La producción de leche no está atravesando un buen momento. Por lo general en este rubro las buenas noticias las dan las inversiones en mega tambos, pero muchas veces los productores medianos o chicos que son los que corren continuo riesgo.
Según Eduardo García Maritano, productor y refrente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), “la lechería no está organizada como negocio, desde el momento en que el tambero es un entregador de la mercadería y no un vendedor que comercializa su producto con determinadas reglas de juego. Esto tiene que ser para todos los tambos igual, como con la soja”.
Esto que aclara el especialista, implicaría conocer cuánto va a pagar la industria por determinadas calidades de leche, por lo tanto también, conocer o prever una estructura de costos, algo que no ocurre, ya que en las condiciones actuales los tamberos “trabajan a ciegas”.
Para completar el combo, este año juegan muy en contra el clima y la macroeconomía que distorsiona los precios y la disponibilidad de muchos de los costos e insumos: “Contra el clima no podemos. En el sur de Santa Fe , donde estamos produciendo, es el tercer año que la salida del invierno es casi sin agua, sin humedad para sembrar maíces tempranos, y en los verdeos de invierno fue poca la producción. Llegamos a esta altura del año con reservas agotadas en silajes y rollos en su mínima expresión, haciendo un manejo puntual para poder mantener la fibra en la dieta”.
El tambo de García Maritano es de base pastoril, esto quiere decir que se usan los granos para alguna suplementación alimenticia, y además las vacas no son Holando Argentino (las típicas blancas con manchas negras), sino de genética Jersey: “Se bancan lo duro del clima, aunque se nota una caída en producción de litros, pero no en sólidos. La industria nos paga por litros y por lo tanto, entregando mejor mercadería recibimos menos precio porque son menos litros” explicó.
El clima es una de las cuestiones que más preocupan por su impacto en la productividad. “Tenemos una lechería climática. Que te vaya bien depende más del clima que de la planificación del sector”, lo que da cuenta de la falta de organización del sistema como negocio, ya que no tiene el tambero alternativas posibles de coberturas de precios o de previsión del futuro.
Otro tema es el precio y disponibilidad de los insumos. “Los agricultores vendieron soja con el precio del dólar soja, y ahora falta maíz y tenés que pagarlo más caro”, advierte Maritano, quien también explicó que habitualmente la compra de granos se llevaba el 15% del ingreso y ahora paso a representar el 22%.
“Tienen valores que asustan. Un tambo promedio de 2.500 litros está facturando cerca de 6 millones de pesos. Parece mucho, pero resulta que se rompe un tractor y son 600 mil pesos y una cubierta cuesta un millón de pesos, lo mismo un camión de maíz, o 10 mil kilos de pellet de soja. Los insumos y gastos están desbordados” comentó.
García Maritano dice que el sistema se organiza desde los precios, cuando el precio debería formarse teniendo como prioridad los costos: “Desde los precios, ajustas los costos, hay que discutir eso, seguimos haciendo las cosas al revés”, finalizó.
Para que de los números en un tambo den hay que aplicar el SALER que invento el especialista que hace tantos años habla de lecheria