los valores de venta al público.
El precio de venta en góndola en mayo del pollo fue $36 por kilo, con una suba interanual de 8%, muy por debajo de la inflación. Eso limita las subas a las fábricas.
Otro dato importante es el de las exportaciones. El dato oficial dice que aumentaron 32% en volumen. Pero lo cierto es que la base de comparación es baja porque el año pasado la caída fue marcada, y rondó el 40% respecto del registro de 2015 cuando los problemas de competitividad ya eran notorios. Los registros de este año se acercan a los de entonces en volumen.
Pero medidas en valor, las exportaciones registran una caída de 47% respecto del primer trimestre del año pasado. Los empresarios avícolas dicen que en esto tiene que ver la caída del precio internacional, un factor que profundiza la falta de competitividad de las empresas. La combinación de alta inflación con retraso cambiario, incrementos en combustibles, energía y salarios complican las cuentas del sector y la posibilidad de acceso a los mercados internacionales.
La mayor oferta interna de carne de pollos se suma el aporte del sector vacuno cuyo, consumo ronda los 58 kilos, y el del sector porcino, que promedia según cifras oficiales los 15 kilos anuales per cápita. Entre las tres carnes, el consumo suma 116 kilos anuales por habitante y se ubica en niveles similares a los que había durante los últimos años del kirchnerismo. En aquel momento se le pedía al Gobierno de turno políticas que permitieran el crecimiento de las exportaciones de carne, un reclamo que sigue vigente.