La campaña fina se ve afectada por varias cuestiones. La falta de humedad sobre todo, pero también los altos costos que incrementan el riesgo económico, especialmente en el caso del trigo cuya comercialización está intervenida por el gobierno por derechos de exportación, retenciones cambiarias y cupos.
En este contexto desde la Bolsa de Comercio de Rosario, el ingeniero y coordinador de la Red Gea, Cristian Russo, dijo a Bichos de Campo que prevén una reducción del área sembrada con trigo en hasta 8% a nivel nacional. La estimación de siembra es de 6,3 millones de hectáreas, lo que permitiría una producción de 19 millones de toneladas. Esto significaría, sin embargo, una caída del 13% respecto a la cosecha pasada, en la que se alcanzaron las 22 millones de toneladas.
En este sentido Russo indicó: “La caída en la superficie podría ser todavía mayor. Falta mucha agua, sobre todo en varias zonas de Córdoba, y hay temores por el alargamiento del evento La Niña. La foto es peor que en la campaña 2020”. En ese año, la cosecha fue de sólo 17,6 millones de toneladas según los datos del ministerio de Agricultura.
Ese es el primer y principal problema de la campaña: si hubiera mejores condiciones climáticas, la intención de siembra sería otra ya que los precios del cereal son muy buenos a pesar del recorte que sufren.
Para Russo, el segundo problema está en los insumos, que dejan al “rinde de indiferencia promedio en 35 quintales”. Si bien bajó por la caída que tuvo el precio de la urea, el número no alcanza para seducir a los productores a que siembren el cultivo.
Si bien en las últimas semanas el precio de los insumos comenzó a bajar de los niveles históricamente altos que alcanzó, todavía siguen siendo caros. La urea se redujo en el orden de los 200 dólares y el precio del fósforo también mostró una baja. Aún así no alcanza.
“El agua condiciona los planes de siembre, pero también otros insumos como el gasoil que está caro y difícil de conseguir. Los productores que quieren hacer trigo son sobre todo aquellos que no tuvieron una buena campaña gruesa y quieren una revancha, lo que no significa que estén dadas las condiciones para lograrla ni que vayan a sembrar el cereal”, agregó el ingeniero agrónomo.
Por su parte Mario Cataneo, especialista en cebada, dijo a este medio que ese cultivo -sólo intervenido comercialmente por la aplicación de derechos de exportación- tendría un incremento del área entre un 10% y 15%, y que la superficie destinada a grano comercial llegaría a 1,3 millón de hectáreas. Así, la cosecha llegaría a estar entre los 5,2 y 5,3 millones de toneladas.
“También en ese caso se espera un menor uso de tecnología debido a los altos precios de los fertilizantes”, consideró Cataneo.