Víctor Tonelli es uno de los principales analistas del mercado argentino de ganados y carnes. Como integrante de la Comisión de Carnes de la Sociedad Rural Argentina (SRA), hace unos días le tocó presentar en la Exposición de Palermo datos apabullantes que muestran que la carne de pollo está muy cerca de superar a la carne bovina en la mesa de los argentinos, en tanto que la carne porcina gana cada vez mayor terreno.
Como amante de la producción vacuna, uno pensaría que Tonelli padece esta situación, pero en este reportaje concedido a Bichos de Campo explica por qué no tiene drama en reconocer esta nueva realidad.
-Te tocó una difícil hoy en Palermo, que ha sido levantar la bandera blanca de rendición del vacuno… Es decir, aceptar que la carne vacuna ya debe resiganrse a convivir con otras carnes
-Era inexorable. Yo recuerdo que hace por lo menos 20 o 25 años yo decía que cada diez años iba a caer d10 kilos más o menos el consumo de carne vacuna. Primero, porque no se puede seguir el ritmo de crecimiento de la población en función de un stock bovino que ya no tiene mucho más espacio para crecer. Se veía ocurrir en el mundo exactamente lo mismo. Cuando uno mira la historia de Australia o la de Estados Unidos, o cualquier otro país o región, se ve claramente que empiezan a caer en su consumo de carne vacuna en función de que no pueden sostener el consumo por habitante, porque el ritmo de crecimiento poblacional es mucho más alto y además porque las otras carnes -que tienen muchísimo ventajas competitivas en términos de eficiencia, de rentabilidad y de tiempo- iban a desplazar la carne vacuna.
Mirá la entrevista:
-La gente quizás no entiende esto de ventajas competitivas de una carne respecto de otra. ¿Es mucho más rápido producir otra carne que la vacuna?
-Para que tengas un idea, un pollo son dos meses, un cerdo son seis meses y la carne vacuna en promedio tarda entre dos y tres años, dependiendo del peso final y del tipo de animal que estás mandando a la faena.
-Siempre se obtiene un kilo de carne, pero con velocidades distintas.
-Y con insumos de alimentación distintos. Se necesitan 1.7 kilos de alimento para 1 kilo de pollo; o 2.7 kilos de alimento para el cerdo, y no menos de 6 a 7 kilos de alimento para cada kilo del vacuno. Con lo cual todo eso significa más costos, más valor final al momento de consumo. Entonces se te va reduciendo tu espacio de mercado para poder vender.
-Hasta ahora en Argentina sobraba la carne vacuna y por eso era para nosotros más barata respecto de las otras carnes. Pero finalmente eso es lo que fue, digamos, “normalizándose”.
-Claro, yo te diría que hace algo más de 20 años los pollos empezaron un crecimiento espectacular, pasando de 12/13 kilos por habitante por año a los 48 kilos de hoy. Y el cerdo este proceso no duró más de diez años: pasamos de los 7/8 kilos a los 16 kilos de ahora.
-Con unos 48 kilos por habitante y año por ahora el consumo de carne vacuna sigue primero. ¿Pero qué puede pasar en los próximos años?
-Si nos paramos diez años por delante, por decir algo, probablemente veamos un consumo de 50 a 52 kilos de pollo. De lo 16 kilos de hoy de cerdo probablemente estemos viendo 25 kilos o más; y de los 48 kilos actuales de vacuno probablemente estemos viendo 40 kilos. pero sí habrá mucha más carne disponible para exportación.
-Es decir que vamos a seguir siendo grandes consumidores de carne, pero con una distribución mucho más parecido a la del resto del mundo.
-El mundo consume 80% de aves y pollos y 20% de vacuno en promedio en aquellos países que son buenos consumidores de proteínas animales. En la Argentina estábamos exactamente en una proporción casi inversa.
-La cadena de la carne bovina, lejos de ofenderse, está haciendo un ejercicio interesante que es tomar como positivo este escenario.
-Claramente, un poco a los golpes, otro poco porque uno reflexiona… La verdad es que en la medida en que las otras carnes tienen igual o mayor importancia que la vacuna, empieza a tener menos peso político el hecho de que haya o no carne vacuna disponible. Y esto debería facilitar la exportación.
-¿O sea que ves favorable que haya menos consumo de carne vacuna para poder exportar más?
La realidad es que el precio internacional de la carne vacuna ha subido como mínimo 45% en los últimos 18 meses. Y es un crimen que en la Argentina no podamos aprovechar esta demanda extraordinaria, bloqueados por esta cuestión cultural de que si no comemos carne vacuna nos morimos de hambre. Es como pensar que en Francia el Estado un día determina que no se puede exportar más champán porque los franceses también quieren tomarlo.