En su paso por el plenario de Economías Regionales de la CAME, el jueves, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, confirmó que el año próximo se realizará un censo agropecuario que le permitirá a la Argentina contar con información fiable sobre su principal sector productivo luego de un extenso período de 18 años.
“El año que viene se va a hacer el censo agropecuario. Ya estamos trabajando con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). Las estadísticas hacen falta y hoy no tenemos estadísticas confiables”, dijo Buryaile en la reunión de la CAME.
Razón no le falta: el último censo agropecuario es el de 2002 y según ese muestreo (realizado antes del periodo histórico de mayor crecimiento de la soja, por ejemplo) la cantidad de explotaciones agropecuarias es de 333.533. Nadie podría creer que esto siga siendo así luego de lo que sucedió en este país y los niveles de concentración y desaparición de productores que se ve en el campo.
En realidad, en medio hubo un intento de actualizar la información con el Censo 2008 del INDEC. Pero nadie en su sano juicio puede tomar en serio los datos que surgieron de ese trabajo de campo, pues las encuestas se realizaron en medio del conflicto agropecuario por las retenciones móviles, y con el organismo estadístico sufriendo la intervención de facto del ex secretario Guillermo Moreno. En definitiva, todo quedó a medio hacer y hasta hubo provincias enteras que no se censaron.
Muchos rumores se tejieron en torno a esa iniciativa, pero lo concreto fue que sólo se conocieron algunos datos parciales según los cuales el número de productores se había reducido de los 333.500 establecimientos que existían en 2002 a un total de 277.500 en 2008, lo que significaba una merma del 17%. En medio de un relato que brotaba a borbotones, el Gobierno de Néstor y Cristina, -que siempre dijo querer apuntar sostener a los pequeños y medianos productores- no pudo explicar ni mostrar esa caída.
Respecto del nuevo Censo Agropecuario 2018, se sabe que en las últimas semanas hubo reuniones entre funcionarios del INDEC y del Banco Mundial, en busca d euna línea de financiamiento que permita costaer el intenso trabajo de campo que demanda la realización de un Censo Agropecuario.
Esa estadística permitirá saber en dónde estamos parados, cuál es la cantidad de productores y su estratificación lo que también dará cuenta del nivel de concentración del negocio agrícola. En los últimos años dirigentes de diferentes entidades vienen señalando que las políticas oficiales y la situación económica del país y del sector expulsaron a los pequeños y medianos productores del sistema, lo que concentró a las actividad en empresas de mayor tamaño.
La información que surja de ese estudio debería servir para el diseño de políticas que atiendan las necesidades de cada región y para impulsar el desarrollo productivo.
Digno emprendimiento, estadísticas claras. Faltan muchas políticas de estado que nos den un país para el futuro.