Científicos de la Universidad de Arkansas (EE.UU.) acaban de confirmar la resistencia de Amaranthus Palmeri a glufosinato de amonio.
Si bien los biotipos resistentes se detectaron sólo en dos condados de Arkansas, es probable que las tareas de cosecha dispersen la resistencia a otras áreas. También pueden aparecer espontáneamente otros biotipos resistentes ya que la presión de selección sigue siendo alta.
La noticia llegó a la Argentina mientras las empresas semilleras se preparan para el lanzamiento comercial de la soja tolerante a glufosinato en 2022, cuyo nombre comercial es Enlist y cuenta además con tolerancia glifosato y 2,4-D.
Desde la Red de Manejo de Plagas de Aapresid (Rem) advirtieron, por medio de un comunicad, que, para no repetir la historia del glifosato en los 90’, es fundamental aplicar desde ahora estrategias de manejo integradoras y que apunten al uso criterioso de las herramientas químicas.
Por suerte en Argentina todavía no tenemos el mismo nivel de presión de selección al herbicida, y por el momento, sólo contamos con maíz resistente a este activo. Así, la posibilidad de aparición de resistencia todavía es baja.
Pero desde la Rem de Aapresid remarcaron que, para que eso se mantenga, es el momento de tomar todos los recaudos para reducir la presión de selección: rotación de cultivos, de principios activos con distintos modos de acción, inclusión de cultivos de servicios, limpieza de las cosechadoras, eliminación de manchones y/o escapes de forma manual o con aplicaciones dirigidas, monitoreo periódico de lotes, siembra sobre lotes limpios y aplicación de dosis de marbete.
A ese se le deben sumar medidas culturales como el ajuste de la densidad y distanciamiento entre surcos de cultivos para mejorar su habilidad competitiva, adelanto de la fecha de siembra, fertilización localizada cerca del cultivo, uso de cultivares con estructuras más competitivas, entre otros.
El glufosinato es un herbicida de origen natural producido por la bacteria S. viridochromogenes, de contacto con cierta acción sistémica y que en Argentina está aprobado para su uso en maíz, soja y algodón, cultivos a los que se incorporó el gen de resistencia.
Lanzado al mercado a inicios de los 90’, el glufosinato de amonio no fue un herbicida muy utilizado hasta que aparecieron las primeras malezas resistentes a glifosato. La presión de selección de este herbicida se acentuó en el 2007 con la aparición de A. palmeri resistente a glifosato en la zona algodonera del sur de EE.UU., y más aún, con la de genotipos de algodón tolerantes a glufosinato en resistencias apiladas con otros herbicidas, que permitían aplicaciones postemergentes sucesivas para controlar las distintas cohortes de la maleza.