La baja de derechos de exportación que determinó el gobierno nacional afecta a los costos productivos de diferentes actividades, entre ellas a la lechería. La relación de precios entre la leche y la soja y el maíz fue muy buena en los últimos meses. Esto entusiasmó a los productores, que imaginaron un 2025 igual de bueno.
Pero desde inicios de año los valores de los granos comenzaron a mejorar, mientras que no hay perspectivas de que la leche logre incrementos significativos este año.
Según referentes del Observatorio de la Cadena Láctea (OCLA) el poder de compra de la exportación es de 430 pesos cuando la leche vale 445 pesos, y con la devaluación del peso por debajo de la inflación, las ventas al extranjero se van a complicar más.
Además el consumo interno cayó 9% en 2024 y este año esa demanda deberá absorber una mayor producción y todo lo que no se pueda canalizar por la exportación.
En el horizonte lechero el sol dejó de brillar con intensidad y empiezan a verse nubarrones.
“Los precios del maíz aumentaron 15% desde inicios de enero y los de la soja 8%. Eso deterioró la relación de precios con la leche. Y esta baja de retenciones, que es bienvenida porque se trata de una medida que nunca se tendría que haber tomado, la empeora más”, dijo el productor y asesor José Quintana, quien también fue funcionario en la Dirección de Lechería durante la gestión de Mauricio Macri.
“La suba es mucho mayor a la rebaja anunciada, ya que la caída de 4 puntos porcentuales en la soja significaría un incremento porcentual más alto sobre el precio de los granos que había antes de la medida”, explicó el experto sobre el precio de los granos. Es que en la dieta de los vacunos el maíz tiene un peso mayor que la soja, pero la oleaginosa es la referencia para la definición de los alquileres.
El analista consideró que la baja de retenciones podría llevar a un incremento de los arrendamientos, lo que también afectaría de forma negativa a los tambos que en su mayoría operan en campos de terceros.
Al respecto, Quintana indicó: “Si con la baja de retenciones aumenta la supuesta rentabilidad agrícola, al arrendatario le quedaría más dinero para competir y pagar mejores alquileres. Esto está por verse, pero si sucede, al tambo lo va a impactar también”.
Según el especialista no hay mucho para hacer en el sector lechero más que ajustarse a las nuevas reglas de juego.
En tal sentido, indicó: “La actividad ya no tiene retenciones, lo que se podría instrumentar a modo compensatorio sería la restitución de los reintegros impositivos a las exportaciones ya que hay mucho costos argentino en el procesamiento de la materia prima y transformación en leche en polvo y quesos”.