Ahí en la punta de la bota santafesina un caso de éxito de la lechería santafesina se desarrolla y expande. Es la Estancia Carmen, de la empresa Adecoagro, donde con sus cuatro tambos, y ahora dos biodigestores, completan el círculo virtuoso de la economía productiva.
Los lácteos que llegan a las heladeras argentinas con las marcas Las Tres Niñas, Angelita y Apóstoles, comienzan a pocos kilómetros de la localidad de Christophersen, donde más de diez mil hectáreas contienen al mayor productor de leche del país.
Este rincón que parece lejano a todo, pero que le da trabajo a más de 400 personas de los pueblos cercanos, inauguró este lunes lo que el director del Negocio Lácteo, Ernesto Pitaluga, definió como “un hito más de este proyecto de producción lechera que sigue cumpliendo objetivos”.
La historia que se iniciara a principios de los años 2000 con un tambo que contaba con unas 1.500 vacas y que ya en ese momento soñaba con la meta actual, no ha dejado de crecer.
En un acto sencillo, en medio del viento y la tierra, frente a una obra civil de magnitud y de significancia gigante, con la presencia del gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro; de sus ministros de Ambiente y Desarrollo Productivo, Enrique Estévez y Gustavo Puccini, respectivamente, junto al director Nacional de Lechería, Sebastián Alconada, se dejó inaugurado el segundo biodigestor.
Fue Sebastián Cardinali como responsable de este espacio productivo quien además de contar su recorrido profesional en la empresa, de dos décadas, repasó el crecimiento de los tambos desde 2007, con la primera instalación de tres mil vacas y la primera sala rotativa de ordeño, un segundo tambo en 2012 para 3.800 animales, se llegó en 2017 al primer biodigestor que permitió durante estos años la generación de 1,4 Megas de generación energética, además de mejorar la utilización de los desechos del tambo como biofertilizantes. Hay que tener en cuenta que con tres limpiezas diarias de los galpones y tres ordeños, los desechos son un material valiosísimo.
La anexión de los últimos dos tambos entre 2018 y 2020 para llegar a 14.500 vacas en producción los determinó a desarrollar el segundo biodigestor que hoy permite volcar a la red un total de 3,4 megavatios de energía eléctrica, luego de cumplir el ciclo fermentación de los desechos generados por la limpieza de los galpones, del estiércol de los animales que de las lagunas pasan a los cuatro módulos donde reciben calor, permitiendo así aportar la sistema eléctrico nacional, pero a la vez reutilizar los desechos líquidos por un lado y los sólidos por otro, de una mejor manera.
Para Mariano Bosch, CEO de Adecoagro, este evento fue una manera de “sentir un sistema sustentable de producción”, por todos los presentes en el evento, que incluyeron trabajadores de la empresa, sus familias, amigos, clientes y proveedores de la firma.
Según él, el del tambo y todo su ciclo productivo, “es el trabajo más exigente que conozco”.
Los funcionarios santafesinos estaban exultantes: “Esta es la muestra que todo lo que podemos proyectar para la provincia es posible”, dijo Estévez aludiendo a los negocios y la producción que se hace “pensando en el futuro”, porque “el modelo de desarrollo sustentable es posible”.
Este nivel de inversión a largo plazo, de planificación lo hizo concluir a Puccini que “Adecoagro es todo lo que está bien, porque confirma un modelo posible de desarrollo”, en el que “hacer bioeconomía marca el futuro”.
El Gobernador Pullaro se lleva este ejemplo para seguir apuntalando al sector privado, para mostrar su provincia como la más productiva, no sólo la “invencible”, sino “la más productiva”, para apuntalar a la Nación.
“El mes próximo vamos a ir a acordar a Córdoba que país queremos, pero a una agenda económica y política tenemos que agregar todo el sistema productivo”, entendiendo que con incentivos las posibilidades se multiplican y expanden.
Con el corte de cintas el acto había cumplido su cometido y los aplausos surgieron para reconocer la tarea de decenas de personas que hicieron posible esta realidad, la que figura en los envases de los productos la de una “leche con impacto positivo”.
En una charla exclusiva con Bichos de Campo, Mariano Bosch reconoció que “es central el negocio lechero, porque aprovecha la competitividad natural que tenemos como país, de aprovechar la combinación de suelo y clima. De alguna manera nosotros estamos potenciando algo que ya tenemos y transformando proteína vegetal en proteína animal”.
Adecoagro hizo todo bien, pero perdió un dineral con el negocio lácteo ¿Qué pasó?
Presumiendo de alguna manera al equipo de trabajo y los logros argumenta estar “agregando muchísimo valor a todo el sistema productivo, eso genera desarrollo del interior del país y eso se puede hacer porque existe gente capacitada”.
Es así que “nosotros tenemos acceso al capital, a fondos, pero eso se da porque mucha gente muestra la capacidad de emprender”, cada uno desde su lugar y en la mayoría de los casos con muchísimos años dentro de la empresa, con lo cual se demuestra que ese valor humano es clave en el progreso y expansión.
Hombres y mujeres todos los días están sobre esta producción que Adecoagro exhibe y transforma de materias primas a lácteos, no sólo para el país, sino llegando a más de 14 naciones en todo el mundo.
Darle lugar a muchas personas, con sus diferentes niveles de capacitación y capacidades es lo que es un “orgullo”, para su responsable máximo, pero también para el resto de la compañía en argentina que hoy pone a la lechería en el peldaño más elevado,