En un contexto socioeconómico signado por la urgencia permanente, las actividades productivas a largo plazo trastabillan en forma constante. Un claro ejemplo es la ganadería, en donde la toma de decisiones rápidas –como colocar un cepo a la exportación- se entromete con los ciclos biológicos largos: un ternero que acaba de nacer se convertirá en novillo recién a fines del próximo año, y llegará a su peso óptimo bastante tiempo después. En este escenario fluctuante, ¿de qué forma se puede aumentar la producción de carne?
“Entre que tomo mi decisión y veo el fruto de eso, pueden pasar tres o cuatro años. El urgentismo no nos sirve”, indicó a Bichos de Campo Darío Colombatto, investigador del Conicet y docente en FAUBA, en la cátedra de Bovinos de Carne.
Para el especialista, la forma más tradicional de obtener más kilos de carne sería aumentar el stock de animales, a través del incremento en las tasas de preñez y destete. es decir, tratando de acercase al lejano ideal de que cada vaca tenga un ternero por año. Sin embargo, en un contexto de reglas poco claras, muchos productores eligen convertirse simplemente en “tenedores de vacas”, y transitan por la ganadería como forma de asegurar el capital. En consecuencia, le siguen prestando poca atención a la producción propiamente dicha.
Mirá la nota completa con Darío Colombatto:
Según Colombatto, el cierre de las exportaciones de carne fue otro golpe a la tan necesaria previsibilidad, porque dándole la espalda al mercado externo “desestimulas el animal pesado, con lo cual se crean pequeños nichos de recrías cortitas con muy pocos kilos”.
Por eso opinó que “la mejor política para aumentar la producción de carne es que vos tengas abierto los mercados, sin por esto decir que vamos a desabastecer la mesa de los argentinos. La mesa de los argentinos se desabastece sola cuando vos tenés salarios paupérrimos. Si tenés una inflación muy alta y salarios que se van quedando, cada vez es menos lo que podemos comer”, explicó.
¿Cuál sería entonces la alternativa para producir más carne? Para el experto, claramente se debe apuntar en el corto plazo a aumentar el peso por cabeza lograda, lo que se traduciría en un aumento de carne en un tiempo más acotado.
“Es trabajar más en lo logrado, dejar de hacer esos corrales de animales que iban de 180 kilos a 320 kilos (como peso final de faena). Hay mucha gente metiendo terneritos a feedlot directamente para terminarlos. Si esos terneros de 320 kilos los pasáramos a novillos de 400 kilos, tenés 80 kilos más por animal. Es más producción de carne, más rápido”, aseguró el investigador.
A continuación Colombatto agregó: “Eso incentivaría a que mucha gente que no ponía los toros los ponga. Y a que si los pone, los cuide. Y a que estén sanos. En muchos lados tenemos la vaca flaca y los toros escasos y la ecuación es mala”.
En este sentido, la no intervención en el mercado permitiría una mejor proyección a largo plazo, y el aumento en el kilaje de los animales se daría de forma natural, en tanto el mercado exportador demanda cortes más grandes.
“Mejorando la base forrajera, un campo de cría que se asumía pobre hoy con raigrás y otras tecnologías tiene producción de pasto muy superior a lo que tenía antes”, sugirió, dando a entender que la intensificación tendrá mucho que ver con la posibilidad de mejorar la oferta forarjera.
Luego, opinó que “está todo dado para que, con un poquito de libertad siempre y cuando nosotros mismos no la convirtamos en un libertinaje, tengas crecimiento. Lo que no podemos armar son planes con nombres más largos que los objetivos o con intereses meramente electorales o mezquinos”.