Lo que hoy ya es una realidad, con 550 robots de ordeño voluntario en marcha, hace 10 años era un descubrimiento, el primer paso al desarrollo tecnológico y el inicio de una transformación de las unidades productivas lecheras. Hoy esos equipos -y todo su entorno- le dan a la Argentina una proyección concreta de crecimiento, pues brindan más y mejor información, provocan una mejora de la capacidad de la mano de obra y otorgan una proyección de mayor rentabilidad a todo el negocio.
Claro que los robots no son la única alternativa para el progreso de un tambo, pero claramente resuelven muchas de las inquietudes de los tambos promedio en el país, para su continuidad, para la mejora, como un objetivo concreto que complementa la gestión. En definitiva, tener un robot tiene tantas razones a favor como productores con inquietudes hay en el país.
Actualmente De Laval tiene 121 robots VMS instalados funcionando en 28 tambos y 202 vendidos para otras 17 unidades productivas. Se atienden 6.240 vacas, con unos 205 mil litros por día y un promedio de 33 litros por animal diariamente.
Son los tambos con freestall los que abarcan el 32% de los robots, 27% el sistema pastoril, seguido por compost (18%), drylot (12%) y cama fría (11%).
Del total de tambos robotizados por la empresa, 14 están en Buenos Aires, 12 en Santa Fe, 11 en Córdoba, cuatro en Entre Ríos, dos en La Pampa, uno en Tucumán y otro en Salta.
Con la presencia de profesionales, productores que ya robotizaron sus tambos o lo están por hacer en todas las cuencas del país e incluso de Uruguay, es que se desarrolló un evento donde se complementaron tanto la celebración por el décimo aniversario de esta tecnología al país y la actualización.

Ezequiel Cabona, vicepresidente para Latinoamérica de De Laval, fue quien encabezó el evento al remarcar que “este momento es muy importante para nosotros, empezamos con este camino hace diez años con la instalación del primer robot en el INTA Rafaela, cuando la gente pensaba que la Argentina no estaba preparada para la robotización y nosotros estábamos convencidos”.
Manuel Chiappe, subsecretario de Producción Agropecuaria y Forestal, en representación de la Secretaría de Agricultura, escucho un análisis del sector donde se remarcaron los buenos parámetros de 2025, en productividad, rentabilidad y costos de producción que estuvieron por debajo de las expectativas.
En el último mes hubo una caída del 2,5% en el precio promedio de la leche, por lo que de ahora en adelante se agrega presión a la competencia global, con costos de alimentación que irán a la baja y márgenes un poco más bajos, pero no llegando a niveles críticos por una demanda robusta. Será Europa la región más impactada por la competencia en el mercado global.

La producción láctea crece y seguirá así, con Asia al 4,1%, Europa al 0,6%, Norte y Centro América al 0,1%, Afríca al 5,7%, Oceanía al 0,7% y finalmente Sudamérica al 1,5%.
La proyección en la producción de leche se marca con una tendencia clara y sostenida en alza, con un comportamiento de los precios que tiende a establecerse entre los 40 y 50 centavos de dólar.
En la comparación interanual el crecimiento de los principales exportadores, un lote donde está Argentina con la Unión Europea, Nueva Zelandia, Estados Unidos, Australia y Uruguay, está en torno al 3,64%, mientras que el promedio global se situa en 2,77 puntos porcentuales.
Hay un cambio en el tipo de producto lácteo que se ofrece al consumo, apuntado a una nutrición saludable, sobre todo apuntado a adultos a partir de los 50 años, con suplementaciones que hacen a una calidad de vida con mejor salud.

“Eso va a generar que la grasa y la proteína sigan creciendo como valor, pero también toda la gama de productos deslactosados, que llegan al 20% de lo que se exhibe en las góndolas en la mayoría de los países. Entonces la sofisticación de productos y reformulaciones son los próximos pasos para la industria”, apuntó Alejandro Chan, director regional de Tetra Pak en el Cono Sur, firma hermana de De Laval.
“Se nos abre una gran oportunidad si se hacen las cosas bien”, sabiendo que por primera vez en la historia hay unos 20 mil millones de toneladas líquidas de demanda, que aún no se saben de dónde pueden surgir”, apuntó Cabona, sabiendo que Argentina tiene 90 mercados abiertos en el mundo en el sector lechero.
Seguidamente, Miguel Taverna, como líder del proyecto que instaló el primer del tambo robótico del INTA Rafaela, dio todos los detalles del robot inicial que se inaugurara en noviembre de 2015, en el tambo desplegado en 26 hectáreas de la experimental, con un sistema de medio día de pastoreo y medio día de encierro, donde se fueron probando todas las estrategias de manejo, corrigiendo errores y determinando lineamientos que hacen a la forma de producir con ordeño voluntario en Argentina.
“Si bien muchas veces hablamos de robots, tenemos que entender que esto se trata de un sistema, que nos permite anticiparnos y dar respuestas de mejor manera a la producción”, aclaró Taverna. “El centro del sistema inteligente sigue siendo el productor y su equipo, para poder lograr el máximo de eficiencia, valiéndonos de toda la tecnología, tomando los datos y la información para seguir mejorando de manera constante la producción, aportando constantemente a la gestión y la toma de decisiones”, explicó.
Mauricio Benzaquen, veterinario especialista en nutrición de Progressive Dairy Solutions, brindó algunos lineamientos fundamentales para la alimentación de los rodeos en general, pero sobre todo de los involucrados en sistemas robotizados. Más allá de la composición de la dieta, los tiempos de espera para el ordeño, el descanso, las cinco horas diarias de alimentación.

En un negocio donde cada segundo cuenta y el tiempo de ordeño es clave, desde la salud de las vacas, hasta en el cálculo de los costos, De Laval presentó las actualizaciones disponibles para los robots VMS V300, que son los más innovadores del mercado. Con un mejor control de flujo en el ordeño, se propone una adaptabilidad a todos los animales, mejoras en el tiempo de extracción y mayor confort.
También se presentó el Milk Cell Analysis (MCA), un contador de células somáticas al igual del que tienen los laboratorios, para detectar mastitis subclínica. Según un estudio del INTA Rafaela se estima que al año se gastan 172,40 dólares por vaca en tratamientos. Trasladado a un robot, el contador puede evitar un gasto aproximado de 11 mil dólares, simplemente con detección temprana, agregando una mejor gestión de vacas secas.
El ecosistema tecnológico incluye Re Pro, un medidor de progesterona; además del sistema Deep Blue que permite el manejo de información y la toma de decisiones en tiempo real y con la ayuda de la inteligencia artificial, siendo que a mayor cantidad de datos, mejores informes se producen.





