El presidente Alberto Fernández, en una entrevista con Viviana Canosa, dijo que el paro agropecuario -al que tildó exageradamente como “violento” e “incomprensible”- no fue fruto de una decisión de los aplomados ruralistas de la Mesa de Enlace sino que ha sido impuesto a los dóciles ruralistas de la Mesa de Enlace por un grupo de “dirigentes opositores disfrazados de chacareros”.
A criterio del presidente de la Nación, las autoridades de la Federación Agraria, Coninagro, CRA y la Sociedad Rural Argentina han sido “condicionadas” por los productores “autoconvocados”, a los que el propio Fernández había mencionado ya la semana pasada no como genuinas expresiones del sector sino como operadores de la oposición. La sombra del ex ministro Luis Miguel Etchevehere y otros dirigentes del PRO es algo que atormenta a los ocupantes actuales de la Casa Rosada.
Alberto lo dijo con todas las letras, como si estuviera defendiendo a un grupo de chicos asustados por otro grupo de peligrosos patoteros que le quitan parte de la merienda. Aseguró el presidente que las entidades tradiconales del campo “están condicionadas por un grupo de autoconvocados, que son dirigentes opositores disfrazados de chacareros”.
“A mi juicio, es un error (el paro)”, subrayó el mandatario. Y agregó: “No se entiende lo que están haciendo, pero si lo quieren hacer…” “Yo no quiero sumar palabras, confío en que en algún momento los dirigentes se van a dar cuenta que no es el camino”.
¿Tiene razón el presidente? Claramente no, porque aunque haya opositores entre sus filas, no es cierto que la mayoría de los productores que protestan y se han adherido al paro lo hagan forzados por la oposición. Definitivamente no es cierto. Este martes ingresaron solo 257 bovinos al mercado de Liniers, y eso cuando casi no hubo presencia de piquetes intimidatorios en las rutas. El malhumor de los productores es visible, aunque la política insista en maquillarlo con más política.
No es cierto que los productores no tengan motivos para estar molestos, más allá de evidentes diferencias ideológicas con el gobierno actual. Especialmente a los que cultivan soja las retenciones le han subido desde el cambio de gobierno unos 8 puntos porcentuales, de 25% al actual 33%. Y a pocas semanas de la cosecha las han vuelto a cambiar las reglas de juego.
Y el sistema de compensaciones prometido por el ministro Luis Basterra para los pequeños productores es por ahora solo eso, una promesa que ni siquiera se reglamentó en el Boletín Oficial.
El “desdoblamiento” o la existencia de varios tipo de cambio suma leña a este fuego: muchos productores sienten que cuando terminen de cosechar -si la incipiente sequía les deja algo- se darán vuelta para comprar insumos y sus dólares las alcanzarán para la mitad de lo que suponían.
Alberto debe estar al tanto de todo esto y debe saber que el malhumor es real y concreto: Y por eso le baja los kilates a esta protesta tildándola de opositora. Es de manual.
Lo que se sale por ahora del libreto es la actitud de la Mesa de Enlace. Y es allí donde el presidente ha decidido meter el dedo en la llaga. Razones no le faltan, porque es real que está protesta agropecuaria -un inofensivo paro comercial de cuatro días, que no apunta a joderle la vida a nadie más que a los propios productores que deben demorar sus ventas de granos o hacienda-, no ha sido parida por los dirigentes más encumbrados, que ni siquiera pudieron emitir un comunicado de prensa colectivo convocando a la protesta.
Es cierto, a todas luces, que las gremiales más tradicionales fueron llevadas a este paro agropecuario por la presión de las bases, dando crédito a las especulaciones sobre “condicionamientos” que ahora menea Alberto. Primero fue CRA la que anunció el paro presionada por Carbap y Cartez, sus filiales más poderosas, Buenos Aires y Córdoba. Luego, SRA y Coninagro sumaron sus adhesiones con mucha timidez. Y finalmente la Federación Agraria dejó a sus socios “en libertad de acción” por la existencia de fuertes discusiones internas.
Desflecada. Así llegó la Mesa de Enlace a este paro, el primero de la era Fernández, que tan nervioso puso al presidente más allá de su escaso impacto en la vida de los argentinos.
Tan desflecada que incluso no habrá ningún acto ni presentación pública de los dirigentes de las entidades nacionales, más allá de alguna reunión compartida en el marco de la Expoagro,
Los “autoconvocados”, en cambio, preparan para este miércoles un gran acto a las puertas de la exposición de San Nicolás, como para mostrarle a la sociedad que su malestar es genuino: a muchos de ellos -sobre todo los que arriendan o están más lejos de la zona núcleo- este esquema de retenciones y otros impuestos les pega bajo la linea de flotación: pierden plata si no logran rendimientos excepcionales. Es lo que campea detrás de este reclamo: muchos productores sienten que les cortan las piernas. No reclaman por lo que pasó detrás sino por lo que temen venir hacia delante.
La mística de este paro agropecuario, por cierto, la están poniendo estos grupos dispersos de productores, algunos de los cuales incluso recorren 900 kilómetros desde el sur del Chaco con sus casillas para participar del acto central, al cual han sido invitados los dirigentes de la Mesa de Enlace. Es que la fecha elegida, el 11 de marzo, coincide con el dictado doce años atrás de la Resolución 125 y el nacimiento del bloque agropecuario que le hizo frente.
En ese contexto, lo que dijo Alberto tiene un dejo de razón. No en aquello de que todos los productores que adhieren al paro sean opositores, que muchos lo son y están en todo su derecho de serlo. Pero sí en que muchas de las actitudes de los “autoconvocados” están condicionando a los dirigentes tradicionales de la Mesa de Enlace.
Por estas horas, entre los presidentes de CRA, la Rural, Coninagro y Federación Agraria hay un fuerte debate sobre sí asistir o no al acto del miércoles en Expoagro, que fue lanzado por los autoconvocados y no por ellos. Es que no quieren cortar lanzas con el gobierno y temen que su presencia convalide una agenda de demasiada tensión con Alberto, que apenas lleva tres meses en el cargo. Una agenda demasiado opositora, que proponga medidas más extremas que este paro. La mayoría de los directivos dentro de la Mesa de Enlace no quiere ir a ese acto. El que todavía duda en hacerlo en Jorge Chemes, de CRA, que también fue el primero en definirse a favor de este paro.
¿Cómo sigue la agenda después de este paro agropecuario? Por ahora, Alberto y la Mesa de Enlace apuestan a que las cosas no escalen ni crezca la tensión. En eso coinciden, por necesidad: Hay que tomar distancia de los autoconvocados.
Hay solo 2 trincheras. El presidente ya eligio una hace rato. La mesa de enlace va a tener que decidirse pronto. Los que quedan entre ambas trincheras no suelen tener suerte. Buzzi ya eligio, y eligio la trinchera equivocada.
Despues de 12 años de kirchnerismo el campo aprendio algunas cosas: que todo lo que dice el gobierno es para ganar tiempo y que si algo se tiene que quemar……no hay que hacer nada para evitarlo. Si quieren escalar el conflicto….se escala.
Las retenciones son el peor de los impuestos porque afecta tanto al pequeño como al gran productor. Pero el pequeño no tiene la defensa de la economía de escala que se consigue en las grandes explotaciones. Es mucho más equitativo el impuesto a las ganancias con alícuotas diferenciales de acuerdo al nivel de ingresos. Para que tensar la cuerda teniendo herramientas para lograr lo mismo sin ocasionar injusticias.