El 2024 tuvo un cierre positivo para la actividad porcina, que tiene cuentas pendientes tanto de parte de las políticas nacionales como en cuanto al accionar de sus actores privados.
Así lo indicó Juan Uccelli, consultor y ex presiente de la Asociación Argentina de Productores de Porcinos: “El 2024 fue un año atípico que se divide perfectamente en dos. Un primer semestre de terror, que uno lo podría comparar con el 2020, donde tuvimos la pandemia que explicó la crisis, pero el año pasado eso no existió y sin embargo el primer semestre fue malísimo, ya que seguíamos con inflación alta, los costos es aumento y el valor del kilo de cerdo bajó”. Eso derivó en fuertes pérdidas que llevaron a que muchos productores de menor escala salieran de la actividad.
En el segundo semestre la situación fue contraria, y por eso los productores que siguieron en la actividad terminaron con una sonrisa.
A mitad de año se reactivaron las exportaciones y con la llegada de la primavera mejoró la colocación de la carne de cerdos en el mercado local: “En junio se comenzó a exportar más y cambió la lógica. A partir de julio empezó a subir el precio del capón y cuando uno cierra el margen bruto de los 12 meses, el promedio fue de 18% en dólares, que es muy bueno y que nadie imaginaba cuando comenzó el 2024 y luego de un 2023 muy malo” dijo Uccelli.
Las cuentas en el Excel dan bien, pero la crisis del primer semestre se llevó puesto a muchos productores: “Cerca de 600 productores se fueron del sistema, eso como mínimo, creemos que fueron muchos más, pero como cada vez hay un incremento de las cerdas de alto nivel productivo, y las que se va son cerdas de bajo nivel productivo, la producción crece”.
Ese dato que muestran las estadísticas oficiales esconde lo que pasa con la estratificación productiva: “Al sistema entran cerdas que producen 4.400 kilos por año como tope y salen cerdas que producen 1.200, 1.300 kilos. Quiere decir que cada cerda buena que entra vale lo mismo que 3 o 4 malas que se van. En conclusión, al final del año tenemos un crecimiento de 5% en cantidad de animales y de 6% en kilos” explicó el especialista. Eso permitió que se exportara más carne este año y que se abastecería mejor al mercado interno.
Lo datos oficiales indican que hasta noviembre las ventas al extranjero sumaron 13.500 toneladas por lo que año cerraría con más de 15.000 toneladas, 35% más que en 2023 pero lejos de las 40.000 de 2020.
Además, crecieron las importaciones que siempre preocupan a los productores ya que suelen ser de Brasil, donde se producen utilizando productores de crecimiento como la ractopamina que está prohibida en Argentina. Así se descuida al consumidor y se obliga al productor local a competir con lo de Brasil que producen con esa “ayuda”, mucha más cantidad y con mejores condiciones de competitividad cambiaria. El año pasado las importaciones crecieron 8%.
En cuanto al consumo interno Uccelli dijo: “Cerramos con 22,5 kilos por habitante al año, un poquito menos de lo que pensábamos que íbamos a lograr que era 23 kilos”. Ese dato difiere en mucho de las estadísticas oficiales que indican un consumo de 17 kilos.
El consultor explicó que eso es porque no se tiene en cuenta la venta en negro: “Nosotros sí las consideramos y para el cálculo tomamos la producción de alimento balanceado, que está relacionado con los núcleos vitaminico-minerales y los alimentos iniciadores, y vemos el crecimiento que se va dando cada año, y también sumamos el crecimiento de la venta de productos veterinarios exclusivos de cerdos y en los dos casos nos dio un crecimiento entre el 5,5 y 6%, que nos dice que este año aumentamos la venta en negro que se acerca al 30% de la producción”, detalló Ucelli.
En el negocio de la carne siempre se habló de la venta y faena en negro bajo un árbol y en malas condiciones sanitarias además de las comerciales e impositivas.
Pero para el consultor eso no explica semejante participación de la venta informal sobre el total producido. Por el contrario, consideró que son los operadores más grandes los que recurren a esta práctica comercial para soportar los malos momentos que tiene el negocio y compensar la mala carga tributaria que pesa sobre el sector, a lo que se agrega la falta de controles oficiales.
“Siempre está el cuentito ese que a una persona que controla le pagan un millón y medio de pesos para que tenga las 24 horas los ojos abiertos, y le pagan otros 3 millones de pesos para que los cierre durante 5 minutos. Eso está pasando en el sector, por eso la faena negra no se hace abajo del árbol, se hace en establecimientos que tienen controles, pero hay mucha duplicación, triplicación y hasta cuatriplicación del mismo DTE, que va y vuelve, va y vuelve, hasta que ese control se hace y se oficializa el DTE”, denunció el especialista.
En este y en todos los sectores de la economía argentina están los vivos de siempre que buscan sacar su tajada como sea, pero luego están los que buscan como escapar al corsé impositivo que vienen aplicando los diferentes gobiernos.
“La carga impositiva que tiene la producción argentina es muy alta, algunas son mucho más groseras, y hablo de la soja. En Argentina ni la Virgen María ni la madre Teresa de Calcuta producen cerdos, tenemos a los argentinos que producen cerdo y que buscan un rédito para compensar el IVA del 10,5%, más ingresos brutos, más ganancias, más impuestos municipales, o sea, hay un montón de cosas que encarecen el cerdo”.
Uccelli consideró que por las correcciones impositivas son primordiales para un ordenamiento y mejor funcionamiento del sector a partir de 2025.
“Una de las cosas que se está pidiendo de hace rato es una alícuota de IVA a la venta de carne porcina de 10,5% cuando la que se aplica a las inversiones es de 21%. Esa diferencia es incobrable. Ese sería un buen comienzo de año”.
En segundo término, dijo que es necesario mejorar el control y hacer controles sorpresivos: “Lo que pasa es que lo veo complicado porque hubo una reducción muy importante del personal del Estado y entonces hoy no tiene gente para eso. Tiene que haber castigos que sean ejemplificadores, porque a la larga te encontraron con algo, te declaras en quiebre y no lo pagas nunca y ya está, y creas otra empresa nueva, entonces me parece que la recuperación del diferencial de IVA o que se lo pueda aplicar a nuevas inversiones sería un buen comienzo”, finalizó Juan Ucelli.