Tomás Jofré es un pequeño pueblo del partido bonaerense de Mercedes, a poco más de 100 kilómetros de la capital, que se ha convertido en un caso de estudio para académicos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Cuando el tren dejó de pasar por la estación del pueblo, su economía quedó en la cuerda floja. Sin embargo, los almacenes locales se reinventaron hasta crear un polo gastronómico en pocas manzanas. Hoy, los 200 habitantes de Jofré reciben cada fin de semana hasta 5.000 personas que buscan conocer alguno de sus 22 restaurantes.
En una nota de Sebastián Tamashiro, la publicación especializada Sobre la Tierra, aborda este caso exitoso de turismo rural, ya que la UBA está trabajando con la comunidad local para que el turismo crezca de forma planificada y se aprovechen los recursos del pueblo sin perjudicar sus atractivos.
“Jofré es un polo gastronómico en donde se puede pasar un tranquilo día de campo, lejos de los estímulos visuales y auditivos de las grandes ciudades. La proximidad con el Gran Buenos Aires y CABA convierte al pueblo en una opción muy atractiva. El ‘boca a boca’ generó que millares de visitantes se acerquen cada fin de semana. El turismo trae beneficios, pero hay que planificarlo para evitar problemas ambientales, económicos y culturales que afecten al pueblo”, señaló Sandra Fernández, directora de la Tecnicatura en Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA).
“Trabajamos con profesionales de diversas especialidades e instituciones en un proyecto que busca brindar herramientas de gestión del turismo a los emprendimientos locales. Es importante que veamos lo que hacemos bien para fortalecerlo, y escuchar qué hacemos mal para cambiarlo y que los turistas sigan eligiendo a Jofré”, agregó Martín Boragno, Director de Turismo del Municipio de Mercedes.
Fernández explicó que uno de los ejes de trabajo tiene que ver con no dañar el medio ambiente. “Un punto fuerte del proyecto es la gestión ambiental. En este sentido, el turismo tiene una función educativa y puede alentar conductas que protejan al ambiente, sobre todo si se aprecia el verde y la tranquilidad del destino”, indicó.
“Nos reunimos con los principales actores involucrados en la cuestión ambiental de Tomás Jofré e intentamos articular acciones en conjunto. Propusimos un sistema de gestión del material reciclable y el tratamiento de residuos a través de un proyecto que involucra a las escuelas del pueblo. Estas escuelas poseen la tecnología y la experiencia que se necesita para desarrollar un biodigestor que contribuya a disminuir los residuos de los miles de visitantes”, contó Mónica Francés, docente de Turismo Rural.
En este sentido, agregó: “Todavía debemos pensar estrategias de gestión de residuos para la disposición tan particular de las manzanas del pueblo, y también falta relevar en profundidad qué sectores de Jofré están sobreexigidos y qué alternativas arquitectónicas o culturales podemos proponer para descomprimir el sector gastronómico. Hay muchas posibilidades, pero para que el turismo sea sostenible en el tiempo hay que pensarlo y gestionarlo junto con los habitantes del pueblo”.
Una parte clave del proyecto son los llamados talleres de sensibilización. “En ellos abordamos los temas que nos proponen los jofrenses para luego realizar capacitaciones. En el último taller capacitamos a los mozos y mozas de los restaurantes, ya que muchas veces son la cara visible del pueblo y los visitantes les preguntan acerca de sitios turísticos, actividades o historias locales”, detalló Fernández, quien también es coordinadora del Área de Turismo Rural de la FAUBA.
Sandra explicó que el equipo que lleva adelante el proyecto está integrado por docentes de diversas cátedras de la FAUBA y estudiantes de Agronomía, de la Licenciatura en Ciencias Ambientales y de la Tecnicatura en Turismo Rural, además de profesionales de otras instituciones como la UTN. “El turismo es una actividad interdisciplinaria en sí misma. Tanto los economistas como los sociólogos y las técnicas en turismo tenemos algo que aportar. Esta mirada desde la diversidad nos enriquece”.
A modo de cierre, Boragno concluyó: “Trabajar con la UBA nos permite disponer de herramientas técnicas y profesionales que nos ayuden a sobrepasar futuras coyunturas políticas. Este proyecto es un ida y vuelta entre la universidad, la municipalidad, el polo gastronómico, sus empleados y el resto de la comunidad. El objetivo es crecer y dar el salto de calidad en cuanto a la atención al turista”.