Hacia el final de la Exposición Rural de Palermo, la lechería encontró un espacio de intercambio, pero sobre todo de reconstrucción de acuerdos entre las cuatro principales entidades del campo. No sólo fue la reunión de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), de la Sociedad Rural Argentina (SRA), de Coninagro y de Federación Agraria Argentina (FAA), sino que se dio un cambio de actitud. La intención es pensar en acuerdos hacia adelante, abandonar la queja histórica, e intentar avanzar.
“Es un trabajo que se viene haciendo desde fin del año pasado, un trabajo que costó muchas reuniones. Las comisiones de lechería de cada una de las entidades nos empezamos a reunir cada 15 días, a buscar los puntos en común, el consenso, para tener una mirada y un poder en lo que tiene que ver con las decisiones que se toman en política lechera, para poder trasladarlo al Gobierno, al Director Nacional de Lechería, que es nuestro referente en el gobierno”.
A esto lo explica Norberto Ferrari, el titular lechero de CRA, que trabaja desde la provincia de Entre Ríos, para finalmente poder avanzar en temas que tengan injerencia directa en el eslabón primario.
“Formamos parte de la Funpel (Fundación para la Promoción y Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina), representando a la producción, pero planteábamos temas que no eran los prioritarios. Formamos parte de distintos lugares que ya estaban armados y la verdad es que nunca estuvimos como prioridad en los temas que planteamos”.
“Siempre se hablaba de lo mismo, llegaban a las reuniones y se trataban los mismos temas”, reconoce y es por eso que está dispuesto a hacer su aporte.
“Desde el año pasado estoy siendo coordinador de la Mesa de Lechería de CRA, empezamos a tratar de juntarnos todos los coordinadores de cada una de las entidades y plantear temas nuevos. Creo que los desafíos que vienen con un nuevo gobierno son totalmente diferentes a los que teníamos, pero totalmente diferentes porque nada tienen que ver estas oportunidades que estamos teniendo ahora y estos nuevos problemas que estamos teniendo ahora, con los que se tenían antes, entonces no es que lo que se estuvo trabajando antes desde las entidades estaba mal, pero hay que darle una mirada distinta, una vuelta de tuerca distinta, un perfil distinto al sector lechero”.
Ese cambio ya comenzó, de alguna manera, porque las entidades comprendieron que tienen que ir por los acuerdos, superar el pesado pasado y avanzar hacia una lechería que aproveche las oportunidades.
Es un tiempo en el que los productores, los industriales, están posicionados de mejor manera, sobre todo para manifestar sus opiniones en cuanto al sector al que pertenecen.
Como en el resto de las entidades principales del campo, “en CRA empezó a surgir una autocrítica”. Lo que las bases y los dirigentes empezaron a trasladar es que “no teníamos volumen de participación, tanto volumen de participación de productores en las entidades, entonces cuando empezamos a hacer esta autocrítica interna entendimos que los temas que se trataban eran siempre los mismos, las posiciones eran muy rectas y no había forma de dialogar otros temas”.
Esta evolución tiene que ver con cambiar esa tendencia. “Uno de los laburos es empezar a hablar con todos los productores y ver qué problemas plantean, qué les parece prioritario, vamos a ampliar la mirada y en la medida que más temas tengamos vamos a necesitar más gente para que cada uno lleve la mochila de ese tema también”.
En esa apertura, “empezaron a surgir un montón de actores nuevos y un montón de temas nuevos también, que en CRA y en cada una de las confederadas empezaron a tener mucho más peso también, porque se empezó a hacer un trabajo muy activo”.
El ejemplo que aporta es el de Santa Fe, en la figura de Alfredo Trionfini, que como coordinador de Lechería de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe, junto con Roberto Perracino, presidente de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, llevan ya desarrolladas un tercio de las 15 reuniones agendadas con empresas de la provincia, para acercar posiciones en cuanto a contratos, mercado a futuro, logística, pago por sólidos y la situación del consumo interno.
Si bien las charlas tienen cierto ritmo para tratar de hallar soluciones sobre temas cruciales como los formatos de comercialización, lo inédito es el encuentro entre las partes.
Se espera entonces que con nueva conducción en la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), que está próxima a una renovación de su conducción, se trabaje en el mismo sentido.
“El panorama desde las gremiales y la participación de productores, la verdad, está cambiando y se está haciendo mucho más activo y eso está bueno, nos da mucho más músculo en el peso de las decisiones y también una visión distinta, como que se nos empezaron a abrir nuevos frentes para trabajar, que capaz que no se nos ocurría antiguamente”.
De lo que son conscientes las entidades de productores es que sus representados usan cada vez más la referencia de datos que aporta el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería y toda la derivación que se hace de todos los puntos que construyen hoy a un sector pleno de información y donde el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina colabora con la interpretación de ese caudal.
Pero concretamente, desde la Comisión de Enlace entienden que no hay espacio para una instancia más institucional. “Somos reacios a la creación de un nuevo instituto”, porque consideran que con la estructura actual es suficiente. Además, “no hay necesidad de cargarle al productor un costo más de forma obligatoria, como sucede en la ganadería de carne con el IPCVA (Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina)”.
Para Ferrari, “incluso hay que corregir algunas cosas de OCLA, no sobre la información, sino algunas opiniones sobre esa información, creemos que por ahí la postura y los conceptos, o las opiniones sobre esa información. No creemos que tenga que dedicarse a eso al OCLA”.
Del mismo modo, CRA y el resto de las entidades forman parte de la Comisión de Seguimiento del SIGLEA, coordinada desde la Dirección Nacional de Lechería; y abogan por cambios que permitan un mejor trabajo, mayor cantidad de datos, que redunde en poder abundar en detalles “para que la información sea más confiable y más fidedigna de lo que es hoy, que es buena”.