Por fin hablan los que saben, los que han estudiado y los que además tienen una posición de compromiso con el cuidado del medio ambiente. Los integrantes de la Asociación Argentina para el Manejo de Pastizales Naturales firmaron un documento muy ilustrativo respecto de las causas y los efectos de los incendios que han consumido miles de hectáreas de vegetación en las islas del Paraná y en otros humedales del país. Su conclusión es que el demonio no existe y mucho menos tiene cara de ganadero.
Mientras el ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, responsabilizó directamente de estas enormes quemas a los productores ganaderos, algunos de los cuales incluso han sido imputados por la justifica federal, los que saben hablan de múltiples factores. También aconsejan a las autoridades no sobreactuar para convertir el Delta en “un santuario intocable para preservar su preservación”. Por el contrario, reclaman que los gobiernos actúen en el diseño de un “plan que integre el manejo ganadero sustentable con los múltiples servicios ecosistémicos de los pastizales de islas”. Dicen que esa sería “la mejor estrategia de prevención de los incendios descontrolados que afectan al campo y la ciudad”.
Aprendé Cabandié. No hace daño consultar a los que saben. Sí hace daño acusar sin mayores fundamentos.
La Asociación Argentina para el Manejo de Pastizales Naturales es el capítulo local de la llamada “Alianza del Pastizal”, un grupo que se formó a nivel regional entre productores y técnicos para defender justamente esos ecosistemas del avance de la agricultura. La asociación Aves Argentinas es uno de sus soportes a nivel local. En sus pronunciamientos, argumentan que se pueden hacer actividades ganaderas de modo sostenibles, sin alterar el medio ambiente.
Para empezar, los especialistas indicaron que la principal responsabilidad sobre estos incendios recaerían sobre la propia Naturaleza. “La acción del fuego sobre los pastizales lleva en la naturaleza millones de años, cumpliendo una función primordial de disturbio que actúa como ‘pulsor biológico’ en estos ecosistemas. Desde hace décadas se dispone de información científica nacional e internacional que permite aseverar que el fuego es un elemento de la dinámica normal de todos los pastizales del mundo, independientemente de la intervención humana”, indica el documento.
Estos fuegos correctivos no suelen ser masivos, sino “por parches”, con frecuencia de 3, 5 o 10 años. Suelen terminar ante una lluvia o frente a un curso de agua. Pero esta vez se agravó pro algunos factores que también se detallan:
- Las escasas precipitaciones y altas temperaturas, provocaron una intensa sequía, comparable a la del 2008;
- Las heladas de alta intensidad, hasta -7°C, determinaron la deshidratación casi completa de los pajonales, aumentando las condiciones de ese material seco para una muy fácil combustión;
- La bajante muy marcada del rio generó la desaparición de riachos interiores, que en caso de incendios actúan como barrera contrafuego;
- La disminución del stock bovino en las islas según fuente de SENASA (3), favoreciendo una acumulación de biomasa;
- Las lagunas internas, los esteros y los bañados están secos y las plantas palustres con órganos subterráneos mantienen y trasladan el fuego generando falsos nuevos focos, en realidad son los mismos que solo fueron apagados en superficie;
- El incremento de áreas urbano-rurales que favorecen potenciales incendios, por descuidos y generación de material altamente combustible;
- Intensificación del tránsito en el área, generando residuos en exceso, que son material combustible.
Las consecuencias de este fenómenos ha afectado, según la evidencia, “por igual a productores agropecuarios y a vecinos de las ciudades”. Pero para esta Comisión se ha exacerbado la “confusión social sobre el origen y la responsabilidad de los incendios”, y “en algunos medios de comunicación, utilizando nulos argumentos técnicos, teorizan sobre la intencionalidad y objetivos de incendiar los pastizales, con poco espacio y micrófono a profesionales e investigadores con reconocida trayectoria en el tema, que trabajan en Universidades, INTA, CONICET”.
Y miren si hay técnicos para consultar. Los que firmaron este comunciado son Diego Bendersky (INTA Mercedes), Lisandro Blanco (INTA Chamical), Susana Feldman (UNR), Gustavo Llobet (UNR), José Pensiero (UNL), Ana Ronconi (UNRE), Carlos Rossi (UNLZ), Mónica Sacido (UNR), Estela Spahn (UNRE), Ayelén Velázquez (UNRE).
“Los ganaderos de la zona conocen que bajo las actuales condiciones de los pastizales, un incendio sería una catástrofe con serios riesgos para sus animales, instalaciones, comprometiendo incluso hasta su vida y la de su familia y vecinos. Muy probablemente los incendios han sido originados por el accionar humano, por descuido o intencionalmente con una gran irresponsabilidad. La justicia debe emprender la tarea de buscar, detener y juzgar a los responsables de esta catástrofe”, dicen los expertos, que en todo momento evitan demonizar a un sector.
Los capos en pastizales naturales creen que más que echar culpas hay que implementar “planes de prevención de fuegos”, a partir de realizar una “convocatoria a organismos de ciencia y técnica (Universidades, INTA, CONICET, etc.) para informarse adecuadamente sobre la complejidad de esta problemática recurrente y planificar acciones”.
También recordaron que en el país ya existe legislación vinculada a esta problemática. Y que más que acusar “es fundamental concientizar, informar, difundir y hacer cumplir la normativa vigente, compatibilizando la ganadería sustentable en las islas, con espacios de recreación para las ciudades, en un marco de respeto ambiental”.
Aprendé Cabandié.