Corría 2013 cuando el ingeniero agrónomo Agustín Rocha se cansó de dedicar tiempo libre a completar planillas y volcar los datos que registraba a mano en los lotes. Su experiencia diaria le demostró que necesitaba una herramienta que facilitara su trabajo, y por eso decidió desarrollar su propio software de gestión agropecuaria junto a sus socios.
Últimamente en la Argentina se crean Agtechs todo el tiempo, pero sólo algunas logran sobrevivir. Sima Agro (Sistema Integrado de Monitoreo Agrícola) es una de ellas, y nació por iniciativa de un grupo de cinco jóvenes inquietos y hartos de los métodos tradicionales: Gerónimo Oliva, Mauricio Varela, Andrés Yerkovich, Pablo Etchanchu y el mencionado Agustín Rocha. Hoy son más de 30 en el equipo y han logrado sellar importantes acuerdos con organismos del sector y hasta con la NASA.
Nació en Rosario pero, con su app y plataforma web Sima ya funciona en 8 países de Latinoamérica y cuenta con más de 4 millones de hectáreas monitoreadas. Su propósito es agilizar la organización y el entrecruzamiento de la información, la elaboración de informes, el control y monitoreo de plagas y enfermedades, la validación de prácticas y brindar acceso a certificaciones de acuerdo a protocolos internacionales.
Consultado por Bichos de campo sobre su idea original, Rocha explicó que Sima es “el cuaderno digital del productor, que permite cargar la información directamente en el lote y gestionarla”. Aquello que históricamente se registraba a mano para luego volcarlo en la computadora hoy puede hacerse de forma rápida, sencilla y 100% digital.
“Cuando vuelvo a mi casa, después de estar todo el día en el campo, no tengo que pasarme una o dos horas cargando datos en la computadora o armando un informe. Ese paso no existe más”, festejó el cofundador de la app, que además detalló que, aunque el usuario no tenga conexión, puede utilizar todas sus funciones y acceder a los mapas de índice verde para guiarse.
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Incluso, la aplicación cuenta con un apartado dedicado a la “orden de trabajo”, es decir, lo que se va a hacer sobre una problemática particular. “Se puede cargar directamente en la aplicación y enviárselo por WhatsApp al contratista, a quien le va a llegar como una receta del médico”, explicó Agustín, que lo considera un paso importante para trabajar de forma ordenada.
Pero no se trata sólo de obtener reportes automáticos, compartir información o hacer gráficos. El sistema tiene información cargada generada por otros usuarios, por lo que el agrónomo, contratista o productor pueden acceder también a alertas de plagas o enfermedades, eventos climáticos, e información sobre híbridos y variedades de uso más frecuente.
Brasil, Paraguay, Uruguay y México, entre otros países del continente, ya trabajan con la plataforma. Si gran parte de Latinoamérica adoptó el software que nació en los pasillos de la Facultad de Agronomía de Rosario, es porque cuenta con sistemas muy complejos para anticiparse a los imponderables. De hecho, eso fue lo que le interesó a los directivos del programa NASA Harvest cuando decidieron sellar un acuerdo en 2019.
Con una tasa de acierto que estiman mayor al 80%, Sima cuenta con un algoritmo que permite predecir el rinde de la cosecha, aprovechando los datos satelitales de la NASA y la información proporcionada por otros usuarios. Así, sin importar el tamaño ni el tipo de producción, se puede obtener datos certeros de productividad antes de invertir.
Pero no sólo quedaron atrás el papel y el lápiz, sino incluso la cinta métrica. La plataforma también contempla la posibilidad de cargar fotografías tomadas en el lote para contar las plantas y su distanciamiento e, incluso, efectuar un control de severidad o enfermedad de forma automatizada.
De hecho, la lucha contra la “chicharrita”, el insecto vector del “achaparramiento del maíz”, ha motivado el crecimiento e influencia de Sima en la región. Empezaron a trabajar en ello hace varios años en Brasil, y, tal como señaló Rocha, gracias a eso han logrado desarrollar una “funcionalidad específica para dar de alta el monitoreo sobre una trampa amarilla”.
La función ya está disponible en Argentina y, tras trabar acuerdos con organismos del sector, la Agtech ha sido elegida para que se carguen los datos de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis en su plataforma. Así, cada punto de monitoreo tiene un usuario y puede cargar información y fotos obtenidas de las trampas cromáticas para evaluar la evolución poblacional del insecto.
Hace 9 años que están en el mercado y, lo que nació como un emprendimiento innovador de un grupo de jóvenes, hoy pisa fuerte en el sector. Más de 230.000 lotes monitoreados, más de 650.000 órdenes de trabajo generadas y casi 120.000 controles de cosecha; los números hablan por sí solos.
Pero también lo demuestran, por ejemplo, los convenios estratégicos que firmaron para que los usuarios puedan validar prácticas y acceder a certificaciones internacionales a partir de la información que cargaron en la plataforma. En el fondo, resumió Rocha, la búsqueda es “monetizar la organización de la información y poder mostrar cómo estoy haciendo las cosas”.
A principio de año, sellaron un acuerdo con Aapresid para facilitar la obtención de la “Certificación ASC”, y ahora harán lo mismo con Viterra, una de las principales exportadoras de granos de Argentina, que premia al productor por cada tonelada que exporta de hectáreas con huella de carbono medida.
Como todo puede registrarse, desde el uso de productos y fertilizantes, hasta los métodos de trabajo y las prácticas sustentables, los productores y empresas cuentan con una importante base de datos estandarizada. Es uno de los elementos clave para acceder a la documentación y las auditorías necesarias para obtener certificaciones y beneficios.
“En un mundo donde a la demanda ya no solamente le importa cuánto sino cómo lo producís, poder demostrar cómo hiciste esas tareas es importante”, destacó Rocha, que se mostró agradecido por lo que han alcanzado hasta el momento: “Creemos que este trabajo vale la pena y por eso estamos apostando a la digitalización”, agregó.
Desde luego, contar con tales herramientas al alcance de la mano tiene un costo. Para los nuevos usuarios, Sima Agro ofrece servicio gratuito de prueba con hasta 10 lotes, y luego un pago periódico, que Rocha considera menor en comparación con las ventajas que brindan.
“El costo generalmente no es el inconveniente, pero hay un costo que no es monetario, que es el costo de entrenamiento y de acostumbramiento, que es la mayor barrera hoy”, señaló el agrónomo.
Cabe señalar, además, que desde la Agtech contemplan que en la producción agrícola son muchos los actores que participan, y por eso el software es multiusuario. Eso quiere decir que, en empresas grandes por ejemplo, cada productor puede tener acceso a diferentes lotes y regiones, para así trabajar desde una perspectiva global.