En la búsqueda de acuerdos, tendiendo a desarmar muchas falacias tendenciosamente establecidas, invitando al diálogo, sentando a la mesa a productores e industriales, con la camaradería de charlas entre quienes producen de forma encadenada y con el picante usual de cada uno de estos encuentros, este jueves se desarrolló el 6° Outlook de la Cadena Láctea.
La agenda que armó la Fundación para la Promoción y el Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina puso en contexto lo importante, como la innovación, el desarrollo sostenible de ambiente, sociedad y personas; pero también lo urgente, las oportunidades comerciales y el vínculo entre productores e industriales.
Vamos a lo concreto. Con una contracción de producción anual de 9,8%, con una tasa de concentración o cierre de tambos del 4,5%, por debajo de la tendencia internacional, Argentina expande su promedio por unidad productiva a los 3.483 litros por día, aunque con una calidad que se negativiza a partir de muchos de los pequeños tambos.
Este es el marco que presentó Jorge Giraudo, como titular del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, remarcando que sigue habiendo una dispersión particularmente positiva en el país, porque los tambos de menos de dos mil litros conservan el 13,7% de la producción y los grandes, de más de seis mili litros diarios sostienen el 37,5%. También especial es la diversificación industrial, porque las cinco empresas más grandes procesan el 36% de la leche, las cooperativas participan en cinco puntos y la atomización se da por un entramado pyme único.
Pero donde hay que enfocarse según Giraudo es en desarrollar una estrategia exportadora, un reparto del mercado que no sea como el actual donde se vende afuera el excedente. Los últimos años demostraron que ese 25% del negocio ha podido sostener a la cadena, por más que los precios no sean ideales y dejen poco margen con una tonelada rondando los cuatro mil dólares.
El sector hace malabares que no le dejaron beneficios, incluso después de la quita de retenciones absoluta; y según el analista hubo un deterioro con la salida de los reintegros a las exportaciones, a pesar que las grandes industrias no lo hayan sabido justificar a un sostenimiento.
El mercado interno sigue siendo fundamental, a pesar de los 165,8 litros per cápita, con un debilitamiento ostensible en precios y demanda que a partir de ahora volvería a crecer, pero donde debe haber un trabajo arduo para revertir una informalidad que ronda el 40%.
Es así que habla de un crecimiento para 2025 de la producción nacional que treparía cuatro puntos, lejos de recuperar el terreno perdido, pero alistándose para las oportunidades internacionles donde “la oferta de los principales jugadores está planchada”, con volatilidad y un consumo global que crece al 1,4 por ciento per cápita.
Mónica Ganley es titular de la Consultora Quarterra y directora de la Cámara de Exportadores de Estados Unidos. Fue muy contundente con su mensaje, repasando las restricciones de expansión que presenta Europa, Nueva Zelandia y Australia, mientras Estados Unidos invierte en mejor alimentación, para mayor productividad y calidad de materia prima, e incluso en más empresas productoras de queso.
“Creo mucho en el potencial de la cadena láctea argentina” dijo durante el evento y a Bichos de Campo le añadió que “pueden aprovechar muchas oportunidades. Es una cuestión de organizarse, trabajar juntos, mirar hacia el mundo y con eso estoy segura que van a tomar altura”, enfatizando en las capacidades naturales del país y el desempeño del capital humano.
En similar sentido, Valter Bertini, analista brasileño de MilkPoint Ventures, advirtió sobre el comportamiento del mercado fundamental de exportaciones de Argentina.
Ellos tienen un consumo creciente y precios en alza, una producción que recupera litros y una importación de quesos y leche en polvo argentina y uruguaya que tiene, al menos, cinco años muy promisorios por delante.
La oportunidad está en diferentes destinos y la clave es ordenar los vínculos internos.
Sebastián Alconada, director Nacional de Lechería, explicó concretamente lo obvio. “El Siglea no es un sistema de comercialización de leche, es una referencia”.
Como parte de lo que después Luciano Di Tella, como representante de las pymes, explicaría sobre la competencia por la leche, durante todo el año, aunque falte eficiencia; la posición dominante termina siendo una frase hecha.
Alconada detalló que en la cuenca lechera de Villa María septiembre cerró con 981 tambos vendiendo a 84 industrias y a nivel nacional el 51 por ciento de las unidades productivas que se reportan en el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería, permanecen hasta 34 meses en un mismo destino y el 38 por ciento le remite a una misma empresa por más de 45 meses.
Son las industrias las que reciben la leche, que en 19 de las 25 tipificaciones, terminan subsidiando con buena calidad a las de menor valor composicional.
Entonces el tema de la confianza existe, en un vínculo donde se debate renta, tal como lo explicó José Di Nucci, integrante del Consejo Asesor de FunPEL, que además hizo un llamado a acordar la necesidad de calidad de la industria en la medida de las posibilidades de cada tambo, para tener mejores instancias de negociación por los valores.
La opinión de Pablo Villano, el presidente de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas, es que “tanto la producción primaria, como la industria, tenemos pendientes muchos más encuentros, pero también tenemos que revisar los costos para ser competitivos, como pueden ser los laborales, los impositivos, la logística, para eficientizarnos, para poder tecnificarnos. Debe aparecer más el crédito, porque tanto el tambo como al industria tenemos mucho para progresar, para innovar y así crecer, haciendo rentable y competitivo al sector”.
Consultado también por Bichos, Ercole Felippa indicó que “la cadena tiene que trabajar con una agenda común de competitividad. Lamentablemente estamos habituados a gobiernos que nos digan a quien, a cuanto tenemos que vender, lo que ha sido muy negativo para la cadena. Eso no existe más, pero yo le pido al Estado que trabaje en algo que es fundamental, en disminuir la informalidad, que es escandaloso y una competencia desleal, porque distorsiona el funcionamiento del mercado”.
La intención tiene que enfocarse en la exportación. “Tenemos que tener en cuenta que la demanda mundial sigue firme y hay que seguir lo que hace China, aunque hay una mayor demanda que podría llegar a los 35 mil millones de litros, que va a poder ser abastecida por quienes produzcan a costos más competitivos, pero teniendo en cuenta todas las restricciones ambientales que están rondando, por eso tenemos que enfocarnos más en el tratamiento de agua y efluentes, en incrementar las producciones individuales para reducir la huella de carbono y así no perder la tracción de esa demanda”.
Es entonces en el mercado externo en el que hay que trabajar, con nuevos destinos, con más minuciosidad interna, para poder proyectar y crecer.
Volviendo a lo que se dijo en el escenario de Villa María y a través de una voz que poco se siente, pero siempre se percibe, nos vamos a quedar con la conclusión del evento que hizo Héctor Molfino, el hombre detrás del líder Saputo Argentina.
FunPEL es el lugar donde los debates se tienen que dar. Habiendo contado la historia de su conformación y consolidación habló de los cambios, de las oportunidades y sentenció que “el destino final sería la creación de un Instituto Lácteo Argentino, donde definitivamente todas las problemáticas, aciertos, desaciertos del sector, que tiene un potencial por liberar, contenga ese ámbito de discusión donde se termine todo con una palabra del sector”.
No lo dice sólo la empresa líder en el ránking de procesadores, lo pide una mayoría racional, que quiere dejar de lado las debilidades, la falta de acuerdo, que necesita poner la nave con destino en el crecimiento, la mejora del mercado interno, pero sobre todo una exportación que permita seguir adelante, repartir esa renta de mejor manera y seguir generando impacto positivo en las comunidades como sólo la lechería lo logra.
La nave está lista, el destino está fijado, ahora hay que navegar con los pilotos más conscientes en cuanto al beneficio compartido.