El trabajo de un veterinario en el campo no conoce de domingos ni feriados. La cesárea de una vaca no se puede posponer por lluvia y un ternero con signos de intoxicación no se puede atender el próximo día hábil. De eso sabe mucho el entrerriano Manuel Martínez y no se queja. No sólo porque le gusta sino también porque le da una excusa para recolectar material didáctico para publicar en sus redes.
“Vet.manuelmartinez” es el nombre que tiene en su cuenta de Instagram –y recientemente también en Tik Tok- este veterinario de la localidad de Victoria, que ya está por llegar a los 22.000 seguidores.
¿Alguna vez pensó en ser influencer? Probablemente no, pero ese resultado colateral que se dio luego de buscar alternativas para conectar con sus alumnos en pandemia sí que le dio resultados. Al cabo que el que no se arriesga no gana.
“Yo estoy todo el día con esto. No tenía la posibilidad de compartirlo con la gente porque es un mundo muy distinto al que se imaginan. Prendió mucho en redes porque ni siquiera mis amigos sabían lo que yo hacía exactamente”, contó Manuel Martínez a Bichos de Campo.
Los primeros contenidos estaban destinados casi en su mayoría a sus alumnos del terciario agropecuario en el que enseña, ya que durante los inicios de la pandemia no podían salir al campo a hacer las prácticas de forma frecuente.
“Yo los remitía a algún libro, texto o plataforma dónde había material y no lo buscaban, no les copaba. Lo empecé a subir en redes, a las mismas aplicaciones que ellos usan, y se logró un poco de curiosidad”, recordó el veterinario.
Además del contenido técnico, la cuenta logró empatizar con los más jóvenes a partir del uso de recursos del mundo digital como videos y memes, que invitaban al espectador a través del humor. Eso se fue complejizando a medida que empezaron a aparecer en el radar estudiantes universitarios de distintas provincias, colegas veterinarios y hasta otros profesores.
Y para asegurarse el interés, Martínez no sube casos completos a las redes, acompañados de una biografía o gran descripción como suele estilarse. Lo que hace es publicar casos cuidando de no develar el final, para invitar al debate y a las preguntas. Es a través de los vivos de la plataforma en la que luego resuelven el misterio de forma colaborativa.
“No damos la respuesta hasta el último minuto del vivo. En los últimos que hicimos llegue a tener entre 600 y 700 personas conectadas. Yo lo muestro como una visita a la ferretería. A quien le interese después puede profundizar”, señaló el veterinario.
“Si bien hablo de cosas complejas trato de simplificarlo para que todos lo entiendan. Es súper difícil abarcar a todos porque un vivo puede ser muy interesante para un colega y muy complejo para un estudiante o paciente de campo. Lo más importante es tratar de contarlo con palabras sencillas”, agregó.
A medida que las salidas al campo se fueron retomando, Martínez aprovechó para sumar a su cuenta contenido que genera a partir de las visitas de sus alumnos. Además de recibir estudiantes de quinto año de la Universidad Nacional del Litoral, como parte de un programa de pasantías de la Facultad de la que también es ayudante graduado de cátedra, jóvenes de otras universidades del país arreglan citas para conocerlos y trabajar unos días con él.
Luego de tachar de su currículum la profesión de veterinario y docente, Martínez es también productor lechero, en un tambo que maneja junto a su familia. Ese trabajo, que también queda plasmado en sus redes, se destaca por mostrar una forma de crianza de los animales distinta. Algunas vacas lo abrazan, otras lo corretean hasta que se sube a la camioneta. ¿Martínez es también un gurú de los bovinos? Sus videos darían cuenta de que sí.
-¿Cómo llegaste a formar ese lazo con los animales?– le preguntamos.
-Hemos trabajado mucho con mi viejo, que también es veterinario, porque sabemos la importancia que tiene el cuidado y la mansedumbre de los animales. Desde que son chiquitas son criadas mansas y ponemos a la gente más responsable y dedicada en todas las etapas de la cría y la recría. Lo empecé a subir porque realmente me sorprende, no veo otros campos donde se tenga esa mansedumbre y creo que se puede lograr con poco.
Estas formas de crianza y sus beneficios son cosas que este entrerriano también comunica dentro del sector. “Nosotros no tenemos ni la mejor genética ni las mejores instalaciones a comparaciones de otros y producimos más que otros tambos de la zona. Eso es en parte el bienestar físico pero también el psicológico. La vaca particularmente por naturaleza es desconfiada y gregaria. El hecho de que un animal de otra especie le genere confianza significa que siempre la han tratado bien”, remarcó.