“Durante 2017, las exportaciones de carne pasaron a 313.000 toneladas, marcando un aumento del 134%. Y para este año esperamos alcanzar las 400.000 toneladas. Hay una clara política de apertura de mercados en China, y vemos muy positivo incorporar la carne enfriada y con hueso al protocolo existente de carne congelada.”, declaró a Bichos de Campo. Carlos Riusech, el CEO de frigorífico Gorina, que con base en La Plata es actualmente el principal frigorífico exportador de carne vacuna de Argentina.
Para Riusech, que a la vez actúa como vicepresidente del Consorcio de Exportadores ABC, no parece complicado aumentar las exportaciones de carne en 100.000 toneladas más respecto del año pasado.
“Estamos hablando de un sistema de producción que involucra desde el campo hasta la industria. La tasa de extracción, el peso de faena y la forma de producir son las variables que pueden permitir alcanzar sin dificultades ese nivel de exportación. Pero al mismo tiempo la industria debe acompañar con inversiones, ya que es necesaria mas capacidad de congelamiento y de desposte. La capacidad de faena ya está instalada”, explicó el empresario.
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“En los últimos dos años, el tipo de cambio y otras medidas que se adaptaron para mejorar la competitividad y la transparencia del sector, hicieron que la industria también recupere sus márgenes. La confianza que está tomando el sector con las autoridades del Gobierno, a través de la Mesa de las Carnes, también nos da un aliciente para discutir problemáticas”, agregó Riusech.
En un análisis de las empresas frigoríficas, Riusech trazó que “hay muchas más posibilidades de crédito, de pre financiación de exportaciones y a tasas muy adecuadas. Por eso creo que la alternativa financiera que las empresas precisan para crecer, está dada. Lo que sí habrá que profundizar son los créditos para inversión en bienes de capital o de uso de más largo plazo, que no sólo afecten el capital de trabajo”.
Consultado acerca de los controles de la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario (Succa) y la incorporación hasta ahora de 130 equipos de controladores fiscales en plantas frigoríficas, Riusech evaluó que “más allá de que estos controles nacen con el objetivo de fiscalizar y reducir los márgenes de ilegalidad, confío en que los mismos pueden derivar en un aspecto comercial estrechando lazos entre industria y producción, debido a que el productor, a través de las cámaras instaladas en el establecimiento frigorífico, podría observar su propia producción o faena”.